Día Internacional del Jazz

Foto: UNESCO

Foto: UNESCO

El próximo miércoles es el Día Internacional del Jazz. Este año, la sede principal de este evento, proclamado por la UNESCO para los días 30 de abril de cada año desde finales de 2011, será la ciudad japonesa de Osaka, pero en todo el mundo habrá acontecimientos para celebrar este género musical que, en palabras de Irina Bokova, Directora General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, “es una encarnación del espíritu de la UNESCO porque une a las personas y los pueblos, contribuyendo a la edificación de la paz y al fomento de la tolerancia y comprensión mutuas. Además, sus melodías han acompañado las luchas contra el racismo y en pro de la democracia para conseguir cambios positivos en nuestras sociedades”.

La importancia musical y extramusical de este día está aún más clara en la web de la ONU, en la que hay una lista de justificaciones a esta celebración:

  •     El jazz rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia.
  •     El jazz es una forma de libertad de expresión.
  •     El jazz simboliza la unidad y la paz.
  •     El jazz reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades.
  •     El jazz fomenta la igualdad de género.
  •     El jazz refuerza el papel que juega la juventud en el cambio social.
  •     El jazz promueve la innovación artística, la improvisación y la integración de músicas tradicionales en las formas musicales modernas.
  •     El jazz estimula el diálogo intercultural y facilita la integración de jóvenes marginados.

La misma página finaliza explicando también el objetivo principal de esta jornada:

La celebración de esta jornada tiene como objetivo sensibilizar al público en general sobre las virtudes de la música jazz como herramienta educativa y como motor para la paz, la unidad, el diálogo y el refuerzo de la cooperación entre pueblos. Los gobiernos, las instituciones educativas y la sociedad civil que participan en la promoción del jazz aprovechan esta oportunidad para difundir la idea de que el jazz no es sólo un estilo de música, sino que también contribuye a la construcción de sociedades más inclusivas.

En mi aula, durante esta semana y la siguiente celebraremos ese día escuchando y tocando jazz. Terminaremos de aprender When the Saints Go Marching In, en su origen un himno gospel y actualmente también un estándar del jazz, y seguiremos con Summertime, una nana que suena varias veces en la ópera Porgy and Bess de George Gershwin, que ha sido utilizada por innumerables músicos de jazz, entre ellos Ella Fitzgerald (en el siguiente vídeo), hasta volverse también un estándar de este género.

A continuación, la partitura que he arreglado para flauta dulce, a partir de la melodía de Gershwin y la versión pianística de Beryl Rubinstein, disponible en la Biblioteca Musical Petrucci, ese fantástico proyecto que reúne un enorme cantidad de partituras de dominio público.

¡Cambiemos de música!

En el día de su quinto cumpleaños, este blog se quita la camiseta de la marea verde, que vistió hace un año para reivindicar el derecho del pueblo español a una escuela pública de calidad, porque se le ha quedado pequeña y se viste de rojo y negro para recordarle cada día a su autor y a sus lectores y lectoras, que además de por el derecho a la educación hay que luchar por más derechos que nos están siendo arrebatados por un gobierno corrupto y traidor, arrodillado (al igual que la principal fuerza de la oposición) delante de un poder financiero desalmado que no duda en violar masivamente los derechos humanos más básicos para enriquecerse más y más.

Tenemos que seguir luchando por una excelente educación pública ―porque todos los niños y niñas tienen que disponer de las mismas oportunidades para desarrollar su talento― pero también por un excelente servicio sanitario público y universal ―porque nadie tiene que sufrir o morir por no tener dinero para curarse―, por el derecho a la vivienda, a un trabajo digno y justamente remunerado, a expresarnos libremente, a la justicia igual para todos y todas, a la cultura, …

Los atropellos a todos estos derechos son tantos, en España y en otros países igualmente maltratados por la codicia de unos pocos, que están llenando a diario los medios de comunicación con imágenes desoladoras. La que ha marcado mi día de hoy ha sido la de los músicos de la orquesta de la televisión pública griega, cerrada a cal y canto sin preaviso, forzando la ejecución de un Finale que no estaba en la partitura.

La Orquesta y el Coro de RTVE, que están avisados, ya han empezado la ejecución de su propia Suite trágica, tocando el Preludio hace pocos días en al Plaza de Oriente de Madrid.

Sabemos muy bien cómo sigue la partitura que los malvados quieren obligarles a tocar, por eso es necesario quitarla de los atriles y romperla en mil pedazos. Ellos tienen instrumentos muy ruidosos y molestos, pero nosotros somos más… ¡unámonos y cambiemos de música!

Un corto recortado

Un corto recortado es el título de un cortometraje que realmente merece la pena difundir por el mensaje que transmite y por lo bien que está hecho.

Ha sido realizado por el profesorado y el alumnado de un colegio público de Primaria, más exactamente del CEIP Vicente Ferrer Ramos de Valderrobles, en Teruel, para provocar la reflexión sobre los efectos nefastos que está causando esta injusta política de recortes y sobre cómo puede llegar a ser la escuela pública en un futuro muy cercano si el Gobierno no cambia totalmente su actitud.

Nada más me queda felicitar a toda la comunidad educativa de este colegio por su esfuerzo y compromiso ―sobre todo a los y las que aparecen en la pantalla con su estupenda interpretación― y de manera especial al maestro que ha impulsado y guiado esta fantástica labor, Lorenzo Latore, por dirigir, grabar y montar la película, además de componer la música.

¡Enhorabuena y gracias!

Escuela Pública: de tod@s para tod@s

Visto en el blog de Con Ética Editorial.

Auld Lang Syne

¡Arde maldito, arde!

¡Arde maldito, arde! (Foto: Benjamín Pérez)

Ha llegado el momento de despedir este 2012. Esta noche en muchos lugares del mundo, sobre todo en países angloparlantes y progresivamente del este hacia el oeste, la gente irá entonando Auld Lang Syne, una antigua melodía tradicional escocesa sobre un poema que en 1788 el poeta Robert Burns dijo haber transcrito de la memoria de un anciano y que empieza con una pregunta: ¿es justo olvidar a las personas conocidas en el pasado?

Es obvio que se trata de una pregunta retórica: somos lo que somos gracias a las personas con las que hemos compartido parte de nuestras vidas, que han estado cerca de nosotros en cualquier circunstancia, ayudándonos, apoyándonos y animándonos, haciendo más llevaderos los momentos malos y más felices los buenos. En pocas palabras: las personas que nos han querido y que siguen queriéndonos a pesar del tiempo o del espacio que nos separan.

Entre estas personas tengo la suerte de contar con una pareja de amigos, Benjamín y Piluca, que en este momento están justamente en Escocia, así que estoy seguro de que cuando lleguen las 12 de la noche de allí cantarán Auld Lang Syne junto con su hijo, su nuera y la familia de ésta. En ellos estaré pensando una hora después de comer las uvas. Happy Hogmanay, my friends!

Hay infinidad de versiones de esta canción, tantas que es difícil elegir una: sólo para hacernos una idea, entre los que han grabado su interpretación, casi siempre en directo, están Jimi Hendrix, Rod StewartAretha Franklin y Billy Preston, Frank Sinatra y Dean Martin.

También hubiera podido poner la versión tradicional para gaita escocesa, pero finalmente he preferido una escena de la película de Frank Capra ¡Qué bello es vivir!, porque a pesar de sus 66 años es de tremenda actualidad. Desafortunadamente, la analogía de este filme con la vida real no siempre incluye el final feliz -que más bien es algo excepcional- pero sí podemos mantener viva la esperanza al ver que hoy en día hay cada vez más demostraciones de solidaridad entre la gente humilde que intenta contrarrestar la maldad de los ricos abusones como el Mr. Potter de la película, quien no deja de ser un ingenuo diletante comparado con ciertas especies de especuladores codiciosos y de políticos corruptos que tanto abundan en este país.

He preparado un arreglo para flauta dulce pensando en mis alumnos y alumnas: quizás sea un poco precipitado para que la aprendan, aunque estoy seguro de que si le dedican un ratito conseguirán tocarla esta noche, pues es relativamente sencilla ya que utiliza la escala pentatónica (fa, sol, la, do, re) en un ámbito limitado a la primera octava más el re agudo.

Con estas pocas pero sinceras notas, os deseo un muy feliz 2013.

¡Feliz cumpleaños, maestro Barenboim!

Daniel Barenboim

Daniel Barenboim, by Ecemaml (CC BY-SA)

Mi ideal de artista es una persona comprometida con los demás, una persona que posee, además de unas grandes cualidades técnicas y estéticas que le permiten transmitir a los otros sus propias ideas y sentimientos, también una inmensa empatía para experimentar lo que siente el otro, su felicidad y su dolor, sus anhelos y sus miedos.

Daniel Barenboim es un maravilloso ejemplo de gran artista. En palabras de Edward Said: “es una persona capaz de entender y experimentar el sufrimiento de los demás, deseoso de hacer ese gran esfuerzo, aunque sea realmente muy duro, especialmente cuando uno sabe que es vulnerable, porque el sufrimiento no es monopolio de nadie.”

Dos grandes mentes, dos grandes corazones, dos grandes personas, Barenboim y Said se unieron para realizar un proyecto en el cual se complementaban de manera perfecta: uno judío y el otro palestino, uno músico y el otro filósofo, pero sobre todo ésto dos grandes filántropos buscando, a través de la música, la única vía para conseguir una solución a los problemas de convivencia del ser humano: el conocimiento recíproco. Nació así en 1999 la West-Eastern Divan Orchestra, compuesta exclusivamente por jóvenes mediorientales.

Es muy fácil decir que la música rompe barreras o que amansa a las fieras, pero que nadie crea que es fácil sentar en el mismo atril de una orquesta a dos personas que han sido educada para un recíproco odio atávico, a las que han transmitido la idea de que el otro es un ser desalmado cuyo mayor deseo es hacerle mucho daño a ellos y sus familias o incluso han experimentado directamente el sufrimiento de la violencia, el miedo del terrorismo (de ambos bandos) o la humillación del castigo inmerecido. Es muy difícil, sin duda.

Sin embargo, Barenboim cuenta que “este proyecto destruyó de golpe los clichés vacíos que tenían estas personas”, que han llegado a sentir no sólo el respeto debido al excelente músico que tienen al lado, sino auténtica admiración hacia personas que ni siquiera imaginaban que pudieran existir en ese país tan profundamente odiado.

Tanto las dificultades como los logros se entreven en el documental Knowledge is the Beginning, galardonado con el Emmy al mejor documental sobre arte de 2006. Os aconsejo vivamente que lo veáis, al final de esta entrada, sin que os desanime la necesidad de leer los subtítulos en español, pues el audio está en inglés, alemán y judío, pues está lleno de testimonios muy emotivos de varios jóvenes músicos. El más elocuente está relatado por el mismo Barenboim, quien cuenta cómo una chica de Ramallah, muy emocionada, le agradeció repetidamente su presencia allí diciendo “You are the first think that come from Israel that I see that is not a soldier nor a tank” (usted es la primera cosa que viene desde Israel y que veo que no es un soldado o un tanque).

Se puede odiar o recelar de manera tan fuerte sólo algo que se desconoce por completo o hacia lo cual se tienen prejuicios tan fuertes que impiden conocer más allá de la superficie. De nuevo cito a Said, en su discurso de agradecimiento por el premio Príncipe de Asturias de la Concordia que compartió con Barenboim: “La ignorancia no es una estrategia para la supervivencia sostenible”. Sin duda, el conocimiento es el comienzo.

Barenboim, al ser preguntado sobre el carácter político de la West-Eastern Divan Orchestra, lo niega -quizás porque lamentablemente hoy en día la palabra política ha adquirido un valor muy negativo debido a la corrupción de muchos de los que se dedican profesionalmente a ella-, afirmando: “hago lo poco que puedo, es mi profesión, soy músico. No es política, es empatía”. Ciertamente, tanto su proyecto como su persona desbordan música y empatía, además de modestia, pero en esto disiento con él: sí es política, la política que me gusta, la que se hace pensando en las personas -algo que necesitamos tanto como el agua-, la que se hace con coherencia y valentía, aunque pueda provocar situaciones incómodas, como la que se puede ver casi al final del documental con la ministra de Educación de Israel.

La orquesta, que empezó sus andanzas en Weimer (Alemania), a partir de 2002 se estableció en Sevilla, abriendo sus puertas también a músicos españoles. La razón por la que se eligió Andalucía, tal como afirman los autores del proyecto, es que el sur de España ha sido el único lugar de la historia donde la convivencia entre árabes, judíos y cristianos funcionó durante varios siglos, una herencia de la que tenemos que estar orgullosos y no dejar de sentir y asumir la responsabilidad.

Daniel Barenboim cumple hoy 70 años.

Para él van mis más sinceras felicitaciones y mi más profunda admiración.