Algo que pasó hace miles y miles de años

Hoy he amanecido con una idea en la cabeza: si estoy aquí, en este mundo, es porque hace muchos años, absolutamente todos mis ancestros consiguieron sobrevivir.

Si esto te parece loco, esto es más loco.

Asciendo del primer ser (fuese lo que fuese) que tuvo descendencia.

Boom. Ahí queda eso.

En los cientos de miles, en los millones de años que han pasado, cualquier cosa podría haber fallado y cualquier eslabón de la cadena de mis ancestros hubiese podido morir sin tener descendencia.

Y… ¡puf! Yo ya no estaría aquí.

Tu caso es el mismo.

No me voy a meter tanto en si eres creyente de alguna religión, porque no me las sé todas, pero si sigues la religión cristiana, aunque desciendas de Adán y Eva, has tenido ancestros desde entonces, y han podido sobrevivir durante todos estos años.

Ahora que lo pienso… de una forma u otra, tú y yo somos familia. ¡Esto es la leche!

Tenemos la suerte de vivir en la mejor época de la historia humana. Vivimos en una sociedad más segura que nunca, con más libertad que nunca, y con una intercomunicación alucinante.

Hasta mis gatitos tienen una vida más acomodada que la de mis bisabuelos.

Todo esto me hizo pensar también… si todo es tan mejor que antaño, ¿cómo es posible que consigamos menos cosas que antes?

Precisamente por eso. Todo es tan fácil ahora en comparación a antes, que no hay esfuerzo por nuestra parte.

Yo creo que esto es algo que nunca va a cambiar, incluso con el advenimiento de la inteligencia artificial. Nos hará la vida más fácil, pero si queremos conseguir cosas para nosotros, tendremos que poner de nuestra parte.

Nota al margen: si no has visto la película Idiocracia, te la recomiendo. Es una risa.

Una máquina no puede desarrollar por ti tu habilidad de cantar mejor.

Netflix no va a mejorar tu voz.

Por mucho que veas TikTok, si no te pones a HACER no conseguirás ser mejor cantante.

Parece sencillo, parece obvio, pero mucha gente piensa que para cantar se nace, pero no es verdad. Hay que currar.

Puedes empezar recibiendo consejos diarios a través de nuestra lista de correo. Lo puedes hacer justo aquí debajo y es gratis.

Este artículo Algo que pasó hace miles y miles de años pertenece a VoKalo.

Nos llaman estafadores… otra vez

Yo siempre estoy contenta. No es algo que haga queriendo. Simplemente soy así.

Pero las cosas me afectan, como a todos.

Nosotros entrenamos voces desde un punto de vista muy muy diferente al habitual.

En general, se cree y se enseña que hacer ejercicios de respiración es absolutamente vital y fundamental para cantar mejor, e incluso para hablar mejor.

Se cree tan imprescindible que mucha gente se pasa horas con sus vocal coaches aprendiendo a respirar haciendo ejercicios de respiración.

Nosotros no podemos estar más en contra de esto, por tres razones:

  1. Lo hemos vivido en nuestras propias carnes. Horas y horas de ejercicios de respiración para seguir cantando siempre igual, con los mismos problemas y limitaciones.
  2. Lo vemos en nuestros alumnos. Las voces de nuestros alumnos mejoran (y rápido) sin hacer ni un inútil ejercicio de respiración.
  3. Nuestros alumnos nos lo dicen en cuanto empiezan a ver los resultados.

Hace años, cuando empezamos, nadie pensaba así, y nos decían de todo. Esa fue la época en la que me llamaron estafadora por primera vez.

Antes me afectaba. Ahora me río.

Que curioso que, con los años, cada vez más gente reniega de los ejercicios de respiración. Por algo será.

Aunque aún hay muchísima más gente que sigue anclada en esas creencias antiguas.

Precisamente los que nos llaman estafadores, como el otro día en Facebook. Muy curioso también que sea vocal coach (según su perfil de Facebook).

Igual que pasa con la respiración, pasa con muchos otros aspectos de la voz.

¡Pero oye! Si hay quien está feliz de trabajar su voz de esa manera, genial.

Mi intención no es robar alumnos de otra gente (que creo que es lo que piensan que quiero hacer).

No necesito hacer eso.

Mi intención es informar para que no pierdas el tiempo (y dinero) como hicimos nosotros, y que cada uno decida.

Por eso te digo que hay vida más allá de esos ejercicios de respiración y que hay cosas más importantes que puedes trabajar para cantar mejor.

Puedes seguir creyendo que la respiración es lo importante… o puedes trabajar en lo importante.

Si quieres trabajar ya en lo importante, puedes empezar por apuntarte a nuestra lista de correo. La que está justo aquí debajo.

Este artículo Nos llaman estafadores… otra vez pertenece a VoKalo.

Esto fue lo que pasó con mi sello discográfico

Hace muchos años yo cantaba en la banda Eternya.

Yo llevaba poco tiempo siendo la cantante, cuando un sello discográfico se interesó por la banda.

Te estoy hablando de alrededor del año 2.006, uno de los mejores momentos para que una discográfica se interesara por ti.

Fue justo antes del boom de Internet.

Antes no eras nadie sin una discográfica. Hoy en día sigue siendo bastante necesario, aunque al menos tienes la opción de abrirte camino por tus propios medios.

Como yo llevaba poco tiempo en la banda, sólo podía estar de oyente en la reunión que tuvimos para hablar sobre qué hacíamos con esa oferta.

Nos enviaron un contrato en el que nos exigían exclusividad para trabajar con ellos, lo cual es perfectamente normal… pero no les pareció bien a los dos fundadores de la banda.

Era una discográfica más bien pequeña, y ellos querían trabajar con algunas de las discográficas más grandes del momento, por lo que no firmamos.

¿Sabes en qué quedó la cosa? En una anécdota para contar en un correo.

Después de unos años, la banda se disolvió.

Pero también me llevé un gran aprendizaje al ver cómo metieron la pata (yo habría firmado el contrato): apuntar a lo más alto es igual de importante que hacer los pasos intermedios que te llevarán a la cima.

Cuando empiezo a entrenar la voz de alguien con quien no he trabajado nunca, esto lo veo mucho.

Fijan su mirada en conseguir sonar de esta o aquella forma, de afinar mejor, …

Da igual lo que estén buscando, porque nada de eso ocurre hasta que entienden que hay pasos intermedios.

Eso significa aprender a utilizar la voz de la forma más relajada posible, con el menor esfuerzo posible.

Esto no quiere decir que tengas que estar años y años practicando para empezar a sonar bien.

Todo lo contrario.

Si dejas de buscar “sonar bien” y te centras en buscar siempre el mínimo esfuerzo físico para utilizar tu voz, tu evolución va a ser exponencialmente más rápida.

Este artículo Esto fue lo que pasó con mi sello discográfico pertenece a VoKalo.

Tu voz nace en tu mente

Llevo 3 años estudiando contigo, y al acabar una sesión nunca he sentido ninguna molestia en la voz. He estudiado con profesores muy buenos durante 12 años, y siempre terminaba con la voz cansada.

Esto me lo dijo Laura el pasado miércoles, y me hizo pensar en la de cosas que damos por hechas.

Que si las notas agudas tienen que costar esfuerzo, que si tengo que coger más aire para que no se me acabe, …

Que si después de una sesión es normal acabar con la garganta “trabajada”.

Pero va más allá de todo esto. Estoy hablando de cómo utilizas tu voz.

Literalmente.

Hablo de cada pensamiento que tienes para accionar la maquinaria que es tu voz.

Algo tiene que pasar por tu cabeza cuando cantas una nota grave, y algo distinto cuando cantas una nota aguda.

Eso también se puede cambiar. Eso se debe cambiar.

Tu voz nace en tu mente. Por eso es tan difícil aprender a controlarla de una forma diferente de la que ya conoces.

Es normal obsesionarse con que “este músculo hace esto” o “este hace esto otro”, e igual de normal es olvidarse de que el inicio de todo es ese primer pensamiento.

El interruptor de la máquina.

Si no cuestionas tu forma de cantar una nota grave, por ejemplo, no la vas a cambiar nunca.

Podemos ayudarte a cuestionar eso y muchas más cosas. Lo haremos gratis. Sólo tienes que suscribirte a nuestra lista de correo. Es gratis y lo puedes hacer un poquito más abajo.

Este artículo Tu voz nace en tu mente pertenece a VoKalo.

El día en el que casi me muero

Era un día como otro cualquiera. Mi familia y yo habíamos ido a visitar a mis abuelos.

El día transcurría con total normalidad, o al menos no recuerdo que pasara nada especial.

De repente, me entraron ganas de hacer pis y fui al lavabo.

Todo bien… hasta que llegó el fatídico momento… no era capaz de abrir el cerrojo de la puerta del lavabo porque no llegaba para abrirlo (no sé cómo lo pude cerrar).

Estaba encerrada en una habitación pequeña, sin salida.

¿Qué iba a comer? ¿Dónde iba a dormir?

Estaba desesperada. No sabía qué hacer, así que hice lo mejor que puede hacer una niña de esa edad para solucionar sus problemas: llorar con todas mis fuerzas.

Si nunca te has quedado dentro de un lavabo sin posibilidad de salir cuando eras niño, no entenderás el miedo que pasé.

¡No te estoy hablando en broma! Te lo digo de verdad. Auténtica desesperación.

Mi abuelo oyó mis berridos y vino a ver qué pasaba. Se lo expliqué entre sollozos, con toda la desesperación posible, pero él no perdió la calma.

Es más, empezó a decirme qué tenía para salir.

Me preguntó si veía algo en donde subirme para poder abrir el cerrojo, pero yo estaba nerviosisima y lo único que podía ver era mi final. No había nada en ese lavabo que me pudiera salvar el pellejo.

Había tenido una buena vida… feliz. La verdad es que podía haberme conformado con eso.

Pero mi abuelo me dijo si podía ver la báscula, acercarla a la puerta, subirme y abrir el cerrojo.

Entre lágrimas y mocos lo intenté, ya resignada a pasarme ahí toda la vida (o lo que me quedaba de ella).

Me subí a la báscula, me subí y… abrí el cerrojo sin mayor problema.

Esa frustración que viví de niña, los adultos también la vivimos. Nos ofuscamos con algo y no vemos más allá.

Lo veo CADA DÍA con los cantantes. No llegan a esa nota aguda y se desesperan, intentan lo mismo una y otra vez, golpeándose contra un muro, con pura desesperación.

“No lo voy a conseguir nunca” son palabras que oigo a menudo en esos momentos.

En ese momento me convierto en el abuelo de esa persona, no pierdo el control, y les guío para que encuentren esa báscula.

Y de repente vuelves a tener toda una vida por delante.

¡Ah! También tienes justo aquí delante (más bien debajo) la forma de suscribirte a nuestra lista de correo. Gratis.

Este artículo El día en el que casi me muero pertenece a VoKalo.