Aprendiendo a tocar dobles cuerdas

Practicar y dominar las dobles cuerdas es una de las mejores inversiones en tiempo de estudio que podemos hacer. Por un lado mejoramos nuestra afinación general, además, ganar habilidad en poner los dedos en varias notas a la vez nos servirá para tocar más rápidamente muchos pasajes, interiorizamos cómo suenan intervalos de notas, con lo que vamos formándonos armónicamente, y podemos tocar música con una profundidad musical un poco mayor. Si te gusta el folk, las dobles cuerdas son el pan de cada día, aunque afortunadamente no suelen usarse combinaciones o movimientos tan difíciles como en la clásica (con lo que se convierte en un tipo de música excelente para empezar a practicarlas).

El método clásico de afinar las cuerdas (cuando no había afinadores electrónicos) obligaba a tocar dobles cuerdas para buscar “las quintas justas” y así afinar las cuatro cuerdas entre sí. Primero se afinaba el La con la ayuda de un Diapasón, más tarde se tocaba el La con el Re y se iba afinando la cuerda Re hasta que armonizaba (no se producen ondas en el sonido) e igualmente hacíamos con el resto de cuerdas: tocar Re con Sol y La con Mi. Pero esto a muchos estudiantes ni se les pasa por la cabeza hacerlo, esperan a que se lo afine el profesor, o usan una app o afinador electrónico, con lo que pierden un buen ejercicio, tanto de afinación como de tocar dobles cuerdas.

Enfin, en cualquier caso, antes de afrontar los ejercicios de dobles cuerdas conviene que hayamos conseguido esto:

  • Tener una buena afinación tocando en una sola cuerda, al menos en primera posición. Si no somos capaces de encontrar las notas afinadas, aunque sea despacio, de una en una, mucho menos podremos hacerlo tocando dobles cuerdas. (Una excepción a esto sería cuando se toca una al aire, una nota “dron”, ya que tener esa nota constantemente sonando incluso nos puede servir de referencia para tocar afinada la segunda nota).
  • Haber adquirido una buena postura general, y de manos en particular.
  • Tener un buen movimiento de brazo derecho desde el talón a la punta.

Lo primero que deberíamos practicar es acostumbrar al brazo derecho a tocar dos cuerdas simultáneamente con la misma intensidad ambas, de modo que no prevalezca el sonido de ninguna de las dos. Esto es algo que precisamente durante nuestro estudio hemos ido evitando, ya que hasta ahora hemos estado interiorizando que cuando nos sonaban dos cuerdas estábamos cometiendo un error ¡Pues ya no es así!

Por eso lo primero que vamos a probar será simplemente tocar las dobles cuerdas al aire, con todo el arco, de abajo arriba y de arriba abajo, fijándonos bien en que:

  • El arco se mantiene siempre perpendicular a las cuerdas.
  • Siempre suenan con igual intensidad las dos cuerdas.
  • Suenan con la misma intensidad desde el talón hasta la punta (ya sabemos que para eso hay que presionar más cuánto más cerca estemos en la zona de la punta y mucha menos o ninguna en la zona del talón).
  • Hacer resonar dos cuerdas puede parecer que exige mayor presión y/o velocidad que sólo una, pero en realidad si lo haces bien no es necesario.

Esto debe hacerse en las tres combinaciones de dobles cuerdas: primero Sol-Re, luego Re-La y finalmente La-Mi.

También es interesante probar algunos golpes de arco más cortos sobre dobles cuerdas al aire, detache, staccato, incluso saltillos, martelé, etc. dependiendo de los que hayamos practicado normalmente en una sola cuerda. Podemos hacer ritmos, 3×4, 4×4, etc., siempre buscando que las dos notas suenen con igual valor.

Enfin, Cuando ya tenemos soltura en este ejercicio podemos empezar a enfrentarnos a ejercicios de dobles cuerdas clásicos, como los de Polo, Sevcik o similares. Yo he elegido el Polo, que ya es de libre reproducción y es con el que suelo practicar estas cosas: el de Sevcik también está bien pero las partituras vienen solo en la tonalidad Do mayor y debemos hacer nosotros mismos las transposiciones si queremos practicar otras tonalidades, lo que me da una pereza…

Una buena rutina para enfrentar los ejercicios (que muchos se ahorran y se lanzan al ruedo directamente a tocar lo que está escrito) sería ésta:

  1. Tocar la línea de notas superior.
  2. Tocar la línea de notas inferior.
  3. Tocar las notes superiores mientras tocas al aire la cuerda de arriba (más grave).
  4. Tocar las notas graves mientras tocas al aire la cuerda aguda (más aguda).
  5. Tocar la partitura como está escrita, sin ligaduras ni indicaciones.
  6. Tocar la partitura como está escrita, con todas las indicaciones.

Sugerencias:

  • A menudo (sobre todo en posiciones de dedos separados) cuando ponemos un dedo en su posición correcta y luego el segundo en otra cuerda, este último tira del primero, y hace que se desafine, con lo que también tenemos que ajustar el segundo, que al moverse vuelve a tirar del primero, y así no terminamos nunca de afinar bien el intervalo. Debemos ser conscientes de que al final deberíamos conseguir poner los dos dedos prácticamente a la vez (no uno después del otro), como hacen los guitarristas cuando ponen sus posiciones para acordes.
  • Toca una cuerda al aire (sol por ejemplo) y en primera posición y al mismo tiempo ve tocando notas en la cuerda Re, buscando que suenen bien. Así estarás buscando notas afinadas y armonías, y educando tu musicalidad. Haz lo mismo en otras cuerdas y prueba diferentes “melodías”. Al principio muy despacio y ajustando el dedo hasta que notes que ahí es justo donde suena perfecto el intervalo de notas.
  • Es más difícil tocar bien las dobles agudas que las graves (al menos a mí me lo parece), así que mejor empezar por estas últimas, pero al final practica más las agudas.
  • Puede ser útil, si tocas con un profesor, que antes de empezar un nuevo ejercicio él toque la línea de arriba mientras tú tocas la de abajo (o al revés), lo que se conoce como “divisí”, para familiarizarte y recordar cómo ha de sonar.

Y sin más, os dejo los 30 estudios de cuerdas dobles de E. Polo. Los primeros ejercicios son bastante fáciles pero no tardan mucho en complicarse. Por eso pueden abarcar un gran número de años de estudio.

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6 escalas que deberías dominar.

Las escalas son un recurso de estudio y práctica habitual para mejorar técnica, sobre todo la rapidez, el ritmo y la afinación. Pero si no profundizas estudiando armonía pueden terminar siendo un ejercicio puramente mecánico y algo descerebrado. A veces se tocan escalas de forma automática y con la cabeza en otra parte, como un trabajo de simple motricidad fina.

Pero las escalas son útiles, además de para ejercitar dedos y cerebro, para interiorizar y reconocer patrones armónicos, modos, funciones, etc. Nos servirá para crear acompañamientos, para improvisar, para componer frases o dibujos en cualquier música de la que conozcamos su estructura. Porque una escala nos define una tonalidad, nos da un patrón base de posiciones y movimientos en el mástil y, en la música popular, esa base nos orienta en un canción determinada. Y cuantas más variantes tenemos para jugar en esa tonalidad, más posibilidades y más riqueza armónica podremos aportar con nuestro violín.

Hablar de escalas y hablar de tonalidad está muy relacionado. Hay unos cuantos “modos” armónicos, cada uno con su propio “aroma” particular, y cada uno de ellos se puede representar con una escala determinada. En este artículo vamos a ver unas cuantas de las que más útilidad podemos sacar a la hora de tocar definiendo acompañamientos e improvisando mayormente con música “no clásica”.

¿Sí, pero qué es una escala?

Una escala es la manera de dividir la distancia entre una nota y la misma nota una octava más aguda.

Una gran parte de la música compuesta popular y comercial se fundamenta en lo que en armonía se denomina “práctica común”, un período que abarca aproximadamente entre la publicación del primer tratado de armonía por Rameau en 1722, y la revolucionaria “Teoría de la armonía” de Schönberg en 1922.

La tonalidad es un sistema en el que una serie de escalas, acordes, frases y progresiones musicales giran en torno a una nota principal llamada tónica. La base de este sistema es la escala más básica de todas, llamada diatónica mayor, jónica, mayor natural o, simplemente:

Escala mayor

Intervalos: 2 2 1 2 2 2 1

La escala mayor proviene del modo griego jónico. El modo mayor suena expansivo, luminoso y estable.

La escala de este modo se caracteriza principalmente por que la distancia entre la 3ª y la 4ª nota, y entre la 7ª y la 8ª es un semitono, y es la escala, junto con la escala menor, que los compositores de música occidental han decidido usar de forma abrumadamente mayoritaria, aunque sean sólo dos dentro de un gran número de modos posibles.

Escala Do mayor natural

Escala menor.

La escala menor proviene del modo griego eólico. El modo menor suena más triste, introspectivo y melancólico que el modo mayor. Con la escala menor la cosa se complica porque no hay un sólo patrón, sino tres.

La escala básica menor es la llamada menor natural. La estructura es esta:

Escala menor natural

Intervalos: 2 1 2 2 1 2 2

Escala menor natural de Do

Pero la escala menor natural presenta problemas armónicos (que sería prolijo explicar ahora) y se procedió a modificarlo para resolver ese desequilibrio armónico, elevando un semitono la séptima nota de la escala. Esto dio lugar a la Escala menor armónica:

Escala menor armónica

Intervalos: 2 1 2 2 1 3 1

Escala menor armónica de Do

Pero a su vez, esta escala tiene el problema del exótico intervalo de segunda aumentada entre la sexta y y séptima notas. Este carácter se suavizó subiendo el sexto grado, dando lugar a la Escala menor melódica, también llamada mixta menor porque es igual a las otras menores en sus cuatro primeras notas mientras que las cuatro últimas tienen la estructura de la escala mayor. Sin embargo, esto es así en la escala ascendente, mientras que en la descendente es como una escala menor natural:

Escala menor melódica

Intervalos: 2 1 2 2 2 2 1 (ascendente)

Escala menor melódica de Do menor

Escalas pentatónicas.

Estas escalas se caracterizan por estar formadas por sólo cinco notas dentro de una octava. Es fascinante ver cómo diferentes músicas populares del mundo se basan en este concepto pentatónico de la melodía. Se las puede encontrar en infinidad de estilos, desde el blues a Debussy, del jazz al rock. Es como una escala universal a partir de la cual armonizar. Aunque hay muchos tipos de escalas pentatónicas, cuando mencionamos “la escala pentatónica” nos solemos referir a la “escala pentatónica mayor”.

Escala pentatónica mayor.

Intervalos: 2 2 3 2 3

Escala pentatónica de Do mayor

si os fijáis, la escala pentatónica mayor es como una escala mayor normal, pero sin la 4ª ni la 7ª notas (al carecer de estas notas, es fácil utilizarla como material melódico sobre acordes de séptima).

Escala pentatónica menor.

Intervalos: 3 2 2 3 2

Escala pentatónica de Do menor

La escala pentatónica menor es, después de la pentatónica mayor, la escala de 5 notas más utilizada, y se suele usar sobre acordes menores. También  se la puede encontrar en el blues, aunque en este estilo será más recurrente usar su típica escala de blues.

Escalas de Blues

Como sabréis, el blues es un género creado por los esclavos africanos de las plantaciones de Estados Unidos. Dadas sus carencias cantaban en un principio “a capella”, pero poco a poco se fueron añadiendo instrumentos de acompañamiento. Características básicas del blues como la “blue note” o la estructura de llamada y respuesta se encontraban ya en estilos de música africana, que al mezclarse con la música occidental que otros inmigrantes aportaron dieron al blues su característico sonido.

El blues influyó en el jazz de forma natural, aportándole algunas de sus características: su estructura básica, las “blue notes”, etc, pero también en la música popular occidental en general, llegando a ser base de géneros como el ragtime, bluegrass, rhytm and blues, rock and roll, funk y, heavy metal, hip-hop, country y música pop.

Las melodías de blues se suelen construir sobre escalas pentatónicas, a las que se les añaden las mencionadas “blue notes”, que son las que le dan ese carácter trágico.

Escala de Blues mayor.

Intervalos: 2 1 1 3 2 3

Escala de blues mayor con blue note

Si tomamos como base la escala pentatónica mayor y le añadimos la “blue note” a distancia de una 3ª menor de la fundamental, obtenemos una escala de blues mayor. Los acordes que se utilizan en blues son generalmente mayores (con séptima menor), así que al tocar esta escala la “blue note” producirá un efecto algo disonante ya que coinciden el modo menor de la escala con el modo mayor del acorde.

Escala de Blues menor o “Escala de Blues”.

Intervalos: 3 2 1 1 3 2

Escala de blues con blue note

Si tomamos como base la escala pentatónica, la “blue note” se añadiría a distancia de cuarta aumentada desde la fundamental. Esta es la escala a la que nos referimos cuando hablamos de una “escala de blues”.

La escala cromática.

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Escala cromática

Esta escala puede parecer muy tonta, pero no debemos menospreciarla porque es muy fácil creer que se domina pero realmente estar patinando las notas. Sobre todo si haces una escala cromática muy larga sobre una cuerda es fácil terminar perdiendo la tonalidad. Se trata simplemente de una escala de semitonos. A menudo la duda es cómo hacer las subidas y bajadas de posición, si no lo tenemos claro y un poco automatizado  podemos liarnos. Puede ser útil a veces en un tema como escala de transición entre acordes.

Una de propina: escala flamenca

Intervalos:  1 2 1 1 2 1 2 2

Ya que esta página es española ponemos esta escala flamenca, también llamada frigia española. Útil para tocar aflamencado, (que no tocar flamenco, que es otra cosa).

Escala flamenca

Cómo practicar las escalas.

Lo cierto es que hay infinidad de métodos, libros, tendencias, etc. Por poner un ejemplo, hay métodos que suelen comenzar las escalas con el primer dedo, mientras que otros gustan de comenzarlas con el segundo. Aunque lo ideal es dominarlas empezando en cualquier dedo, no voy a decir cuál es el mejor de todos porque lo cierto es que va un poco por modas y por gustos personales.

Hay que tener claro que no hay que practicar simplemente la escala. Eso es el comienzo. Después se deben practicar los arpegios básicos de dicha escala (1ª, 3ª y 5ª notas), los arpegios de séptima (los mismos de antes más una séptima añadida), diferentes intervalos, escalas con dobles cuerdas, etc. Estudiar eso ya nos puede llevar unos buenos años (de hecho debería ser una práctica a realizar durante toda la vida) pero lo ideal ya es explorar más variaciones, los modos griegos, los acordes alterados, etc. Realmente, aparte del puro ejercicio técnico de las escalas, su exploración armónica no tiene límites. Explorar los modos griegos es como probar cocina de muchos países, no dejas de apreciar sabores excitantes y exóticos, y puede enriquecer la música que hagamos, sacándola de la manida tonalidad de siempre.

Las escalas se suelen empezar a practicar más o menos en un nivel entre principiante e intermedio. Y a partir de ahí ya nunca dejaremos de practicarlas.

Hay que practicar las escalas en todas las tonalidades.  Es una buena idea utilizar el Círculo de Quintas (o cuartas) para ir cambiando de una tonalidad a otra.

Qué estudios de escalas usar.

Para la música clásica, popular y occidental:

Para música actual popular y actual:

Jazz scales for violin, viola, cello – Christian Howes. 

Arpegios for jazz violin, viola, celloChristian Howes.

Arpeggios, Rhythms, and ScalesMike Laird. Orientado a la improvisación y el jazz, incidiendo en los acordes de séptima como elemento fundamental en improvisación.

Podríais pensar que dominando esas escalas ya tenéis casi todo hecho pero lo cierto es que el mundo de las escalas es casi infinito, y si no me creéis, descargad y echad un vistazo a este completísimo compendio de escalas.

Descargar (PDF, 12.65MB)

Fuentes:

Armonía moderna y otras técnicas compositivas.

¿Qué son los modos? – El maestro invita a un concierto.

 

Acompañantes virtuales para practicar.

Una de las mejores cosas que podemos hacer para desarrollarnos como músicos es tocar en grupo. Dejar el estudio solitario, armonizarnos con otros músicos. Y eso es más importante aún en instrumentos como el violín, que tienen muy limitada la polifonía, con lo que siempre nos parece que nos falta algo, si no tenemos algún otro instrumento acompañándonos.

Pero ocurre que no es tan fácil encontrar personas del nivel adecuado, coincidir en horarios, intereses musicales, traslados, etc. Por eso a menudo buscamos trucos para tocar sin sentirnos tan solos. Un primer intento consistía en tocar sobre grabaciones de obras de otros maestros, pero esto realmente no era muy satisfactorio, estar escuchando a otro solista, aunque sea el mejor del mundo, mientras tocamos nosotros termina siendo más molesto que otra cosa.

El siguiente paso fue realizar grabaciones de obras de repertorio sin el instrumento solista, para que pudiéramos tocar con un pianista, grupo de cámara o incluso orquesta a nuestra disposición. Las grabaciones del sello Minus One son muy populares por ese motivo, yo mismo tengo unas cuantas partituras con su correspondiente CD MinusOne para poder tocar como en un gran auditorio.

Pero desde hace un tiempo vengo siguiendo un nuevo sistema que me ha sorprendido muchísimo. Se trata de un proyecto español que ha desarrollado una web con un sistema en el que podemos seleccionar entre un montón de obras para diversos instrumentos y estilos y que tiene bastantes ventajas adicionales con respecto al sistema Minus One.

Qué ofrece PRACTICEYOURMUSIC

Y es que no solo podemos disfrutar del acompañamiento deseado en el momento con disponer simplemente de un navegador estándar. Además, podemos elegir a qué instrumento de la agrupación queremos sustituir; por ejemplo en un cuarteto podríamos hacer de primer o segundo violín, o incluso silenciar a varios para quedarnos con uno que nos convenga especialmente. Cada instrumento tiene una indicación de nivel, para que veamos si está a nuestro alcance.

Practice your music panel

Podemos variar el tempo del tema entre tempo normal, lento y “muy lento”, para las primeras tomas de contacto.

Podemos ir viendo y leyendo directamente la parte de la partitura correspondiente de la obra escogida mientras se va desarrollando la música.

Podemos ver a los músicos tocando o cantando las diferentes piezas y cómo lo hacen. Es destacable el hecho de que se pueden elegir diversas vistas de los músicos, de tal manera que, por ejemplo, en el caso del violín podemos seleccionar la vista cenital del músico al que sustituimos para ver qué posiciones y digitaciones está utilizando en la obra.

Existen 4 estilos  musicales disponibles: Clásica, jazz, blues y folk. Aunque el violín como instrumento sólo aparece en temas de clásica y folk, en realidad podemos explorar muchos temas de jazz y blues también y sustituir a la voz, al saxo u otro instrumento con la misma tesitura que el violín.

¿Cuánto cuesta?

El servicio completo, incluidas opciones para descargar sin necesidad de tener conexión a internet, la aplicación en facebook, etcétera, tiene un precio de 7,95€/mes con tiene ofertas especiales para Escuelas de Música. Se puede probar gratuitamente durante 3 días, cosa que os recomiendo encarecidamente para que veáis lo interesante que puede ser.

Además, acaban de inaugurar la compra unitaria de canciones, pero con conexión a internet, es decir, en vez de una suscripción mensual, puedes comprar la canción que te interese y es tuya para siempre por 3,95€, pero sujeto a que dispongas de red.

¿Se necesita algo más?

Lo mejor sería tener un buen altavoz o equipo de música conectado al ordenador, ya que los sistemas de audio integrados no suelen tener muy buena calidad.

Y nada más que decir, sólamente comentar que el servicio aparece todavía como “Beta”, aunque lo que he podido probar durante bastantes días está perfectamente operativo y sin fallos, así que parece que es una versión prácticamente definitiva.

Cosas que me gustaría que incluyeran o mejoraran:

Yo sólamente añadiría algunas opciones más referentes a las partituras: cuando las estamos leyendo, van saltando de hoja en hoja justo en la nota que está sonando, con lo que no nos da tiempo a prepararnos mirando el compás siguiente, que es lo que se suele hacer habitualmente al leer partituras. Estaría bien que se pudieran descargar pdfs de las partituras para poder imprimirlas y tenerlas también en hojas que poder leer en su totalidad de un vistazo.

Y por supuesto, ¡más obras!, de eso nunca parece suficiente, y siempre estamos ansiosos de tocar lo que aún no hemos catado. Estaría genial tener piezas de jazz o blues específicas para violín, de las que hay tantos buenos ejemplos…

Repertorio para violín

Como ya comenté, estas son las obras en las que aparece el violín propiamente dicho, pero podemos escoger otros instrumentos o voces para sustituirlos.

 

Cuarteto nº 3: Presto 04:17
Wolfgang Amadeus Mozart
Música clásica: Clasicismo

Antoni eta Anton 04:31
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Aitorren hizkuntz zaharra 04:33
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Juana Bixenta Olabe 04:40
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Cuarteto nº 3: Menuetto y Trio 03:54
Juan Crisostomo Arriaga
Música clásica: Clasicismo

Antxiketan – Potxiketan 03:45
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Sonatina, Op.100: Scherzo. Molto vivace 03:39
Antonín Dvořák
Música clásica: Romanticismo

Triste bizi naiz eta 03:25
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Begiak barrez barrez 03:13
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Ixil-ixilik dago 03:27
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Lili eder bat badut nik 05:16
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Pequeña serenata nocturna: Menuetto y trio 01:58
Wolfgang Amadeus Mozart
Música clásica: Clasicismo

Concierto para violín nº2, Op 35: Allegro moderato 02:52
Oskar Rieding
Música clásica: Romanticismo

Ständchen (Serenata) 03:40
Franz Joseph Schubert
Música clásica: Romanticismo

Aldapeko 01:37
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 2. movimiento 02:19
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Ikusten duzu goizean 05:01
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 1. movimiento 04:02
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Cuarteto nº 6: Allegro 01:50
Franz Joseph Haydn
Música clásica: Clasicismo

Concierto para violín nº1, Op 34: Allegro moderato 03:59
Oskar Rieding
Música clásica: Romanticismo

Sonata para violín en Sol mayor: Musette 02:51
Jean-Marie Leclair
Música clásica: Barroco

Gure aitak amari 01:45
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Axuri beltza 02:02
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Hiru damatxo 03:04
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Markoxen txarrixe 03:13
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Madalen Buzturingo 02:29
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Maria nora zoaz 03:59
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Pello Joxepe 03:01
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Cuarteto nº 5: Menuetto y trio 03:01
Franz Joseph Haydn
Música clásica: Clasicismo

Cuarteto nº 2: Menuetto y Trio 02:41
Franz Joseph Schubert
Música clásica: Romanticismo

Oriko xori a03:09
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Habanara joan ginan 05:13
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 3. movimiento 02:31
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Oi, Pello, Pello 03:03
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Amak ezkondu ninduen 03:01
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

A, a, a, ardo gorri nafarra 02:46
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Suite nº 3: Gavotte I/II 03:39
Johann Sebastian Bach
Música clásica: Barroco

Haika mutil0 4:49
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Maritxu malas mañas0 2:12
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Cuarteto nº 5: Menuetto y trio 03:01
Franz Joseph Haydn
Música clásica: Clasicismo

Cuarteto nº 2: Menuetto y Trio 02:41
Franz Joseph Schubert
Música clásica: Romanticismo

Oriko xori a03:09
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Habanara joan ginan 05:13
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 3. movimiento 02:31
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Oi, Pello, Pello 03:03
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Amak ezkondu ninduen 03:01
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

A, a, a, ardo gorri nafarra 02:46
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

 

Suite nº 3: Gavotte I/II 03:39
Johann Sebastian Bach
Música clásica: Barroco

Haika mutil0 4:49
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Maritxu malas mañas0 2:12
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Ikusten duzu goizean 05:01
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 1. movimiento 04:02
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Cuarteto nº 6: Allegro 01:50
Franz Joseph Haydn
Música clásica: Clasicismo

Concierto para violín nº1, Op 34: Allegro moderato 03:59
Oskar Rieding
Música clásica: Romanticismo

Sonata para violín en Sol mayor: Musette 02:51
Jean-Marie Leclair
Música clásica: Barroco

Gure aitak amari 01:45
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Axuri beltza 02:02
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Pequeña serenata nocturna: Menuetto y trio 01:58
Wolfgang Amadeus Mozart
Música clásica: Clasicismo

Concierto para violín nº2, Op 35: Allegro moderato 02:52
Oskar Rieding
Música clásica: Romanticismo

Ständchen (Serenata) 03:40
Franz Joseph Schubert
Música clásica: Romanticismo

Aldapeko 01:37
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Concertino en Sol: 2. movimiento 02:19
Ferdinand Kuchler
Música clásica: Romanticismo

Divertimento para cuerdas: Andante 03:51
Wolfgang Amadeus Mozart
Música clásica: Clasicismo

Tercera canción de Ellen (Ave María) 04:03
Franz Joseph Schubert
Música clásica: Romanticismo

Ene izar maitea 02:41
Oskorri
Músicas del Mundo: Pais Vasco

Il pastor fido: Marcha 01:13
Georg Friedrich Haendel
Música clásica: Barroco

Rondeau de Abdelazar01:36
Henry Purcell
Música clásica: Barroco

Divertimento para cuerdas: Menuetto01:00
Wolfgang Amadeus Mozart
Música clásica: Clasicismo

Judas Maccabaeus Chorus of Youths
Georg Friedrich Haendel
Música clásica: Barroco

Flamenco para violinistas

A menudo me ha llamado la atención la poca presencia que el violín suele tener en el flamenco tradicional. A pesar de que, en mi opinión (y en la de Ara Malikian por ejemplo), un instrumento tan adecuado tanto para el “lamento” como para la brillante alegría, para la expresividad emocional debería encontrar un lugar protagonista en una música que tanto utiliza el desgarro, el quejío, pero también la fiesta.

Y es que el violín se ha integrado con rapidez y facilidad en innumerables tradiciones musicales: desde el folk americano, el blues (tan afín, como expresión de un pueblo, al flamenco), la música celta, música tradicional india, árabe, judía, incluso los países nórdicos con sus bellas variantes del violín, y como no, las espléndidas influencias gitanas del Este de Europa, de Rusia, etc. En todas ellas se ha convertido en  pieza destacada, convirtiéndose en muchos casos en el instrumento solista desplazando a los cantantes

Y sin embargo, en nuestro país, flamenco y violín han permanecido tradicionalmente en sus mundos separados: el primero en la calle, en el pueblo, en la sabiduría oral, en la fiesta o el acontecimiento religioso; el segundo se quedó en la Academia, la música culta, en la élite y el estudio riguroso. Y aunque a veces la música clásica española tomaba formas y modos del flamenco, para dotar de “color local” a la música de compositores clásicos, pocas veces la relación iba en sentido inverso. Aunque poco a poco se van incorporando cuerdas a los cuadros flamencos, yo me preguntaba ¿nadie se atreve a un cante jondo de violín, o chelo?

Tengo muchos libros de partituras y ejercicios para violín de diversos estilos, blues, folk, música celta, gipsy, etc., pero nunca he conseguido encontrar ninguno enfocado en el flamenco.

Hasta ahora.

Recuerdo que mis primeras relaciones con esta música no fueron muy felices. Cuando era más joven, para mí el flamenco estaba asociado a conceptos del pasado que desdeñaba. El pasado era Franco, la vida rural, los pueblos, el blanco y negro, era lo que escuchaban los viejos, tan diferente a los brillantes y urbanos estilos anglosajones (rock, punk, soul, new age, tecno…) que, como a toda mi generación, seguía casi en exclusiva. Así que, salvo las inevitables excepciones de Paco de Lucía, Camarón, o los inclasificables Pata Negra, siempre le di la espalda, con esa costumbre tan nuestra de admirar lo ajeno y despreciar lo próximo (y también de valorar lo nuevo e ignorar lo antiguo), y hasta que no fui bastante adulto no empecé a apreciarlo.

Pero estaba ya resignado a no probar nunca estos “sabores” con mi violín cuando me encontré con el anuncio de la publicación del libro “Flamenco para cuerdas“, de Ernesto Briceño, que no dudé un momento en comprar para echarle un ojo y probar, aunque sólo fuera para quitarme la espinita clavada,  a flamenquear un poquito.

Ernesto Briceño es violinista, educador en diversas escuelas, director de orquesta, investigador de músicas del mundo y actualmente responsable de la Centro de Estudios Musicales María Grever

Briceño no ha querido, como él mismo dice en la introducción, hacer un libro de teoría flamenca o de “falsetas”. Se trata de una serie de ejercicios rítmicos y melódicos que nos permitan “sentir” lo fundamental en cuanto a ritmo y melodía de los principales palos y poder participar en proyectos flamencos con nuestro violín sin estar fuera de sitio.

Hay que tener en cuenta que el flamenco no se aprende estudiando teoría. Si no has tenido la suerte de interiorizar sus ritmos y peculiaridades desde pequeñito, si no te has ido acostumbrando a acompañar con palmas, a jalear y a participar en el flamenco será muy difícil que puedas participar de forma coherente sólo con estudiar un libro. Como decía Pavarotti “aprender música leyendo teoría musical es como hacer el amor por correo.” Y esto es más cierto que nunca con el rebelde y visceral flamenco. Pero si tienes suerte de conocer gente con quien tocar que lo domine, que te dejen ir metiendo cositas y te orienten un poquito, seguramente podrás pasarlo bien tocando. Desde luego un flamenco auténtico se moriría de risa en tu cara si le decimos que vamos a aprender a tocar bulerías leyendo partituras, pero vaya, a nosotros no nos queda otra, y si no conseguimos hacerlo nuestro, al menos que podamos entenderlo un poco.

Flamenco para cuerdas hace hincapié en los ritmos, porque no hay nada peor que no ir a compás, así que primero se practica la fundamental habilidad de hacer palmas. Las palmas son la columna vertebral de cada palo flamenco, dominarlas bien significa que no te perderás luego tocando el instrumento.

Flamenco para cuerdas

En su experiencia con músicas del mundo, Ernesto Briceño además se vale de la técnica de percusión vocal del sur de la India, Konnakol, utilizada brillantemente aquí para interiorizar las diferentes variaciones rítmicas. Palabras de 2, 3, 4 y 5 sílabas nos ayudarán a ir haciendo nuestro el ritmo.

El libro cuenta numerosos acompañamientos de audio que se pueden localizar cómodamente mediante códigos QR impresos, o bien con un ordenador al lado, conectándonos a la página SoundCloud de la Escuela María Grever.

Posteriormente se practicarán ejercicios rítmicos y melódicos de  tangos, bulería, alegrías, fandangos, rumba, siguiriyas, soleá por bulerías, tanguillos y tientos.  Al principio puede parecer que es un libro muy ligero, apenas 30 páginas pero os puedo asegurar que hay bastante trabajo ahí dentro, y mucha tela que cortar. Y debo reconocer que me ha costado un poco pillar bien algunas frases en su tiempo; en fin, como os dije, no lo escuché hasta que no fui adulto y ahora me resulta refractario.

Flamenco para cuerdas

He de confesar que, en mi entorno, las perspectivas de tocar flamenco con alguien son nulas. Así que mis prácticas con el libro seguramente resultarán estériles a nivel práctico, lo cual no quita para que me hayan servido para atisbar un universo fascinante y me haya familiarizado, siquiera ligeramente, con los misterios de esta música.

Y es que un músico es de alguna manera como un chef: cuantos más olores, sabores y texturas del mundo pruebe, más posibilidades tiene abiertas a la hora de crear su obra. A menudo me he sorprendido a mí mismo metiendo una “blue note”, un pequeño glisando, un poco de swing, en músicas que en principio no deberían llevarlos, matices que quizás son blasfemias o aberraciones, pero a mí me parece que es lo que hace que cada músico sea diferente y enseñe lo que lleva dentro. Antiguamente casi se podían distinguir los violinistas que seguían la “escuela rusa” de la “escuela francesa”; hoy en día la pedagogía se ha estandarizado mucho y se escuchan muchos grandes intérpretes de técnica portentosa pero muy parecidos, y son estas cosas, nuestros posos de la tradición, nuestra experiencia única y personal, los que pueden dar un poco de sabor a la interpretación.

Así que nada, inquietos de los nuevos sonidos, violinistas aburridos de su repertorio, podéis empezar a probar este mundo de la mano de “Flamenco para cuerdas“.

Y También en DVD: recientemente, el C.E.M. María Grever ha publicado también un DVD de “Flamenco para cuerdas”, que puedes adquirir junto al libro AQUÍ

 

 

 

Ilustración de Susana Subirana

Links:

Centro Musical María Grever

Página oficial de Ernesto Briceño

Página Soundcloud de audios “Flamenco para cuerdas”

Link para comprar online el libro

¿Qué debe estudiar un futuro violinista profesional?

Hace poco escribí un artículo que alababa la heterodoxia, la diferenciación, a la hora de enfrentar el estudio del violín. Pienso a menudo que la homogeneización en los planes de enseñanza, la estandarización de las técnicas, conllevan cierto empobrecimiento creativo, cierta pérdida de carácter en el intérprete. Pero también es cierto que hay que tener un plan, una estrategia de estudio, hay ejercicios que se deben hacer para alcanzar un mínimo de calidad musical. Son dos caras de la realidad, ambas tienen algo de razón. Este artículo va encaminado en ese sentido, pues recorre un plan de estudio para el futuro violinista que en teoría abarcaría todo lo necesario para llegar a ser un intérprete profesional con una formación completa y con una técnica impecable, según los estándares clásicos de la música occidental. El autor es Juan Krakenberg, músico de cámara y especialista en pedagogía de violín y viola, tema sobre el que ha escrito numerosos y eruditos artículos, ha colaborado en diversos medios como EL PAIS y páginas web como mundoclasico.com.

Planes de estudio para el futuro violinista

Por Juan Krakenberger

Antes de iniciar nuestro análisis, dejemos una cosa bien clara:

“Nadie puede predecir inicialmente si una criatura joven se convertirá en un profesional, o un aficionado feliz.”

Esto solamente se sabrá después de algunos años de estudios, y aún entonces las cosas se pueden torcer. Una cosa debe ser clara: Si realmente se detecta talento, no debe perderse el tiempo, y las prioridades deben ser definidas sin titubeos. Todo reposará sobre tres pies, como un atril: el profesor, el alumno, y su familia. Si uno de los tres no funciona como es debido, el trípode caerá y las cosas no han de marchar bien. Digámoslo de entrada: aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos. No importa, a esta altura, si de ello saldrá algún día una carrera o no. Conseguir tocar el violín es bueno para la personalidad del ser humano, estimula la inteligencia (¡más neuronas!) y forma el carácter. El filósofo y educador alemán Steiner, quien fue el creador de las escuelas Waldorf, hizo un análisis del asunto. Sus conclusiones aún son válidas hoy día.

“Aprender el violín a temprana edad es una de las mejores cosas que padres pueden hacer para sus hijos.”

Comienzos

La edad ideal para iniciar los estudios del violín es de 5-6 años. Todo lo que se haga antes de esa edad es útil, siempre que los chicos no se aburran. El énfasis debe estar en que eso constituya un juego más que un aprendizaje, acentuando aspectos tales como canto, ritmo, soltura del cuerpo y disfrute musical. No nos dejemos cegar por las hordas de niños japoneses tocando juntos al unísono. Su cultura es diferente.

“La edad ideal para iniciar los estudios de violín es de 5-6 años.”

Lo que intento exponer aquí es el camino que yo he seguido, y que me ha dado buenos resultados. Hay variaciones infinitas; no pretendo que este sea el único camino y sólo deseo aclarar dudas, si es que las hay, y proponer posibles respuestas. A los 5-6 años conviene empezar con los movimientos grandes, o sea, el movimiento del arco, y desarrollar la mano y el brazo derecho sobre cuerdas al aire. Una preparación muy minuciosa se halla en el libro Nº 1 de Leopold Auer (editado por Carl Fischer, USA), enteramente dedicado a cuerdas al aire, con una suave progresión de detalles útiles, incluyendo ligaduras sobre diferentes cuerdas, y desarrollando ritmo a través de movimiento, desde notas redondas hasta semicorcheas. Después de tocar este dúo con el maestro, el alumnito comienza a interesarse por la cosa, vuelve a casa y cuenta orgulloso: ¡he tocado a dúo con mi profe! Esto llamo yo una iniciación auspiciosa. Así queda garantizada una buena disposición para cosas menos atractivas que seguirán más adelante. La obra de Auer es muy minuciosa, y no hace falta trabajar todo el libro. Con las primeras quince páginas la destreza de arco tendrá un desarrollo suficiente, para empezar a pisar cuerdas. Hay muchas buenas escuelas para principiantes: Los cuadernos de Sheila Nelson, Eta Cohen, Rolland, y también Suzuki. Yo personalmente prefiero el libro Nº1 de la colección Doflein, debido a la alta calidad de la música seleccionada. Doflein originó los 44 Dúos para dos violines de Bartok, y los más sencillos se hallan en este libro. Que un incipiente músico sienta como suena un intervalo de medio tono, la tensión que ello crea hacia su resolución por un acorde que suena bien, es una aventura musical de tal envergadura que todo el mundo debería tener la ocasión de vivir semejante momento, y cuanto antes mejor. Y más aún en nuestros días, cuando la música contemporánea requiere una mente abierta y un oído acostumbrado a disonancias.

Trataré ahora de un tema delicado, a saber, el método Suzuki. Lo he usado con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.

“He usado el método Suzuki con éxito con muchos alumnos y lo recomiendo para futuros aficionados. Pero si un joven demuestra tener talento excepcional yo pasaría cuanto antes a un método más tradicional.”

Suzuki mismo dijo que su método estaba principalmente concebido para formar la personalidad del alumno, y no para producir violinistas. Siempre habrá un pequeño porcentaje que hará carrera, no importa con qué método, y la única cuestión es si se convertirán en buenos músicos. Mucho temo que para un futuro profesional, las armonizaciones de los acompañamientos de la escuela Suzuki dejan mucho que desear, algunas están sencillamente equivocadas o en el mejor caso, de mal gusto. No conviene que los alumnos se acostumbren a esto – no vaya a ser que sufran deformaciones auditivas que luego son difíciles de corregir. No quiero dejar de mencionar aquí el método que ideó uno de mis maestros, Ljerko Spiller, y que existe en versión española. Comienza en tercera posición, una propuesta muy astuta porque evita lo que tanto ocurre con los principiantes: Quieren cerrar el puño de la mano izquierda. El hecho que Spiller desarrolló su trabajo en la Argentina y no en Europa hace que su obra haya resultado menos accesible, pero no por ello de calidad inferior. Él se sitúa con justicia entre los mejores pedagogos del mundo del siglo 20. La fase elemental termina cuando, con ayuda de alguna de éstas escuelas, el alumno haya asimilado las cuatro posturas de los dedos y pueda tocar, sin pensárselo mucho, escalas de una octava en todas las tonalidades hasta 3b o 3#.

Segunda fase.

¿Qué hacer después¿ Éste es a mi juicio el momento álgido, más delicado, porque ahora comienza también la fase deportiva, o sea, el entrenamiento de los músculos de la mano izquierda y del brazo derecho, o lo que en general entendemos como técnica, y al mismo tiempo la educación musical sobre el instrumento. Es en éste momento en que hay que cuidar que el material sea bueno, accesible (no demasiado difícil), que permita al alumno recrearse, y que prevé tocar a dúo – como recompensa – con el maestro. Yo recomiendo para ello los libros 2 & 3 de Doflein, que se pueden trabajar simultáneamente, con énfasis sobre el Nº 2, y tomando las cosas con más calma con el Nº 3 (3ª Posición). Al terminar el Nº 2 sigue el Nº 4, y si se terminan los libros 2 & 4 más o menos al mismo tiempo que el Nº 3, tanto mejor. Pero – y esto es importantísimo – paralelamente debe trabajarse técnica. Comenzar con dosis modestas de Sevcik op 1 desde el principio, y Sevcik op 2, empezando con el ejercicio Nº 4, y gradualmente aumentando las dosis, a medida que el desarrollo del alumno lo permite.

Sevcik School of Violin Technique Op.1 Book1

“Hay los que prefieren trabajar solamente técnica – generalmente aquellos que tienen pereza mental – y otros hay que se resisten a trabajar técnica. En ambos casos hace falta firmeza para que las cosas se desarrollen orgánicamente.”

Quiero subrayar aquí una vez más: Facilidad no conculca calidad – al contrario! Escalas sobre dos, y más adelante, sobre tres octavas deben ser practicadas durante este periodo. El capítulo anterior ha de durar 3 – 4 años. Ya tenemos un violinista en ciernes, y es ahora que debe decidirse si sigue adelante con el violín o se pasa a la viola. Esto depende antes que nada de la forma como se desarrolló el alumno físicamente. Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido. (Sé que existen ahora violas de tamaño pequeño, pero su sonido – particularmente la cuerda de Do – deja mucho que desear, y por ello prefiero empezar vía el violín El cambio de clave es un ejercicio mental saludable, y nunca tuve problemas con el paso de la clave de sol a la de do.)

“Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido.”

Tercera fase.

A partir de ahora el joven violinista puede dedicarse al libro Nº 5 de Doflein – 4ª posición y más – y comenzar con estudios y obras. Los estudios de Kayser preparan bien para los de Kreutzer que vienen después, y en cuanto a obras, comenzar con Sonatas de Händel, conciertos de Bach y Mozart, Sonatinas de Schubert y Dvorak.

Kreutzer 42 Studies Violin

Cuarta fase

Si hasta aquí el alumno ha desarrollado un buen sonido, vibrato adecuado, y una afinación exacta, lo más delicado ya se ha conseguido. La edad ideal para iniciar esta fase es de 14/15 años, para que hasta los l8 los estudios de Kreutzer, Rode y Dont hayan podido ser dominados, con las obras de repertorio que corresponden a cada etapa estudiadas en paralelo. Y, no olvidar, escalas sobre tres octavas, con asiduidad, y escalas en terceras y octavas, de forma gradual. Las escalas de Flesch, revisadas por Rostal, constituyen un compendio excelente con digitaciones modernas, lo que no impide que el alumno use los ritmos propuestos por Galamian. Y, por fin, empezar con las Sonatas y Partitas de Bach, obras sine qua non para la formación de un músico cabal. De hecho, todo esto se ha convertido mientras tanto en trabajo muy duro, pero a esta altura nuestro candidato ya se halla plenamente sumergido en un camino sin retorno. Caminará por dicho camino y ya nada le ha de parar.

Partita Bach

He aquí un marco de plan de estudios razonable para formar a un violinista útil para la sociedad. Es inútil pretender formar solamente solistas. Si quiere la casualidad – 1 en 1.000.000 – que alguien tiene condiciones para ello, esto se manifestará por sí solo. Embarcar a todos en una carrera hacia el virtuosismo queda reprobado por una cifra: solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante. Los demás serán músicos de buenas orquestas sinfónicas o de conjuntos de cámara.

“Solamente 1 entre 200 alumnos de la Meca del Violín – la escuela Julliard de USA – tendrá una carrera relevante.”

Todo el mundo sabe cuanto cuesta ser aceptado en Julliard. Y aún así, no hay nada de malo con esta realidad. Si los límites de edad arriba mencionados no se cumplen, y los años pasan, aún tendremos violinistas aceptables pero tal vez no de la estatura requerida para ejercer la profesión. Todo depende de la actitud y condiciones físicas del alumno. Es bastante frecuente que algunos violinistas empiecen su carrera profesional a los 25 años de edad. Una carrera de solista queda excluida, pero pueden convertirse en músicos de orquesta eficaces. ¿Porqué subrayo tanto el factor tiempo, si esto es así? La respuesta es sencilla: Cuanto más joven el alumno, tanto más fácil ha de avanzar, con todas las posibilidades abiertas. Perder el tiempo es, en nuestro caso, un lujo. Confieso que he cumplido mis propios límites de tiempo solamente con un puñado de alumnos…!pero les fue bien! Los otros también están felices, algunos serán abogados, otros han de enseñar, y se deleitarán tocando el violín el resto de sus vidas. No hay nada de malo con eso, ¿no es así? Probablemente, los que me leen son o serán miembros de la profesión, lo mismo que yo, y una de las cosas con las cuales tenemos que apechugar es que nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.

“…nadie que no ha tenido contacto con el violín tiene la más mínima posibilidad de entender lo difícil que resulta convertirse en buen violinista.”

Es verdad, hay jóvenes con gran facilidad pero muchas veces adolecen de seguridad cuando deben pasar un examen o deben competir. Para obtener buenos resultados, el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: Carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más. Un buen profesor de violín es, por naturaleza, un optimista. Si no lo fuera, no haría ese trabajo. ¡Las probabilidades en contra son demasiado grandes! ¡Pero que enorme satisfacción se obtiene cuando emerge un buen violinista! Esto es más que una generosa recompensa por las horas interminables que se necesitan para cumplir con este trabajo.

“…el profesor necesita una buena dosis de suerte para encontrar alumnos donde todos los ingredientes coinciden: carácter, musicalidad, paciencia, aguante, perseverancia, control del cuerpo, y muchas cosas más.”

Notas:

Los enlaces a las obras pedagógicas mencionados provienen de dos fuentes: las obras más recientes con derechos de autor se dirigen a la web de venta de partituras Sheetmusicplus, mientras que las obras más antiguas de autores con coypright ya vencido están extraídas de la librería de partituras de dominio público Petrucci, posiblemente la fuente más grande de partituras libres de derechos en internet. Sin embargo, la necesidad de presentar en el artículo algunas de las obras clave me ha llevado a utilizar también al polemico portal Scribd como fuente para la visualización de algunas obras. Sólo he utilizado aquellas que también se pudieran encontrar en dominio público. No obstante todo lo dicho, yo siempre recomiendo, en la medida en que la economía lo permita, comprar obras editadas: es más práctico, se conservan mejor, más sencillo de usar sobre el atril, y teniendo en cuenta el coste de imprimir folios en una impresora, y que ese tipo de impresiones se suelen terminar deteriorando, tampoco hay tanta diferencia de coste. He buscado una forma de contacto con el señor Krakenberg para solicitarle permiso para publicar su artículo. Sin embargo, la dirección de e-mail que conseguí encontrar parece ser errónea, de modo que desde aquí le agradezco su trabajo y quedo a su disposición por si por cualquier razón quisiera que este artículo no se viera publicado.