Es muy sencillo: verás una imagen muy representativa de la película, y tienes que pulsarla en función del autor de la música que se te pide:
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Es muy sencillo: verás una imagen muy representativa de la película, y tienes que pulsarla en función del autor de la música que se te pide:
La afinación es una de esas cuestiones que nos obsesiona a los músicos de cuerda y no podía dejar de dedicarle un artículo. Aunque parece que sólo hay una opción de tocar una nota afinada, existen matices, como leeréis más adelante; aparte de las propias variaciones (para remarcar modos menores o mayores por ejemplo) que la expresividad nos puede indicar, del vibrato, los portamentos, etc., además existen diversos tipos de afinación: pitagórica, justa y temperada. Si ya os estáis empezando a agobiar no lo hagáis, porque eso es sólo un concepto teórico que viene bien conocer, pero que no es necesario pensar en él a la hora de practicar y ejercitar nuestra afinación.
Mejorar la afinación es una labor de oído y dedos, por eso las plantillas o marcas que a veces se colocan sobre el mástil del violín, aunque puede guiar al principio, también retrasan un trabajo que debemos realizar cuanto antes.
A los que pensáis que tenéis ya una afinación perfecta os recomiendo este ejercicio: toca muy lentamente cualquier melodía o escala con un afinador electrónico o “app” de samartphone, encendido. Puede que te lleves alguna sorpresa.
El siguiente artículo es un extracto de un trabajo publicado por el violinista Ernesto Correa, del que lamentablemente no conozco demasiado, pero creo que es bastante interesante y completo. Los ejercicios finales para mejorar la afinación parecen poco gratificantes, pero vaya, creo que un buen trabajo de estudio estaría formado por un 50% de lo que nos gusta y motiva y un 50% de lo que nos cuesta y resulta difícil, porque nunca debemos quedarnos en nuestra “zona de comodidad”.
Uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos los violinistas es la afinación. Para tocar afinado debemos enseñarle a los dedos a localizar su posición exacta. El oído nos ayudará enormemente en esta tarea. En este artículo también hablo de los distintos tipos de afinación, su empleo y planteo ejercicios prácticos para su estudio diario.
1. Referencias para una buena afinación.
Dos elementos configuran una buena afinación:
- El sentido del tacto.
- La combinación con el oído.
Los dedos son como personas ciegas que se guían en su existencia sin vista tocando objetos que marcan su camino de un lado a otro.
Esto es lo que ocurre al tocar el violín. Desde que comenzamos a estudiar violín la mano va aprendiendo progresivamente a orientarse por sí misma, es decir, a encontrar la posición correcta por el tacto del mango. Los dedos aprenden a asumir a través del tacto su extensión y posición correctas. La principal ayuda de guía y control es el oído. Cuando cambiamos de posición, la mano busca una nueva posición sobre el mango del instrumento. La actividad muscular necesaria para que la mano encuentre su nueva posición se centra en la concentración o extensión del ángulo del codo, junto con el movimiento hacia dentro o hacia fuera del propio brazo. La flexión de la mano por la muñeca en ocasiones complementa, y en otras reemplaza.
Debemos conseguir la habilidad de preparar mentalmente el movimiento y pensar la afinación del sonido que deseamos obtener para que los dedos vayan automáticamente al lugar adecuado de las cuerdas con precisión. Hay una serie de factores que ayudan a mejorar la afinación como la fijación del marco de la mano, es decir, la colocación básica de los dedos primero y cuarto sobre el intervalo de octava en cualquier posición. Dentro de este marco de octavas los dedos segundo y tercero tienen dos posiciones una cuadrada y otra alargada. Por ejemplo, en la octava de Mi a Mi en la primera posición, sobre las cuerdas Re y La, el segundo dedo adopta una forma cuadrada sobre el Fa natural y el Do natural, y alargada sobre el Fa sostenido y Do sostenido.
La forma básica de la mano”el marco de la mano” debe ser siempre la misma en todas las posiciones.
Algunos de los ejercicios que ayudan a mejorar la afinación propuestos por Galamian consisten en dejar el cuarto dedo puesto mientras tocamos una escala, de esta manera mientras tocamos la escala la mano adquirirá la posición del marco de una octava o posición base de la mano.
En las posiciones más graves, el doble contacto lo aportan el pulgar y el lateral del primer del dedo cada uno de los cuales tocan el lado correspondiente del lado del instrumento. Todo aferramiento de la mano izquierda constituye un impedimento para alcanzar la necesaria soltura técnica por esto debemos rozarlo suavemente.
Cuando vibramos en pasajes expresivos la mano puede prescindir del doble contacto, manteniendo sólo el pulgar en el mango.
De esta manera la mano podrá oscilar libremente produciendo un vibrato adecuado.
A partir de la quinta posición el pulgar y la mano entran en contacto con diversas partes del instrumento. El violinista tiene que ser capaz de ajustar instantáneamente durante la ejecución de un concierto la afinación. Uno de los métodos más idóneos es por medio del vibrato.
Como afirma el gran pedagogo del violín Iván Galamian los principales factores en una afinación correcta son:
- El sentido del tacto, altamente desarrollado en lo que se refiere a la localización y a la distancia
- Guía y control por parte del oído
- Aplicación correcta y espontánea del marco (la forma básica de la mano al tocar el intervalo de octava)
- La capacidad de realizar ajustes instantáneos de la afinación para hacer frente a los requerimientos musicales de cada momento.
Existen tres tipos de afinación:
- Afinación pitagórica
- Afinación justa
- Afinación temperada
La mayor parte del tiempo utilizamos la afinación pitagórica, la cual empleamos para tocar melodías y escalas. La afinación pitagórica solo será comparada con los intervalos perfectos: unísono, cuartas, quintas y octavas.
La afinación justa es empleada para la ejecución de dobles cuerdas y para los pasajes de acordes que aparecen en los cuartetos.
La afinación temperada la utilizamos en pasajes en los cuales el piano mantiene una nota larga, que coincide con la que nosotros tocamos.
En la práctica, la afinación justa consiste en semitonos anchos, tonos estrechos, terceras menores anchas, terceras mayores estrechas, la cuarta permanece justa, la cuarta aumentada muy estrecha, la quinta disminuida muy ancha, la quinta inalterable, la sexta menor ancha, la sexta mayor estrecha, la séptima menor muy estrecha, la séptima mayor estrecha y la octava inalterable.
En la afinación pitagórica, la relación interválica será la opuesta a la afinación justa así, encontraremos por ejemplo terceras mayores anchas, sextas menores estrechas…
Por último nos gustaría hacer referencia a la afinación expresiva. Para tocar muy expresivo en algunos pasajes concretos, exageramos la afinación pitagórica, así encontramos terceras mayores muy grandes (anchas) y terceras menores muy estrechas. La afinación expresiva es una de las herramientas musicales más poderosas.
A continuación, mostraremos mediante un cuadro ejemplificativo, el resumen de los tres tipos de afinación, según Chirstine Heman. Los números indican la frecuencia de la vibración en cents. Un cent es la centésima parte de un semitono, sistema de afinación estándar “la 4” = 440 Hz (442 Hz en algunos países).
Pitagórica(Escalas) |
Temperada(Piano) |
Justa(Dobles cuerdas) |
||||
Semitono | 90 | Estrecha | 100 | Media | 133 | Ancha |
Tono | 204 | Ancha | 200 | Media | 182 | Estrecha |
Tercera menor | 294 | Estrecha | 300 | Media | 316 | Ancha |
Tercera mayor | 408 | Ancha | 400 | Media | 386 | Estrecha |
Cuarta | 498 | Inalterable | 500 | Ancha | 498 | Inalterable |
Cuarta aumentada | 612 | Ancha | 600 | Media | 569 | Muy estrecha |
Quinta disminuida | 588 | Estrecha | 600 | Media | 631 | Muy Ancha |
Quinta | 702 | Inalterable | 700 | Estrecha | 702 | Inalterable |
Sexta menor | 792 | Estrecha | 800 | Media | 814 | Ancha |
Sexta mayor | 906 | Ancha | 900 | Media | 884 | Estrecha |
Séptima menor | 996 | Estrecha | 1000 | Media | 969 | Muy estrecha |
Séptima mayor | 1110 | Ancha | 1100 | Media | 1088 | Estrecha |
Octava | 1200 | Inalterable | 1200 | Inalterable | 1200 | Inalterable |
La afinación es el elemento fundamental en la búsqueda de la sonoridad, la claridad y la vibración.
No hay que dejar al oído “conformarse” con algo que está “más o menos” afinado.
Muchas veces confundimos la capacidad de tocar afinado con la capacidad de oír afinado, esto es un malentendido que impide a muchos estudiantes progresar con la afinación. No se entona mal por falta de oído, sino porque no se está en condiciones de oír mientras se toca.
La afinación “perfecta” se define como el arte de formar intervalos exactos entre las notas. Esto implica la coincidencia de dos tipos de oído:
- Oído exterior: es el que habitualmente definimos como “oído”.
- Oído interior: el que no se nombra, el que en numerosas ocasiones es olvidado por los violinistas. Este consiste en reproducir mentalmente el discurso musical mediante la imagen auditiva.
La combinación de ambos nos permite elaborar intervalos. En resumen es el resultado de una concentración que nos permite querer oír exactamente lo que nos disponemos a tocar. Solamente la doble presencia de estos tipos de oído nos permite obtener una afinación cuidada y sutil, por más que se practique la técnica instrumental continuamente. Para tocar afinado “siempre” debemos crear conscientemente circuitos que enlacen los intervalos y los gestos de la mano y el brazo. Podemos hacer referencia de nuevo, al opus 6 de Sevcik, en relación al sistema de tonos y semitonos, ya que en él los tonos y semitonos están elaborados en todas las combinaciones posibles que se pueden dar en el instrumento, y de forma progresiva en lo referente a la complejidad.
Otro punto fundamental y muy importante en la afinación es la correcta colocación del dedo índice en la mano izquierda, ya que este actúa como guía de la mano en sus desplazamientos y el punto de referencia a partir del cual se forman los intervalos.
“La pureza de la afinación en el violín depende en gran parte de la digitación: un mal digitado es con frecuencia motivo de una afinación insegura e imprecisa incluso en los pasajes más sencillos, de la misma manera que obliga a realizar movimientos inadecuados de mano y dedos, tan contraproducentes en la calidad de la afinación en particular y en la expresión musical en general”(Yampolski).
3. Fisiología del tacto
Algunos violinistas dotados de un oído óptimo cometen, no obstante, faltas en la afinación. Este defecto puede tener su origen en el estado deficiente de la elasticidad del músculo, como consecuencia de un debilitamiento ocasionado por un ejercicio forzado. Cuando los músculos trabajan mucho tiempo sufren un acortamiento que en algunos casos puede llegar a contracturas. Este hecho impedirá la flexión y extensión normal de los dedos.
La piel está dotada de nervios sensibles que están contenidas en las papilas de la dermis y se encuentran más desarrolladas cuando es mayor el grado de sensibilidad de una zona determinada. Las yemas de los dedos que entran en contacto con las cuerdas, sirven para la palpación y búsqueda del sonido adecuado. Todos los movimientos llegan por la inconsciencia de su repetición a transformarse en un hábito.
4. La memoria auditiva y muscular
Según López de la Llave y Perez-Llantada, “La memoria auditiva se refiere a poder imaginar los sonidos de una obra, también incluye la capacidad de anticipación del resultado de una pieza por cómo va transcurriendo y la capacidad de realizar evaluaciones mientras se ejecuta la interpretación. La memoria visual consiste en ser capaz de tener imágenes visuales de las partituras. La memoria kinestésica (por ejemplo, la de los dedos, músculos o memoria táctil) se refiere a la capacidad de ejecutar complejos programas motores de forma automática”.
Nos referimos a la memoria muscular, como una forma o tipo de memoria en la que la acción se interioriza mediante la repetición continua de un determinado movimiento o gesticulación que nuestro cuerpo realiza y que los “músculos aprenden”. También se podría definir, desde nuestro punto de vista, como “la memoria que va unida al cuerpo”, en relación a la división cuerpo-mente planteada. Esta memoria “física” entre los músicos es conocida como “memoria de los dedos”.
La repetición continua de cualquier movimiento o acción hace que se convierta en algo rutinario o, mejor dicho, en un hábito. Esta repetición ha de ser siempre un acto consciente para que, una vez interiorizada, se convierta en una acción automática que es la verdadera esencia de la memoria muscular.
La memoria está formada y modificada por un gran número de elementos nerviosos que son los que hacen que ésta funcione. A partir de ellos obtendremos representaciones mentales que formarán los diferentes tipos de memoria. Para ello, debemos organizar estas representaciones mentales, evitando toda rutina. Esto da lugar a una organización perfecta en cuanto a este tipo de memoria, llamada kinestésica. Como curiosidad citaremos que la memoria kinestésica de Niccolò Paganini era excepcional, esta circunstancia también se da en los niños prodigio.
Un estudiante puede desarrollar diferentes tipos de memoria aparte de la muscular, también emplea la memoria auditiva y todos aquellos factores que forman parte de su educación y formación.
En lo que al violinista se refiere, el desarrollo de la memoria kinestésica dependerá, en primer lugar, de la eficacia y frecuencia con que pueda lograrse la representación de la imagen del movimiento en su vista, oído y músculos.
La intensidad de la fijación de dicha imagen en su memoria dependerá en primer término de una causa psicológica: del grado de energía en la atención voluntaria. El profesor debe intentar aumentar esta condición tan importante para mejorar la atención y la respiración, teniendo en cuenta que son fundamentales para el estudiante.
Las horas de estudio y trabajo verdadero son breves. Aunque se empleen muchas horas en un supuesto “trabajo”, desde nuestro punto de vista se asimila menos de una cuarta parte del trabajo realizado. El resto es gasto de energía.
La clave está en crear con la mayor frecuencia posible estos cortos plazos donde la conciencia es la que domina.
El verdadero trabajo sólo es posible cuando se ha preparado de antemano (tranquilidad de espíritu y predisposición).
La profesión del instrumentista implica no solamente una labor intelectual, sino también una labor muscular. Es indispensable eliminar todas las contracciones inútiles que acompañan a los primeros ensayos y que producen la fatiga en los primeros intentos. Muy pocos instrumentistas saben estudiar bien. La rutina muy común de repetir infinidad de veces movimientos mecánicamente erróneos, es una prueba de esta afirmación.
(…)
Para lograr una buena memoria muscular, el mejor método que debemos emplear es el de la repetición, hasta que se convierta en un hábito inconsciente. La repetición es muy efectiva pero también puede ser peligrosa. Se tiene que ser muy consciente de lo que se quiere, y lo que se quiere rechazar. Para ello se debe escuchar muy cuidadosamente, es decir, tener un oído crítico.
“Sólo la práctica perfecta te hace perfecto, la mala práctica te hace peor”.
(Fritz Kreisler)
(…)
5. Ejercicios para mejorar la afinación
Uno de los ejercicios más aconsejable y eficaz para lograr una afinación exacta y segura es el denominado “practicando a 40”.
- Ponemos el metrónomo a 40 y seleccionamos una frase musical a la que le queremos mejorar la afinación.
- Cada pulso del metrónomo corresponde con cada una de las notas de la frase musical como si todas las notas tuvieran el mismo valor. En primer lugar tocamos una nota, el siguiente pulso del metrónomo cantamos la nota siguiente, al siguiente pulso la tocamos y comparamos si es el mismo tono producido por nuestra voz. La voz tiende a una afinación pitagórica que es la que necesitamos la mayor parte del tiempo que tocamos el violín, por eso este método es tan eficaz.
- A continuación tocamos cada nota sin pulso vacío.
- Después tocamos la frase con el ritmo que aparece en la partitura pero todavía con el metrónomo a 40.
- Posteriormente subimos la velocidad del metrónomo a 60, después a 80 y así progresivamente hasta llegar al tempo final requerido por la obra, es decir la velocidad de concierto.
- Elige otra frase musical y realiza el mismo proceso.
- Debemos emplear el 50% de nuestro tiempo de estudio diario a la afinación empleando este método con el que se obtienen resultados sorprendentes
Para los alumnos principiantes es recomendable el empleo de los afinadores electrónicos ya que ayudaran a fijar la nota.
Fuente:
http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_23/ERNESTO_CORREA_1.pdf
Cuando empezamos una relación con alguien, todo el tiempo que no estamos a su lado nos parece perdido. Al principio todo es nuevo, apasionado, excitante, tienes muchas expectativas, te imaginas experiencias y sensaciones que saboreas antes de tiempo, crees que todo será así para siempre y que rápidamente empezarás a recibir tu gratificación.
La realidad, una vez pasado un tiempo, es a menudo más terrenal. Cuando estar con ella empieza a ser, de forma paulatina y sin que te des cuenta de cómo ha sucedido, una costumbre, una rutina, a veces placentera, a veces feliz, otras veces tranquila, alguna tediosa, incluso puede que ese día prefieras salir con tus amigos antes que estar con ella. Al final empiezas a sentir cierta pereza, la pasión se convierte en cariño, el cariño corre el peligro de no ser suficientemente apreciado, de confundirlo con la indiferencia.
Llegan las discusiones, ves defectos donde antes sólo había encantadora personalidad, y dudas. Dudas de si realmente ella es la persona con la que quieres pasar el tiempo de tu vida. Reconciliaciones, altibajos, momentos buenos, malos, la vida en definitiva. Pero te das cuenta de que no podrías vivir sin ella.
Con el violín he recorrido ese camino del enamoramiento, las dudas, los altibajos, el hastío de la rutina, la felicidad de tocar sin pensar que estás practicando, los ejercicios insufribles, las actuaciones terroríficas.
Hablo desde la perspectiva de quien ha estudiado/estudia sin el propósito de llegar a ser profesional, sin la presión de un conservatorio, un temario planificado, unos profesores o una grupo u orquesta que me obligue a alcanzar algo concreto. Eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Las ventajas de evitarte el stress y la tensión que unas expectativas profesionales imponen; y las desventajas de que dedicándole mucho menos tiempo no obtienes ni la mitad del rendimiento ni de la calidad que buscas.
Así que, si estás atravesando unos días de desánimo, hastío, pereza o dudas, no empieces a agobiarte: es normal. A mí me pasa, no siempre estás con las mismas ganas
“Maestro ¿cuántos días a la semana hay que tocar? -Sólo los días en los que comas.“
S. Suzuki
- Esta cita del maestro Shinichi Suzuki es un buen ejemplo de lo que debemos buscar. Peeero también un buen ejemplo de que la mentalidad latina es diferente a la oriental. Cierto, deberíamos tocar todos los días pero, si no lo conseguimos, eso no significa que debamos sentirnos culpables y pensar que es mejor dejarlo. Tocar todos los días de forma rutinaria, desconcentrada y rápida es peor que tocar menos pero con ilusión, intensidad, inteligencia y pasión.
- La perseverancia no es lo mismo que la rutina. Tocar escalas todos los días es una cosa, pero tocar todos los días las mismas y de la misma manera es otra. Ir teniendo un nuevo y pequeño objetivo cada día (ese compás difícil, ese cambio de posición…) ayuda a tener ilusión por avanzar y confianza en lograrlo.
- Toca (también) la música que te gusta escuchar. Aunque te guíes por un Método, unos ejercicios determinados, no dejes de probar a tocar también lo que te gusta escuchar, ya sea Bach, los Chichos o Metallica.
- Ten un grupo. Participa en proyectos colectivos. Ensaya y actúa con ellos.
- Ten proyectos personales. Aunque te vaya muy bien en los estudios no hay que dejar de desarrollar un trabajo personal fuera de lo académico.
- Vence la pereza inicial. Muchas veces me ocurre que, aunque en ciertos momentos no tenga ganas de ponerme a tocar, al rato de estar practicando ya me encuentro a gusto. Solamente hay que vencer la inercia y pereza inicial, luego empiezas a meterte en ello y a disfrutar.
- Ten un refugio para tocar. Pocas veces el lugar donde tocamos reúne las condiciones ideales. Y también un tiempo reservado para el estudio.
- Si piensas que no estás avanzando prueba a tocar alguna pieza de las que practicabas hace un año o dos. Probablemente te sorprenderás de que lo que te resultaba dificultoso entonces ahora lo ejecutas con mucha mayor soltura.
- Cuida tu estado físico. Cuando tocas mucho puedes empezar a tener molestias de todo tipo; moretones o rozaduras en el cuello, dolor de cervicales, si tocas de pie se te cargan las piernas, los riñones se cansan… todas esas molestias terminan inconscientemente produciendo un malestar que hace que ya no apetezca ponerte a tocar. Usa un pañuelo en el cuello si te sale el callo del violinista, o intenta relajarte al tocar, prueba otra almohadilla… Haz ejercicios de estiramientos y relajación cada cierto tiempo y antes y después de una sesión larga de práctica.
- Si te da vergüenza que te oigan mientras practicas lo pasarás mal y terminarás no queriendo tocar. Puedes usar una sordina o un violín eléctrico para tocar sin miedo. No es conveniente tocar con sordina siempre, porque apaga muchos matices, pero mejor eso que practicar intentando tocar bajito.
- A veces, cuanto menos tocas, menos te apetece. Y es que tocar poco hace que toques mal, tocar mal hace que no te apetezca tocar, con lo que tocas menos aun, no avanzas, etc… y así entras en un círculo vicioso cada vez peor.
- Tus profesores, educadores y en general las personas que te rodean tienen una gran influencia en nuestras sensaciones al afrontar el instrumento. El maestro debe ser exigente pero sobre todo debe ilusionar y motivar. Alguien que sólo critica y señala defectos puede ser muy destructivo. Igualmente las personas que nos rodean pueden hacer un gran daño. Una palabra sarcástica de alguien que tal vez sólo intenta parecer ingenioso o gracioso puede herir nuestra confianza, nuestras ilusiones. Estos seres destructivos y tóxicos debemos tratarlos con distancia, y no dar una desmedida importancia a sus pullas.
Así que si empiezas a tener esas vacilaciones, no te agobies. Simplemente sigue en tu empeño y, si algún día decides dejarlo, que sea por otra cosa que realmente merezca tanto la pena y te haga la misma ilusión.
Fuente de la imagen principal: I Want Candy