Para diseñar el proceso de evaluación tomamos como base teórica el portfolio. A partir de esto extrajimos algunas particularidades de este tipo de evaluación de modo tal de diseñar un instrumento que resulte adecuado a las características de los niños de esta sección.
Dispondremos de una figura de un tren realizado en un material lo suficientemente resistente para que perdure durante todo el año. Este tren constará con cinco vagones, uno para cada unidad de esta planificación. Así mismo cada vagón será particularizado con un color que coincide con el que tendrá cada unidad, y además brindará la posibilidad de guardar dentro del mismo papeles, CD´s, imágenes, dibujos de los niños, etc. Así durante el desarrollo de la unidad se podrán guardar ahí mismo referencias a las producciones realizadas por los niños. En el caso de ser producciones musicales estas se grabarán de modo tal de, llegado el momento, poder escucharlas.
Es importante esta descripción detallada que realizamos del recurso material que se utilizará pues es parte esencial de la posibilidad que les brindaremos a los niños de autoevaluarse. Con esto queremos expresar que el proceso que los niños realicen para auto evaluarse será tan valioso como el propio proceso de aprendizaje, pues justamente es entendida la evaluación como un proceso de aprendizaje en sí mismo. De este modo propone un proceso de evaluación como aprendizaje.
Una característica sustancial del instrumento de evaluación del cual nos estamos “inspirando” para diseñar esta evaluación de proceso es la reflexión por parte de los niños sobre las evidencias recolectadas en cada vagón (trabajos, experiencias, grabaciones, dibujos, etc). Esto es porque, será la reflexión y la toma de decisiones sobre incorporar o no tal o cual evidencia en el vagón, lo que permitirá vincular todas estas experiencias con los aprendizajes realizados y regular el proceso de aprendizaje (identificar qué se superó ampliamente o qué puede mejorarse). Además será este el momento en que los niños tomarán consciencia de de su propio aprendizaje que esto es también, aprender sobre el aprendizaje realizado.
Para dar cuenta de esta reflexión sobre el proceso se propone realizar “paradas” (para los niños será, por ejemplo, la “parada en la estación violeta”), donde se identifique un momento en revisar (escuchar, mirar, pensar) todo lo que se guardó como evidencia en el vagón correspondiente (en el ejemplo, el vagón violeta) y se emitan juicios de valor sobre lo realizado. Para lograr esto, se planificarán, lo que llamaremos “ayudas”, que permitirán guiar al grupo de niños de modo tal de lograr conclusiones sobre lo realizado. Esto no será una tarea sencilla para los alumnos, porque les estamos proponiendo que piensen sobre lo que hicieron y, aun más, puedan expresar e identificar fortalezas y debilidades de su trabajo. Pero en este punto una cuidadosa planificación de las “paradas” puede salvar algunas de estas dificultades.
Una aclaración importante sobre las “paradas”: éstas se realizarán inicialmente luego de terminada una unidad, es decir cuando el vagón esté “totalmente cargado” de evidencias. No obstante no se descarta la posibilidad de plantear una actividad de reflexión en otros momentos del desarrollo de las unidades (“parada de emergencia”). Esto posiblemente dependerá del las decisiones didácticas que se vallan tomando a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje en cada sala en particular.
Además de considerar este poderoso instrumento de evaluación nos parece importante otorgar un lugar en este desarrollo al feedback de las actividades de instrumentación y ejecución musical. Para Ferrero y Martín (2002),
(…) el docente por medio del feedback intenta que el grupo o cada integrante del mismo mejore a partir del entendimiento de su performance, observada desde afuera. El profesor a cargo en algún momento debe colocarse como oyente externo, evaluando el resultado artístico musical del mismo, intentando separar el conocimiento que posee del desenvolvimiento del grupo, de la comunicación entre ellos, de la aceptación o no de consignas, de las capacidades individuales observadas durante el proceso, entre otros aspectos. (pp. 325)
Desde estas perspectivas abordadas, vemos que la evaluación estará fusionada explícitamente con el proceso de enseñanza desde estas dos cuestiones: la retroalimentación constante en las actividades corales y de instrumentación, y en la evaluación y auto evaluación del procesotravés del “portfolio grupal”.
“Todo diseño de evaluación como todo producto humano es susceptible de mejora y por tanto sujeto a crítica. Pensamos que la mejor forma de aproximarse al objetivo de realizar evaluaciones justas es precisamente reconociendo nuestra incapacidad para ser evaluadores perfectos” (Prieto Alberola, 2001, p.337)