Si te ha pasado alguna vez que terminas de cantar una canción y te preguntan en qué idioma estaba, significa que necesitas vocalizar mejor.
Piensa que uno de los puntos fuertes de una canción es la letra.
Cuando cantas es vital entender lo que estás diciendo y darle la emoción adecuada.
No es lo más importante a la hora de interpretar, pero si los que te escuchan entienden lo que dice la letra tienes mucho ganado.
Vocalizar bien puede ayudarte a mejorar tu técnica, como puedes leer en este artículo.
Pero además, te ayudará a ganar seguridad en el escenario.
¿Por qué me cuesta vocalizar mejor?
Hay varias razones por las que te cuesta vocalizar. Vamos a ver si te identificas en alguna de ellas:
No te gusta llamar la atención
Una de las razones más comunes por las que te cuesta vocalizar es la timidez.
Como inconscientemente lo que quieres es pasar desapercibido, instintivamente no vocalizas, para que no te entiendan y así que no te presten demasiada atención.
Recuerdo que en el colegio, cuando la profesora hacía una pregunta a la clase mis compañeros levantaban la mano con la respuesta, pero yo, aunque la supiera, me quedaba quieta.
Sí que es cierto que alguna vez me decidí a levantar la mano, cuando nadie más lo hacía, pero curiosamente sólo me vienen a la memoria las veces que al dar la respuesta llamé demasiado la atención por dar una respuesta que el profesor no esperaba.
Eso reforzó mi creencia de que lo mejor era quedarse callado y esperar a que otro o el propio profesor diera la respuesta.
Y esa creencia me hizo cohibirme aún más.
Es curioso cómo algunas personas a las que nos pasa esto llegamos a cantar en un escenario.
¿No se supone que si no te gusta llamar la atención no deberías querer subir a un escenario o pronunciar un discurso?
Para mi siempre ha sido muy contradictorio pero lo entiendo porque he pasado por ello también.
Solución: Enfrentarte a tus miedos.
Tienes que ejercitar esta faceta tuya como cualquier otra que quieras mejorar.
Así que la próxima vez que estés en una clase y alguien pida un voluntario, sin pensarlo sal tú. Tiene que ser de manera automática, porque si lo piensas un segundo es posible que te eches atrás.
Esto lo vas a tener que repetir unas cuantas veces hasta ganar la confianza que necesitas, pero vale la pena y te sentirás muy orgulloso de ti mismo.
Tu cerebro va más deprisa que tu voz
Cuando te pasa esto, lo que sucede es que quieres seguirle el ritmo y en ese afán acabas hablando demasiado rápido.
Al hablar demasiado rápido no vocalizas bien y a los demás les cuesta mucho entenderte.
Si este es tu caso, deberías intentar ralentizar tu voz.
A ti te parecerá extremadamente lenta, pero será más fácil que te entiendan.
Si tienes que hablar ante un micrófono en una sala con mucho reverb (por ejemplo en una iglesia), es super importante hablar más despacio para que te puedan entender.
Tienes tensiones en la cara
Cuando no tienes relajada la cara es mucho más difícil gesticular para vocalizar mejor.
Tienes que trabajar en diferentes aspectos que mejorarán ese problema, así que este punto lo voy a desarrollar un poquito más y a darte algunos ejercicios que te ayuden a mejorar.
1. Lo primero que necesitas es relajar los músculos de la cara
Para ello puedes utilizar este ejercicio:
Tienes que dejar salir un flujo de aire de manera continuada, aunque no con demasiada presión. Aguanta los músculos de tus mofletes con las manos mientras lo haces y deja que tus labios vibren libremente entre sí.
Aquí puedes escuchar un ejemplo:
2. Ahora es el turno de la mandíbula
Necesitas relajar la mandíbula para que pueda moverse libremente.
Quiero que lo pruebes con un ejercicio cualquiera. Lo ideal es que dejes que caiga cada vez, más que moverla tú intencionadamente.
Si te parece demasiado exagerado, ponte delante de un espejo y observa mientras lo haces. Verás como no es tan exagerado como pensabas. Cuando estés en plena charla o cantando ya no tienes que estar pendiente de eso, pero en los ejercicios podemos exagerarlo un poco más, para que el cerebro lo vaya asimilando poco a poco.
Pruébalo con este ejercicio por ejemplo:
3. Vamos a relajar la lengua
La lengua es uno de los músculos que más se tensan.
A la hora de vocalizar es uno de los que peores pasadas nos juegan, ya que a veces puede hacer que nuestra voz suene rara o engolada.
Lo más común es que se vaya excesivamente hacia atrás y eso haga que no salga la voz clara.
Te voy a proponer un ejercicio que te ayude a relajar la lengua y que eso te haga vocalizar mejor.
Saca la lengua y aguántala con los dientes. Ahora imita un maullido de gato mientras haces la escala. Intenta mantener el sonido durante todo el rato:
4. Especial frases difíciles
Ponte un lápiz en la boca sujetándolo con los dientes y pronuncia la frase difícil ralentizándola.
Ves normalizando la velocidad mientras sigues sujetando el lápiz con los dientes.
Cuando estés preparado, quita el lápiz y verás como ahora es mucho más fácil de pronunciar.
Si añades dificultad a la práctica, cuando quites esa dificultad, ¡esa frase difícil será mucho más fácil!
¡Estaré muy contenta si todos estos consejos te ayudan y mucho más si los compartes para que puedan ayudar a otras personas!
Imagen: Algunos derechos reservados por rachel sian
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