Aparte de con Platero, acabamos este año con otro importante centenario: el del alto el fuego que, en plena Primera Guerra Mundial, decidieron regalarse mutuamente un grupo de combatientes alemanes y británicos del frente belga.
Hartos de tanta sangre y de tanto amigo muerto, acabaron tomando conciencia de la estupidez que siempre supone una guerra, del error que suponía estar ahí. Y en un momento dado asumieron que
en la trinchera de enfrente también había personas con sus mismos sufrimientos y temores, personas a las que simplemente les había tocado estar en el otro bando. Así que despreciaron la idea de seguir matándose entre sí.
La Tregua de Navidad de 1914 fue un hecho insólito y completamente admirable, pues estos hombres arriesgaron sus vidas en pro de la paz y de la convivencia entre seres humanos por encima de cualquier bandera, frontera o prejuicio. Además, al desobedecer a sus superiores se expusieron luego a represalias por parte de sus respectivos ejércitos.
En esta campaña publicitaria, perteneciente a unos supermercados de Inglaterra, se recrea muy bien el emotivo suceso:
Si has sido observador, te habrás dado cuenta de por qué quien escribe le dio tanto valor a la música y al deporte cuando ponía título a esta entrada. Por un lado, el archiconocido Noche de paz comenzó como una mano tendida, acabó como un abrazo sonoro. Aun cantando en idiomas diferentes, británicos y alemanes estaban, de repente, siendo capaces de compartir algo que no fuesen balas: una misma melodía.
Por otro, tras compartir también comida, bebida y cigarrillos ¡acabaron hasta jugando un partido de fútbol! Ya se habían hecho amigos, ya habían perdido el miedo.
Bien, ahora también entenderás a qué venía la escultura con forma de balón de la primera fotografía: se trataba de un monumento conmemorativo que la UEFA ha querido colocar esta misma semana en el mismo lugar en donde sucedió todo esto, como un homenaje a lo mejor que puede dar de sí el deporte rey.
Lástima que haya personas que utilicen el fútbol como mera excusa para ejercer la violencia, como ya sabéis, cuando precisamente tiene un poder impresionante para unir a la gente (como cualquier deporte). Ojo, también la música ha sido empleada como arma para el odio, que, por ejemplo, solo hay que leer
las letras de algunos himnos nacionales.
Pero ese no es el caso de esta canción de los noventa, del grupo inglés
The Farm, cuyos miembros, inspirados por la Tregua de Navidad de 1914, difundieron un texto precioso que te animo a seguir en el siguiente vídeo subtitulado:
Como curiosidad, compara los acordes de este tema con el bajo del
famosísimo canon de Pachelbel: comprobarás que se repite nota por nota; es algo que ocurre con muchísimas canciones pop, pero de ello hablaremos ya otro día...
Ahora me interesa que escribáis en los comentarios de esta entrada y compartáis vuestra opinión ante esta hermosa historia. O también, que aportéis más ejemplos de cómo la música o el deporte han favorecido o favorecen la cultura del pacifismo y la unión entre las personas. Si eres alumna o alumno de Música del IES Andrés Benítez no olvides indicar tu nombre completo y tu curso (que luego estas cosas suben puntos de actitud). Si no, recuerda que, por supuesto, también estás invitado a participar.
¡Felices vacaciones!