Cuando la cantidad va contra la calidad

Propósitos para el nuevo cursoEstamos a pocos días del comienzo de un nuevo curso escolar. Todos los años por estas fechas suelo sentir cierto nerviosismo, un nerviosismo bueno pues cierta tensión ayuda a conseguir y mantener la atención necesaria para desarrollar adecuadamente cualquier tarea.

Sin embargo, este año noto que esta tensión es algo excesiva y hay momentos en los que me siento desbordado y asaltado por un profundo pesimismo. No creo que hagan falta que muchas explicaciones: todos estamos viendo a diario cómo la democracia y la justicia social están siendo desmanteladas por los que han sido elegidos prometiendo cumplir con su deber constitucional de mantenerlas y potenciarlas. Al contrario, cada día que pasa asistimos atónitos a un nuevo recorte de nuestros derechos, e insisto en la palabra derechos para que quede claro que no estamos hablando de concesiones benévolas sino de lo que nos pertenece y nos están arrebatando. No me voy a alargar sobre este tema y voy a dejar para otros lugares las discusiones y las reivindicaciones de otros derechos que no sean el que tiene estricta relación con este blog, el derecho a la educación.

Por lo que siento en primera persona y por lo que noto en mis amigos/as y colegas, hay mucha inquietud entre el profesorado, lo que seguramente  dentro de unos días se reflejará en la atmósfera de las salas del profesorado, de los claustros, de los departamentos y hasta de los pasillos de los centros educativos. De las aulas no, de esto estoy seguro, porque nosotros sabemos distinguir a quienes nos debemos.

Frente al alumnado estaremos firmes e íntegros, aunque, tal como se suele decir, la procesión irá por dentro. Conseguiremos ocultar a nuestros alumnos y alumnas la rabia que nos produce el hecho de que los recortes económicos que hemos sufrido y que seguiremos sufriendo, con los sacrificios que conllevan, no están sirviendo para lo que nos prometieron, es decir para evitar despidos. La idea que nos transmitieron en su momento fue cobrar menos para cobrar todos. Sin embargo, esta parte de nuestro sueldo, así como el sueldo íntegro que le hubiera correspondido a nuestros compañeros y compañeras que han pasado a engrosar las listas del paro, los han entregado a los mismos ávidos e insaciables especuladores que han provocado la crisis.

Este es sólo uno de los resultados nefastos de subir la cantidad de horas lectivas. Vamos a ver otro: cada profesor/a tiene que dar 2 horas más de clase por semana (más otras tantas en su casa para prepararlas y seguirlas) lo que se traduce en una disyuntiva: ¿voy a cumplir con mi horario y parar cuando llegue a las 37,5 horas de trabajo semanal o voy a seguir adelante, restando ese tiempo a mi vida personal y familiar? No voy a poder responder en nombre de todos mis compañeros y compañeras, pero sí que estoy seguro de que la gran mayoría lo tiene tan claro como yo, porque nosotros conocemos la importancia de nuestro trabajo, lo que no quiere decir que no denunciemos estas injusticias ni que dejemos de luchar contra ellas.

Tal como estamos acostumbrados, trabajaremos lo mejor que podamos y daremos el máximo de nosotros mismos, además aguantando también las campañas denigratorias puestas en marcha a conciencia contra nosotros por los poderes “públicos” para dividirnos, para fragmentar a la clase trabajadora, para que no tengamos la fuerza de reclamar nuestros derechos y de exigirles que cumplan con su deber hacia el pueblo -que, contrariamente a lo que sostienen, es donde reside la soberanía nacional- porque nosotros sí creemos en la democracia.

Nunca me ha faltado determinación para dar cada día el máximo de mi mismo y nunca he necesitado ningún tipo de motivación extraordinaria para no aflojar en mi esfuerzo, ya que del mismo trabajo siempre he conseguido sacar la energía necesaria para seguir trabajando con entusiasmo. Y estoy convencido de que voy a seguir así a pesar de todo. No obstante, sé que no puedo jugar a ser un superhombre: para nosotros los humanos, todas las buenas intenciones pueden volverse cargas insostenibles para el ánimo cuando en nuestro entorno se producen hechos que causan amargura. Por esta razón, siento que este año necesito rodearme de todo lo que me pueda ayudar a evitar que esas amarguras cotidianas que nos reparten alegremente desde arriba no lleguen a transformarse en descorazonamiento o que por lo menos, si eso llegara a producirse, la situación pueda revertirse de manera muy rápida.

Para eso me va a venir de maravilla la siguiente presentación de un compañero, un gran docente y excelente persona hacia el cual siento profunda admiración, Aitor Lázpita. No soy muy aficionado a este formato, y tengo que confesar que la mayoría de las que pasan por mis manos (y todas las que entran en mi correo) van directamente a la papelera. Pero hay unos pocas personas que son auténticos maestros de este género y de los cuales procuro no perderme ninguna, y Aitor es uno de ellos.

En sus presentaciones, Aitor siempre consigue centrar el tema de manera muy precisa y transmitirlo de forma impactante, con imágenes muy expresivas y metafóricas y un gran sentido estético. En ésta, Aitor comparte sus propósitos para el nuevo curso, contenidos en un decálogo que voy a repasar muy a menudo en los próximos meses.

Hace tiempo que intento poner en práctica casi todas estas intenciones, algunas con éxito total, como la exclusión del libro de texto de mi clase (a pesar de las presiones recibidas, tanto antigua como muy recientemente), la racionalización de los deberes o la inquietud por seguir aprendiendo, y otras con progresos más lentos pero muy constantes, como la autonomía del alumnado, el trabajo colaborativo o la evaluación personalizada. Sólo en uno de esos propósito encuentro un obstáculo muy grande que, con los últimos recortes en materia de derecho a la educación, se ha vuelto insoslayable, el noveno: Interesarme (más) por cada uno de mis alumnos/as y por sus familias.

Esto es lo que peor llevo de mi trabajo: la imposibilidad de mantener una relación menos superficial con mi alumnado y cualquier tipo de trato con sus familias. Y no es por falta de voluntad, ni por cuestiones caracteriales, ni siquiera por el poco interés que padres y madres suelen prestar a mi asignatura. Nada de eso. Es mucho más sencillo, tanto que para entenderlo bastan unas simples operaciones aritméticas: hasta el curso pasado, con 18 horas lectivas a dos horas por cada clase de 30 alumnos/as, los docentes de Música ya teníamos 270 niños y niñas. Si ya eso os parece mucho, pensad que este año serán 20 horas y hasta 36 alumnos/as por clase, por lo que la cifra puede llegar a 360.

Considerando todo eso, cuando repase la presentación y llegue a la diapositiva del noveno propósito, la reinterpretaré de la siguiente manera para adecuarla a mi situación: Utilizar (aún más) el cariño como sentimiento vehicular en el aprendizaje de mi alumnado. Eso sin duda me ayudará también a cumplir con el 10º propósito: Disfrutar y reírme (aún más) en el trabajo.

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educacionmusical.es cumple 4 años

Escuela pública de tod@s y para tod@sEste blog cumple hoy 4 años, además de 285 entradas, 1170 comentarios, 40 partituras interactivas para flauta dulce y varios centenares de audiciones de obras musicales en audio y vídeo. A lo largo de este período, educacionmusical.es ha ido ampliando su punto de mira, saliendo del aula para empaparse de vida, porque si es cierto que sine musica nulla vita, es igualmente cierto -y aún más evidente si cabe- que sine vita nulla musica.

Por eso, con el tiempo este blog ha estado alternando los artículos de educación musical en sentido estricto con otros de educación en sentido amplio, incluyendo la educación en valores, con aspectos tan importantes como los derechos humanos, la coeducaciónel conocimiento libre y compartido, la libertad de expresión o el rol insustituible de la escuela pública en nuestra sociedad.

En este momento nos preocupa especialmente este último tema pues la educación pública -la única que garantiza, entre otros, la igualdad de oportunidades y el respeto a la diversidad- está siendo sometida a un fuerte acoso por parte de los mismos administradores públicos que deberían sostenerla y cuidarla. Esta actitud perversa, debida a enormes intereses económicos de los sectores de la sociedad que controlan el negocio de la educación privada, empezó en Madrid y, a pesar del gran esfuerzo de los y las docentes de esta comunidad autónoma en su intento de contrarrestarla, ha ido expandiéndose al resto de España, alcanzando niveles intolerables, pues los recortes son tan brutales como para anular décadas de progresos.

Pero la marea verde está subiendo y las manifestaciones de protesta se multiplican en toda España. A ella se están sumando no sólo docentes sino también los demás miembros de la comunidad educativa. Asimismo surgen cada vez más iniciativas destinadas a concienciar a la población, como la de Fernando, que ha colocado la tiza en la calle, o la de Benjamín y Piluca, que han recreado una sentada de la marea verde de Mijas con los muñequitos con los que jugaban sus hijos cuando eran pequeños, que se mueven acompañados por la voz rota de Manzanita cantando a Lorca.

Este blog también se suma a la marea verde, cambiando su look y vistiendo la camiseta verde que recibe como regalo de cumpleaños y con la que quiere reivindicar el derecho a una escuela pública de calidad, porque esta escuela es de tod@s para tod@s.

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Recordando a Atahualpa Yupanqui

Dedicado a las personas que han sido o serán obligadas a dejar su país por unos adinerados insaciables y unos políticos corruptos.

Atahualpa Yupanqui en Cosquín (PD Wikimedia Commons)

Se vuelve cruda mentira
lo que fue tierna verdad
y hasta la tierra fecunda
se convierte en arenal.

Atahualpa Yupanqui (31/1/1908-23/5/1992)

 Nota: la foto que aparece en el vídeo anterior es de Manuel Ferrol.

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Yo creo en la escuela pública

Escuela pública de tod@s y para tod@sEn esta época tan tormentosa que nos está tocando vivir, en la que cada día vemos como las conquistas sociales de más de treinta años son gravemente amenazadas justamente por los que, elegidos por el pueblo para representarle, deberían dedicarse a defenderlas, consolidarlas y ampliarlas y que, sin embargo, se dedican a recortar recursos y a desprestigiar la escuela pública, me identifico totalmente con la siguiente reflexión de Dolores Álvarez que, de manera lúcida y clara, pone en evidencia algunas de las razones por las que cree en la escuela pública.

Copio y pego el texto completo porque suscribo cada una de sus palabras y no sabría expresarlo mejor. Muchas gracias, Loli.

Yo creo en la escuela pública

por Dolores Álvarez

Después de ver este vídeo publicado por  me pongo a reflexionar por qué creo en la escuela pública y como consecuencia de ello, saco las siguientes conclusiones:

1. La Escuela Pública es un reflejo de la sociedad, en ella están inmersos todos los colectivos que viven en una zona determinada, sin excluir a nadie, sin abrir burbujas en el mundo ni en la sociedad que nos rodea. Debemos educar a nuestros hijos y alumnos para que sepan vivir en comunidad y ahí, en la Escuela Pública, es donde están dichos colectivos. Se educa para incluir y no para desintegrar.

2. En La Escuela Pública están los mejores profesionales, aquellos que se preocuparon de la EDUCACIÓN, aquellos que creyeron que por la Educación merecería la pena trabajar, aquellos que además de hacerlo como medio de vida creyeron que era la salida a su vocación de educar a las personas que están en época de crecer, física y espiritualmente.

3. En la Escuela Pública se educa para salir al mundo y transformarlo.No se trata de crear espectadores continuistas del mundo que ya existe, se trata de formar a personas críticas con su entorno y con capacidad para hacer otra forma de vivir, otra forma de estar en sociedad como ciudadanos activos, participando en el desarrollo de sus vidas.

4. En la Escuela Pública se fomentan valores, aunque en las familias no los hayan aprendido, no se da nada por supuesto, hay que educar en todo momento y en todo lugar.

5. En la Escuela Pública no se adoctrina hacia una única dirección, se abren puertas al mundo con las diferentes formas de creer y de pensar, se forma a personas críticas con cualquier forma de concebir el mundo que le rodea.

6. En la Escuela Pública hay recursos humanos para atender la inclusión y para atender las diferencias de las personas y respetarlas.

7. En la Escuela Pública hay las mejores instalaciones donde a la educación se le ha dado un valor social y en la que los espacios son también educativos y forman parte del desarrollo del currículum.

8. En la Educación Pública hay seguimiento de leyes que en teoría son muy buenas y que tratan la formación de las personas de un modo integral.

9. En la Escuela Pública hay materiales que nos ayudan a educar y a hacer mejores personas, no faltan recursos ni didácticos ni de infraestructuras.

10. En la Escuela Pública hay redes sociales que se van tejiendo en beneficio de nuestro alumnado.

Sí, todo esto existe, yo lo he vivido y ahora está siendo atacado por los propios gobernantes que no creen en esta Educación Pública. No hace falta que nos quejemos, hay que actuar, hay que decirle a estos señores que la Educación Pública es muy seria y que hay que invertir en su futuro, no se le pueden poner barreras y fomentar la privada.

No matemos la vocación de estos grandes profesionales que creen en la Educación Pública, al revés veámoslos como personas que van a ayudar a transformar la sociedad, mimémoslos, considerémoslos como personas que tienen en sus manos el futuro  y démosles todo lo que necesiten para hacer grande la Educación de este país.

Invito a la participación de aquellas personas que lean este artículo para que este Decálogo se engrandezca con la colaboración, la crítica y la expresión de diferentes ideas.

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La trompeta mágica (Swing of Change)

Gracias a un tweet de mi amiga Mª Ángeles y al blog Cuaderno Intercultural, anoche pude disfrutar de un estupendo corto de animación titulado Swing of Change. Su protagonista es un barbero racista (en el escaparate de su negocio luce un inequívoco White only). Le gusta la música, pero sus prejuicios le obligan a limitarse a las marchas militares hasta que aparece una trompeta mágica que lo cambia todo…

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