Seguramente, no es la primera vez que oyes esta palabra. Muchos deportistas hablan de ello, bailarines, músicos… El estado de flow no es otra cosa que la sensación de estar completamente aislado y sumergido en una actividad. Esta sensación está fuertemente unida a una concentración plena. Algunas personas hablan incluso de la palabra trance o de sensaciones como que el tiempo pase más lento y las cosas se muevan despacio a su alrededor.
Para llegar a este estado, la concentración juega un papel muy importante, es la fusión completa entre físico y mente, el pensamiento no da vueltas ni se dirige a otro foco, se mantiene concentrado en la acción que se realiza. El estado de flow no es cosa de unos pocos, seguro que si te paras a pensar, alguna vez lo has sentido. Por ejemplo, leyendo o pintando… realizando actividades que requieren de toda tu atención, hasta tal punto que no te das cuenta si alguien a tu lado te habla. Pero no sólo la concentración es necesaria para llegar a un estado de flow, también el disfrute sin condiciones de la actividad que se está realizando.
¿Qué caracteriza al estado de flow?
El psicólogo Csikszentmihalyi estableció algunos de los componentes de la experiencia del flow:
1- El disfrute de una actividad es perfecto cuando la dificultad que presenta esa actividad está en equilibrio con las habilidades personales. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la actividad no puede ser ni demasiado fácil ni demasiado difícil. Ni aburrirnos ni frustrarnos. No hablamos ya de la dificultad que implica tocar un instrumento, sino de la dificultad de la obra o ejercicio elegido.
2- El estado de flow implica una concentración tal que la persona siente que sus pensamientos fluyen de manera tranquila y expontánea. La persona que disfruta de este estado se concentra en un campo limitado y concreto y es absorbida por la actividad que realiza, mental y físicamente.
3- Las metas de la persona que experimenta el flow son muy claras.
4- La sensación de que “lo estás haciendo bien” es inmediata y no te cabe duda de ello si estás en estado de flow. No necesitas esperar que alguien desde fuera te diga que tu actuación ha sido un éxito. Mientras tocas, lo sabes.
5- En el momento de flow, no hay ningún otro pensamiento que tenga cabida en tu cabeza más que la actividad que tienes entre manos. No funciona ni la memoria, ni se perciben los estímulos externos.
6- Existe un sentimiento de control total sobre la situación.
7- Se deja de pensar en uno mismo. Algunas personas describen esta situación como si no tuviesen ego. Junto a esta sensación, viene la sensación de fusión con el entorno, en nuestro caso, con el instrumento y la música.
8- El tiempo se distorsiona. En general, se percibe más lento y tranquilo, tu mente puede pensar en acciones que pasan en muy pocos segundos y para ti pueden parecer horas.
¿Cómo lograrlo?
Si partimos de las propias características del estado de Flow, podemos entender qué es necesario para experimentarlo mientras tocamos.
- Sentirnos relajados. En un ambiente adecuado y con un estado físico neutral, ni demasiado exaltado, ni fatigado.
- Encontrar el equilibrio entre la pieza que toquemos y nuestras capacidades.
- Tener claros nuestros objetivos.
- Concentrarnos de manera profunda sin pensar más allá del hecho de tocar.
Por último, veamos como ejemplo las declaraciones de un deportista del surf sobre el estado de flow.
“Sé que en algunos deportes se habla de esa zona, la zona donde tu mente viaja, y cuando mejor estás surfeando es precisamente cuando te encuentras en esa zona. Ahí estás sólo. Este eres tú, el viento, las olas, la sal en tus labios y la sensación al chocar contra las olas. No hay nada más. No hay nada más en tu cabeza. No hay nada más que importe. Por un momento, el tiempo se detiene y eres capaz de controlar aquello incontrolable porqué todo acontece lentamente y es entonces cuando estás surfeando mejor. Todo es como…es tu momento de ir y miras a tu alrededor y puedes ver las variaciones de la cara y de la superficie de las olas y es todo como si fuera muy lentamente hacia ti”
RECOMENDAMOS LEER: Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad, de Csikszentmihalyi