7 Hobbies para músicos

Para un músico el tiempo es oro. Siempre andamos con los minutos contados, entre conciertos, clases y tiempo de estudio. Sin embargo, desconectar también es importante. A veces no basta con descansar para despejar nuestra mente de las cosas que nos preocupan: una audición o examen inminente, un pasaje que no sale…

El efecto más inmediato que un hobby tiene en nuestro día a día es que nos permite tener la mente y el cuerpo ocupados en algo nuevo. Esto ayuda a mantener la mente más fresca, aligerar las preocupaciones y motivarnos para estar activos.

Vamos a ver algunos hobbies y aficiones que nos pueden ayudar a relajarnos y desconectar:

  1. La jardinería: Ser aficionada a la jardinería no implica tener un jardín, patio o terraza. Con un pequeño balconcito o ventanal ya podemos tener un par de macetas y dedicarnos a cuidarlas. Para hacerlo más entretenido y placentero, lo mejor es plantar semillas y cuidarlas para verlas crecer. Puedes elegir plantas de ornamentación, aromáticas, o incluso atreverte con un pequeño huerto urbano. Te sentirás realizado al ver que tu trabajo da sus frutos.
  2. Practicar algún deporte en equipo: Aunque los músicos debemos tener cuidado con las lesiones deportivas, no hay nada más motivador que practicar un deporte junto a tus amigos o familia. Además de los beneficios psíquicos, a esta afición se le suman las ventajas físicas del deporte.
  3. El senderismo: Si te gusta estar en la naturaleza, este puede ser el hobby perfecto para ti. Puedes hacerlo en compañía de tus amigos o apuntarte a algún grupo de ruteros que haya en tu ciudad. Conocerás gente nueva, te despejarás y mejorarás tu salud.
  4. La cocina: La cocina siempre engancha a cualquiera que la pruebe. Cuando tengas ganas de despejarte, prueba a buscar una receta y elaborarla tú mismo. te divertirás, tendrás la mente ocupada, y podrás probar los resultados de tu esfuerzo.
  5. Las manualidades: Si eres un poco manitas y te gusta ser creativo, puedes buscar tutoriales Do It Yourself en internet y dar rienda suelta a tu lado más artístico creando objetos prácticos o decorativos.
  6. La fotografía: Esta afición es cada vez más popular. No necesitas una cámara última generación para practicarla. Basta con la propia cámara de tu móvil y con tu visión creativa para conseguir fotos bonitas y pasar el rato descubriendo tu ciudad.

Lo más importante a la hora de practicar un hobby es tener en cuenta tus gustos y afinidades. también es bueno probar cosas que jamás pensarías que puedan gustarte, porque quizás descubras una nueva afición. ¿Te animas?

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Analizar partituras: la clave de un estudio eficiente

Muchos estudiantes de Conservatorio, y también profesionales, toman la lectura de una nueva pieza sin una estructura de trabajo definida y sin unas pautas claras. Lo cierto es que, aunque se nos den las herramientas para trabajar de manera correcta, muchos no las usamos. Ya sea por pereza, por prisas o por falta de costumbre, solemos tomar las partituras nuevas de forma desordenada y sin objetivos claros.

El primer y principal punto que debemos tener en cuenta para trabajar cualquier pieza nueva es el análisis de la misma. Este análisis nos facilitará el trabajo y nos situará para que podamos empezar a meternos en la nueva obra que vamos a trabajar con un contexto claro.

Cómo realizar el análisis

Lo primero que debemos saber cuando comenzamos a trabajar una nueva pieza o estudio es el autor, la época y el estilo al que pertenece. Parece obvio, pero no todos los alumnos piensan en ello. Identificar y conocer el contexto histórico de la obra nos ayudará a encontrar el modo de tocarla: expresividad, vibrato, articulaciones, legatos… Todo ello depende del contexto, y es por eso que es lo primero que debemos conocer y trabajar.

El análisis de forma

Después de este primer paso, vendría el análisis de forma. Para ello, nos ayudará escuchar una grabación de la obra o cantarla. Debemos ir respondiendo una serie de preguntas:

  • ¿Qué tipo de composición es? ¿Cuál es la forma típica de esta composición?
  • ¿Cuántos temas hay? Identificarlos con letras (A, B,…)
  • ¿Cuántos subtemas hay? Identificarlos también con letras (a, b,…)
  • ¿Qué frases contiene cada tema? ¿Dónde están las cadencias?
  • ¿Están compuestas las frases por otras más pequeñas?
  • ¿Qué motivos hay? ¿Cuándo y cómo se repiten o varían?
  • ¿Hay alguna progresión?
  • ¿Hay puentes?
  • ¿Hay codas?
  • ¿Dónde están los puntos culminantes? ¿Y los puntos más bajos?

El análisis de forma es muy importante, ya que nos ayudará a pensar cómo debemos tocar cada frase, las direcciones de la música, las pausas, el movimiento, la expresividad, los momentos más enérgicos, los puntos más bajos y altos de la obra… Si hacemos un buen análisis, comprenderemos mejor cómo tenemos que tocar. Además, desde fuera se notará que hemos hecho un trabajo exhaustivo y que entendemos la partitura.

El análisis armónico

También es importante realizar un análisis armónico, aunque nos puede costar un poco de más trabajo que el análisis formal. Para ello, debemos responder estas cuestiones:

  • ¿Qué tonalidades aparecen en la obra? ¿Cuál es la principal?
  • ¿Qué acordes son más tensos?
  • ¿Qué acordes relajan la música?
  • ¿Qué tipo de cadencias hay? ¿Son más o menos conclusivas?
  • ¿Hay alguna “sorpresa” armónica?

Cuando se toca en grupo de cámara o en orquesta, el análisis armónico cobra mayor importancia: es esencial que cada instrumentista sepa qué nota del acorde lleva en cada momento para tocarla con la intensidad correcta y así ayudar a que la afinación sea óptima.

Como regla general, la tónica debe ser el sonido más intenso, seguido de la quinta, después la tercera y por último la séptima.

Cuando tienes dudas sobre la dirección de una frase o melodía, normalmente podrás encontrar la clave de la interpretación en el análisis armónico.

 Qué ventajas tiene analizar las obras que se estudian

  • Ganas tiempo, ya que comprendes antes la obra y desechas interpretaciones erróneas o poco ortodoxas.
  • Trasmites seguridad y conocimientos sobre la obra.
  • Creas argumentos para tu interpretación, con los que puedes explicar porqué lo tocas de un modo y no de otro.
  • Consigues que tu interpretación sea más clara y amena para el público.
  • Amplías tus conocimientos musicales.
  • Aprendes a estudiar sin el instrumento en las manos.
  • Te obliga a activar el cerebro de manera distinta en que lo haces cuando tocas, por lo que fijas mejor lo que aprendes.
  • Te ayuda a memorizar partituras.
  • Le das sentido a lo que interpretas.

Para conocer más sobre el análisis de partituras, recomendamos leer: Análisis Musical. Claves para entender e interpretar la música.

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El violinista Reinhard Goebel habla sobre su adaptación a la distonía focal

Hoy os traducimos esta entrevista hecha al violinista Reinhard Goebel sobre su distonía focal. Si te interesa este tema, visita nuestro post sobre ello pinchando en este link.

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/violinist-reinhard-goebel-adapting-focal-dystonia/

Autor: The Strad

Fecha: 02 enero 2015

Título original: Violinist Reinhard Goebel on adapting to focal dystonia

Su condición obligó a este músico y especialista en música antigua a hacer un cambio radical en su carrera – ahora es director.

¿Cuáles fueron los primeros signos de que algo andaba mal?

En lugar de sonar uniformes y regulares, mis escalas comenzaron a tener “agujeros”. Mis dedos se levantaban en lugar de ponerse sobre la cuerda. En abril de 1990 grabé las Rosary Sonatas de Biber, la música más virtuosa que te puedas imaginar, y en mayo no era capaz de tocar porque mis dedos estaban congelados en el diapasón. Me tomé un año sabático y en diciembre me fui a un médico en Berlín, que me dijo que no había cura.

¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos?

Pensé que lo que tenía que hacer era practicar más de ocho horas al día y fue lo que hice: “Voy a practicar doce horas” Esto fue lo peor que pude hacer. Entonces mi cabeza se vio afectada – me puse nervioso. Una noche te sientas en la cama del hotel pensando, “¿Mis dedos funcionarán mañana?” Lo peor de todo está en tu cerebro – la idea de que la gente sepa que no eres impecable. Mis últimas actuaciones en mayo de 1990 fueron miserables porque sentía que mi carrera había terminado, que tenía que llegar a su fin. Lo dejé, y me senté a copiar música y marcar partes para actuaciones futuras – ninguna para los próximos cinco años.

¿Qué ayuda médica tuviste?

Cuando esto comenzó, no había ni siquiera una palabra para crisis de salud de los músicos. Todo el tema de la distonía focal se estaba desarrollando y no había la ayuda profesional que existe en la actualidad. Fui a la Universidad de Berlín y me dijeron lo que tenía, pero para entonces ya era demasiado tarde. No conozco a nadie que realmente haya superado esto.

¿Cuándo decidiste aprender a usar el arco con la mano izquierda?

Una amiga es bibliotecaria en la Universidad de Harvard y se ocupa de los trabajos de Rudolf Kolisch, el violinista que tocaba a la inversa. Ella me sugirió que probara, así que regresé al Conservatorio, practiqué, estudié y actué durante diez años, tocando de esta manera.

¿Qué le hizo renunciar al violín por completo?

Al final, en 2000, sentí que incluso cuando mis dedos funcionaban adecuadamente y lograba afinar, no podía alcanzar mi antigua destreza con el arco, así que volví a la postura de siempre, a pesar de la distonía. Fui a un médico en Hanover y me dio algo extraño: Tomé medicamentos para la enfermedad de Alzheimer. Increíblemente, pude tocar, porque el medicamento relaja los músculos completamente. Podía trinar; podía tocar cualquier cosa que quisiera. Pero yo no era yo mismo. Mi salud mental y mi personalidad estaban tan afectadas que no podía soportarme a mí mismo. Normalmente soy Mr. Activo, pero cuando tomaba las pastillas “happy violin”, mis colegas tenían que venir a mi casa y arrastrarme fuera de la cama porque estaba muy hastiado. Tenían que subirme al escenario y volver más tarde para sacarme. Podía mover los dedos pero no podía mover las piernas. Esto se prolongó durante días hasta que el medicamento se acabó, y yo no pude soportarlo más. Decidí que tenía que dejar el violín totalmente.

¿Cuál es la perspectiva para alguien que tiene sus síntomas?

Nadie que yo conozca se ha recuperado de la distonía focal. Es la cosa más peligrosa que puede haber. Algunos dicen: “Yo estoy totalmente recuperado”, pero no es así, según mi experiencia. Además la confianza que se pierde por estar enfermo y ya no “ser perfecto” es muy difícil de superar. Pero no hay ninguna ley que diga que las personas tienen que tocar sin dificultades hasta los 65. Mi mejor momento fue a los 32 años y a partir de entonces comencé a sentir que bajaba mi nivel, sin estar enfermo. El hombre está hecho para llegar a los 28 o 32 – que es nuestra esperanza de vida si aún nos comportáramos como animales, si no tuviéramos casas y viviéramos en la naturaleza. Después, el cuerpo se viene abajo.

¿Las cosas hubieran sido diferentes si hubieras tenido acceso a la atención médica que existe ahora?

No, porque soy el tipo de músico que toca hasta que se enferma – ¡me lo merecía! Hice cosas maravillosas con el violín en mis manos, pero fue suficiente. Tocar el violín implica diminutos micromovimientos de milímetros y esto no funciona si practicas durante doce horas al día, así que no me sorprende. Yo soy el tipo de músico que tiene que volverse loco en un momento determinado. Como director he encontrado mi lugar en la música.

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Convocatoria para varias especialidades docentes en Asturias

Plazo de solicitud hasta el 7 de diciembre.

  • Acordeón
  • Fagot
  • Flauta
  • Composición
  • Guitarra
  • Historia de la música
  • Órgano
  • Percusión
  • Trombón
  • Trompeta
  • Trompa
  • Tuba
  • Canto
  • Lenguaje musical

Más información en este enlace. 

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Siempre en competencia

Nos guste o no, los músicos estamos siempre en competencia. Es difícil enfrentarse a los sentimientos contradictorios que esta competencia nos puede provocar. A menudo, los colegas se convierten en competidores en un mundo en el que no sólo competimos por ser mejores músicos, sino muchas veces, por un trabajo.

La competencia ya empieza a alimentarse en los años de estudio: por unos resultados mejores, por un papel más importante en la orquesta, por el reconocimiento de los profesores o los compañeros… etc. Empezamos a tener sentimientos contradictorios, no es fácil competir contra amigos y compañeros. Así comienza nuestra andanza por la competitividad de la música, que continúa cuando nos enfrentamos a otros en audiciones y pruebas, o simplemente por el reconocimiento del público.

Sobrellevar la competencia

En la música, la jerarquización está siempre presente. Casi sin quererlo, vamos a estar en continua competencia. Un claro ejemplo de esto: los puestos en los atriles, que parecen asignarnos un valor por delante o por detrás de los demás.

Competir implica soportar cierta presión de tipo social. Al competir por algo, asumimos que si no lo logramos decepcionaremos a nuestro entorno, e incluso a nosotros mismos. Nuestros objetivos pueden interferir con los objetivos de otros, y debemos tener claro que no siempre podemos salir ganando. Por tanto, cuando nos fijamos metas que implican una competición, debemos ser cuidadosos y escoger unos objetivos personales. Por ejemplo: Si vas a un examen no debes plantearte como objetivo “Voy a sacar la nota más alta”, sino “Voy a sacar mejor nota que la última vez”. Si te planteas el primer objetivo, estás implicando el factor competencia con los demás, con lo que será un objetivo más inalcanzable y frustrante que el segundo.

La envidia

La envidia es ese sentimiento que surge cuando uno percibe el mundo como injusto porque otros tienen lo que él quiere. El éxito de los demás en sus carreras no te da ni te quita nada a ti. Cada uno tendrá sus oportunidades y sus logros. No obstante, la envidia es un sentimiento natural que muchos tienen de manera irremediable. A nadie le gusta sentir envidia, es irritante y no soluciona nada. Pero a veces, no podemos evitarlo.

La envidia tiene mucho que ver con la autoestima. La envidia nos pone en contacto con sentimientos de inferioridad. Es por ello que debemos centrarnos en la autoestima para dejar de sentir envidia y comenzar a cumplir con nuestros objetivos.

¿Cómo nos libramos de este sentimiento? Deseamos algo que otro tiene, así que tenemos dos opciones: o aceptamos nuestra realidad o luchamos para cambiarla. Como escribe Patricia Ramírez en BuenaVida “A veces pierde más tiempo criticando, desprestigiando y deseando lo de otros que invirtiéndolo en su mejora. Esa energía sería muy productiva si la gastara en evolucionar.”

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Con la amistad de por medio

Competir contra amigos por cosas que nos importan significa que más de una vez veremos cómo nuestro amigo se lleva lo que nosotros deseábamos. Muy pocos lo reconocerán, pero lo cierto es que no siempre seremos capaces de sentirnos felices por sus logros. El ego es el ego, y no podemos evitar pensar “podría haber sido yo”.

Sin embargo, es importante aprender a alegrarse por las cosas buenas que les pasan a nuestros compañeros. Ponte en su lugar e imagina lo mucho que te gustaría compartir tu alegría con él. Competencia sana, olvidando la envidia y centrándonos en lo bueno que es que un colega consiga un logro en su carrera.

 

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