Todos los músicos, estudiantes o no, suelen practicar con su instrumento prácticamente a diario. A menudo, las horas de estudio se vuelven improductivas y tenemos la sensación de que no avanzamos en nuestra interpretación. Las razones de esta improductividad pueden ser muchas, por ejemplo, la falta de concentración, de la que ya hablamos en este otro post. Sin embargo, el hecho de que no aprovechemos bien las horas de estudio puede tener su origen en la falta de organización.
La planificación es esencial para los músicos. Hay que saber planificarse a corto, medio y largo plazo. Hoy vamos a hablar de planificarse a corto plazo: la planificación del estudio diario.
Independientemente del instrumento que se toque (incluyendo también el canto), hay unos puntos comunes que todos debemos trabajar:
- Escalas y arpegios
- Técnica
- Repertorio
Siempre que estudiamos, lo hacemos en función de un objetivo marcado a medio o largo plazo. Los objetivos más comunes son:
- Mejorar nuestra técnica
- Preparar un concierto/recital
- Preparar un examen o audición con tribunal
Nuestra planificación diaria estará siempre supeditada a estos objetivos a medio y largo plazo. En función de ello, debemos repartirnos el tiempo que le dedicamos a cada aspecto. Veamos las distintas posibilidades:
Situación A
Nos encontramos en un momento profesional en el que no tenemos conciertos o exámenes a la vista. Podemos dedicarnos entonces a trabajar en nuestra técnica para mejorarla, pudiendo dar menos importancia al repertorio. En este caso, dado que estudiar mayoritariamente técnica puede resultar agotador y tedioso, se puede acortar el tiempo de estudio diario.
Para estudiar técnica, primero debemos determinar qué aspectos vamos a mejorar. En función de éstos, recopilaremos todos los ejercicios y estudios que nos sirvan. Por un lado agrupamos los ejercicios técnicos en bloques – por ejemplo, Bloque 1 spicatto, Bloque 2 vibrato, Bloque 3 coordinación…ect -. Por otro determinamos de manera clara para qué nos sirve cada estudio elegido. A la derecha vemos una planificación como ejemplo.
Situación B
Imaginemos que nos preparamos para un concierto o audición. Lo normal es que interpretemos una sola obra, como una sonata o un concierto solista. En este caso, podemos dividir la obra en varias partes para trabajarlas de manera individual y luego ir uniendo poco a poco.
Las escalas y la técnica no deben desaparecer de nuestra planificación diaria, pero sí podemos darle menos peso frente al trabajo con la obra que vamos a interpretar. Es importante añadir a nuestro estudio diario una sesión de grabación y visionado de dicha grabación para autocorregirnos de una forma más rápida y sencilla. Tenéis el ejemplo de planificación a la izquierda.
También, cuando se acerque la fecha del concierto, podemos realizar pases delante de compañeros, amigos y familia para trabajar la concentración en público y los nervios. Sobre cómo enfrentarse a una audición, examen o concierto tienes este otro post.
Situación C
Pongámonos en el caso de que nos estamos preparando para ingresar en una orquesta. Aquí el repertorio se amplía. Por lo general, tendremos unos 5-8 pasajes orquestales que preparar, además de uno o dos primeros movimientos de concierto con cadencia. Montar un repertorio amplio, ya sea para presentarnos a un examen del conservatorio o para opositar, siempre nos impone un poco. No debemos sentirnos superados por la presión de presentar aceptablemente todo el repertorio exigido. La clave en estos casos es la organización.
Lo primero, no olvides ni dejes de lado el estudio diario de las escalas. Añade algo de técnica mientras las trabajas, distintas articulaciones, medidas, velocidades… etc. Si tienes poco tiempo para prepararte, es muy importante que sepas priorizar. Ten en cuenta variables como: es probable que no te escuchen los conciertos enteros, si hay fases y si te ves capacitado para superarlas, qué pasajes no has trabajado nunca… etc.
La clave está en la organización diaria del estudio. Dar más tiempo a las partes del repertorio que menos conoces, reforzar tus puntos fuertes y sobre todo trabajar con tranquilidad y concentración para sacar el máximo partido con el mínimo esfuerzo.
¿Qué hacer cuando se tiene poco tiempo?
Trabaja escalas. Si te sobra algo de tiempo, puedes centrarte en los pasajes más complejos de repertorio y trabajarlos individualmente.
Recomendaciones generales:
- No estudies desganado o distraído, es contraproducente.
- No te impongas la planificación, si un día hay un punto que te lleva más tiempo del que esperabas y no puedes trabajar todo lo que te habías planificado, no te agobies ni te canses aumentando el tiempo de estudio. Simplemente aprende de lo ocurrido e intenta gestionarte mejor la próxima vez.
- No dejes pasar los errores, porque se te grabarán y perderás eficiencia en el estudio.
- Respeta siempre los descansos.
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