Yann Tiersen es el autor de la música de la entrañable película Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain), una de las más exitosas de la historia del cine francés. Durante los próximos días, la banda sonora completa estará en el widget de la columna de la derecha de esta misma página.
La más famosa de las 20 piezas musicales que conforman esta banda sonora es sin duda La Valse d’Amélie, con la que el compositor realza el clima onírico y fantástico de la historia y de las imágenes, gracias a una excelente elección del ritmo de danza, de los timbres y de las repeticiones.
En el arreglo para flauta dulce que he preparado para mis alumnos y alumnas, obviamente tenemos que renunciar a uno de estos elementos, el timbre. Pero creo que merece la pena, porque la melodía es muy bonita y estoy convencido de que disfrutarán mucho tocándola.
Hace 39 años fallecía Jimi Hendrix, uno de los más grandes guitarristas de la historia de la música, cuando todavía no había cumplido los 28 años.
Su fama, una auténtica leyenda, sólo en mínima parte se debe a su prematura desaparición. En efecto, su tan breve como intensa aparición en la escena musical marcó el comienzo de una nueva manera de tratar la guitarra eléctrica, de la que supo sacar sonoridades totalmente nuevas: la distorsión llevada al extremo y su combinación con el acople y el wah-wah son sólo los aspectos más evidentes de su incesante investigación tímbrica.
Siendo zurdo, montaba las cuerdas de su Fender Stratocaster al revés de como estaba previsto por sus constructores. Así, las pastillas proporcionaban un timbre más claro a las cuerdas graves y con más cuerpo a las cuerdas agudas. Muy probablemente ésto no haya sido premeditado al comienzo por Jimi Hendrix, quien posiblemente sólo buscaba mayor comodidad al tocar; sin embargo, cuando ya hubiera podido “corregir” este problema y encargar una guitarra construida expresamente para tocarse del revés, siguió utilizando las estándard con las cuerdas invertidas, manteniendo así su personalísimo timbre.
Otro “truco” de Hendrix era la afinación baja, medio o hasta un tono más grave de lo normal. Éste era otro elemento que influía en el timbre, haciéndolo globalmente más cálido, más de blues, y además le permitía un bend más amplio, debido a la menor tensión de las cuerdas.
Una de las actuaciones inolvidables de Hendrix fue su participación en el Festival de Woodstock, en 1969, que cerró tocando 18 canciones, entre las cuales la que tal vez sea la pieza más famosa de toda su obra: Purple Haze.
Esta canción, al igual que muchas otras de las que nos ha dejado Jimi Hendrix, ha sido versionada por numerosísimos músicos, entre los cuales un cuarteto de cuerda estadounidense que se dedica sobre todo a la música contemporánea, el Kronos Quartet.
Con cuatro instrumentos acústicos -dos violines, viola y violonchelo- que estamos acostumbrados a escuchar en música clásica o romántica, sin utilizar distorsión ni efectos electrónicos, los componentes del cuarteto Kronos consiguen recrear una atmósfera que sin duda os sorprenderá.
El Lamento de Dido (When I am laid in earth) es el aria más famosa de la ópera Dido and Aeneas de Henry Purcell, la primera en lengua inglesa, cuyo libreto está basado en uno de los episodios más conocidos de la Eneida de Virgilio. A la vez es una de las páginas más sugestiva de la historia de la música. Tomando ejemplo de la ópera italiana, el más importante de los compositores británicos, del que hoy conmemoramos los 350 años de su nacimiento, hace preceder el aria por un recitativo que relata brevemente la acción: la reina de Cartago, con el corazón desgarrado por la próxima partida de su amado Eneas, provoca su propia muerte para liberarse del insoportable dolor de vivir sin él. Esperando el momento final, tras herirse con la espada sustraída a éste, Dido pide a su doncella que la acompañe hasta la llegada del huesped bienvenido:
Thy hand, Belinda, darkness shades me,
On thy bosom let me rest,
More I would, but Death invades me;
Death is now a welcome guest.
Tras este momento dramático, la protagonista arranca un canto lleno de lirismo, acompañado por un ostinato del bajo cuyo cromatismo proporciona cierta melancolía a ese momento tan trágico, en el que angustia y resignación forman un único sentimiento indefinible.
When I am laid, am laid in earth, May my wrongs create
No trouble, no trouble in thy breast;
Remember me, but ah! forget my fate,
Remember me, remember me, but ah! forget my fate.
Os propongo esta versión, interpretada por la mezzosoprano Stéphanie d’Oustrac acompañada por Les Arts Florissants, por varias razones: con su maravillosa voz, empleando de manera magistral el timbre y la dinámica, la solista alcanza una expresividad conmovedora; el empleo de instrumentos de la época (originales o copias fieles), cuyos timbres son más ásperos, contribuyen a recrear una atmósfera más dolorosa; por otro lado, el vestuario moderno sugiere la intemporalidad de la obra; finalmente, incluye el coro que cierra la escena amplificando la tragedia según la experimentada tradición griega clásica.
With drooping wings you Cupids come,
To scatter roses on her tomb.
Soft and Gentle as her Heart
Keep here your watch, and never part.
Berlín es una ciudad rica en museos. Algunos de ellos son famosísimos en todo el mundo por contener obras de arte o piezas arqueológicas de primera magnitud. Es el caso del Pergamonmuseum -con el Altar de Zeus de la antigua ciudad de Pérgamo y una de las puertas de Babilonia, la espectacular Puerta de Ishtar- o del Altes Museum, donde está expuesto provisionalmente el busto de la reina egipcia Nefertiti, la mujer más bella de Berlín, a la espera de la reapertura del Neues Museum, prevista para el próximo otoño.
Además de estos espectaculares museos, que, junto con el Bode-Museum y la Alte Nationalgalerie, conforman la Museumsinsel, la Isla de los Museos, hay otros, que, aunque sean menos conocidos, también merecen una visita. Entre ellos, desde luego, recomiendo el interesantísimo Museo de Instrumentos Musicales, dependiente del Instituto Nacional para la Investigación Musical, situado en el Kulturforum, en la Potsdamer Platz, a 200 metros de la Philharmonie, sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín, edificio del que se puede realizar una visita virtual.
Este museo posee unos 3200 instrumentos musicales europeos de los últimos 500 años, de los cuales hay expuestos permanentemente alrededor de 800. No voy a escribir sobre los más valiosos, sino sobre dos de los más curiosos: la pochette y la armónica de cristal.
El primero de estos dos instrumentos está totalmente en desuso; en realidad nunca se llegó a utilizar en concierto sino sólo durante los ensayos de danza, siendo conocido en Alemania como Tanzmeistergeige, literalmente “violín del maestro de danza”. En España, al igual que en muchos otros países, se conoce con el nombre francés, pochette, o como violín de bolsillo. En efecto, este instrumento de cuerda frotada tiene mucho parecido con el violín, siendo la diferencia principal su tamaño muy reducido y la forma muy alargada de su caja de resonancia, lo que permitía al maestro de danza guardarlo en el bolsillo mientras ilustraba los pasos y sacarlo para marcar el ritmo sin perder el tiempo. El predominio del nombre francés se debe a que fue en las cortes de Francia de los siglos XVII y XVIII donde ese instrumento tuvo mayor difusión.
La armónica de cristal es un instrumento idiófono frotado. La postura y los movimientos del ejecutante recuerdan a muchos instrumentos de teclado; pero en este caso el intérprete, en vez de pulsar unas teclas, roza con sus dedos humedecidos el borde de unos cuencos de cristal, ordenados según su tamaño (y, por consecuencia, altura). Estos cuencos son atravesados en el centro por un eje que gira como un torno, accionado por un pedal (un mecanismo parecido a las antiguas máquinas de coser). El resultado es un sonido muy claro y a la vez aterciopelado, tan penetrante como para llegar a ser considerado peligroso para la salud mental y hasta ser prohibido. Más recientemente se ha formulado la hipótesis que los disturbios acusados por varios ejecutantes de este instrumento podrían haber sido causado por saturnismo, es decir una intoxicación por la absorción del plomo contenido en dosis muy altas por el cristal de fabricación antigua.
La armónica de cristal fue inventada en 1762 por Benjamin Franklin, más famoso por otras invenciones, especialmente por el pararrayos. Mozart, que entonces tenía 6 años, llegó a conocerla pocos años después y nos dejó una de las páginas más sugestivas que hayan sido escritas para este instrumento.
Viajar a Berlín a comienzo del mes de agosto tiene varias ventajas: poca gente, poco tráfico, un clima estupendo, en fin, una ciudad muy vivible y acogedora. Pero también tiene un inconveniente: la actividad musical, muy intensa y de altísimo nivel durante el resto del año, sufre un brusco parón. Todas las orquestas de la capital alemana paran su actividad por el descanso veraniego de sus componentes, empezando por la prestigiosísima Berliner Philharmoniker, una de las más famosas del mundo, tanto que no necesita presentaciones, la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín, especializada en música del siglo XX, la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín, que nació en 1946 como orquesta sinfónica del sector americano de la ciudad ocupada, y la Konzerthausorchester Berlin, hasta hace pocos años Orquesta Sinfónica de Berlín, que con el cambio de denominación queda definitivamente vinculada a la homónima sala de conciertos situada en la celebre plaza Gendarmenmarkt.
Tampoco hubo suerte con la ópera: de vacaciones también los tres principales teatros y compañías berlineses: la Staatsoper, la Deutsche Oper y la Komische Oper.
Afortunadamente tuve la posibilidad de asistir a dos conciertos que formaban parte del programa del Berlin International Music Festival, que tuvieron lugar en dos de las más emblemáticas iglesias de Berlín: la Catedral de Berlín y la Iglesia Memorial del emperador Guillermo. En esta última actuaron la violinista Natasha Korsakova y el pianista Simone Soldati, que ofrecieron un programa algo sencillo, sobre todo desde el punto de vista violinístico: parte de este programa era para piano solo (dos intermezzi de Brahms) y además el plato fuerte, la segunda sonata de Prokofiev, fue sustituido en el último momento por una sonata de Boccherini. No obstante, el concierto resultó muy agradable, por la elegancia de la interpretación de estos dos excelentes músicos.
El otro concierto fue realmente impresionante: la orquesta que actuaba, la Deutsche Streicherphilharmonie, estaba compuesta enteramente por jóvenes que aparentaban tener entre los 13 y los 20 años aproximadamente. Sin mirarles no era posible distinguirles de una orquesta de músicos adultos. Su afinación era impecable y su sonido fascinante; con la sonrisa en los labios, los jóvenes músicos seguían con extrema precisión el gesto del director, Michael Sanderling, consiguiendo en todo momento una gran expresividad.
También hubo un cambio de última hora en el programa de este concierto, aunque en esta ocasión no afectó a la obra estrella: el Concierto para violín en mi menor de Mendelssohn interpretado magistralmente por Remus Azoitei, quien hizo muestra de una fabulosa facilidad técnica y de una intensa expresividad. El currículum de este violinista rumano es realmente impresionante, tanto por sus estudios (Juillard School, con Itzhak Perlman, entre otros) como por sus colaboraciones, entre las que destaca el doble concierto de Bach interpretado junto con Nigel Kennedy:
Y a continuación tenemos otra actuación muy interesante de este excelente violinista, el primer Concierto de Dmitri Schostakovich, con el cual aprovecho para recordar a este compositor, fallecido hace exactamente 34 años.
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