De Sandrone Dazieri

[...]
"Colomba se quedó en el umbral.
La habitación, de tres metros por cuatro, estaba llena hasta el techo de grandes cajas. Quedaba tan solo un pequeño pasillo central orientado hacia la ventana que daba al patio, en el centro del cual colgaba una bombilla desnuda que a duras penas alumbraba. 
_ El archivo del tiempo perdido_dijo Dante.
_¿Perdón?
_¿Qué recuerdas de 1984?
_Así, a bote pronto, nada.
_ Los Alphaville entraron en las listas de éxitos con la canción Forever Young_le canturreó el estribillo. Afinaba bastante bien.
_Ah, sí."
 [...]

No está solo, Sandrone Dazieri


De José Anguita Cervera

     Ángel de los Ruidos

Las personas de cualquier edad con autismo solemos parecer sordas en muchísimas ocasiones pero mayormente en la primera infancia, cuando todavía no fuimos bien exploradas. Podemos, sin turbación, mostrar indiferencia auditiva ante el trueno y, por el contrario, percibir el rumor del tenue susurro, duerme, murmurando sin voz sobre un índice amoroso de silencio...

***


     Rugir pudiera el oso,
temblar el terremoto,
galopar de estampida mil ñúes adiposos,
que, si nada quiero oír, nada oigo.

     En vano elevas el volumen de la música,
es tan indiferente...;
no soy sordo, mas, no me gusta.
¿Ha de ser mi armonía la de toda la gente...?
¿Debo deleitarme con la mórbida canción
de ruidosa alegría, de melódica pena...?
Ilustración del mismo autor
¿He de prestar la máxima atención
a la emisión radiofónica ad hoc
del principal repertorio en cadena...?

     Déjame oír las alas de tu avión de papel
pautado,
porque hastiada, lo has plegado y lanzado
y zumba por el aire con nítido rumor
de brazos como hélices
que muelen tu fastidio desdichado...

     Déjame oír tu voz cuando estás a mi lado,
y, cuando partas, déjame el arrullo
de la vieja canción olvidada, el murmullo
de aquel rasgado son,
de aquella amorosa plegaria,
de aquella canción solitaria
de monótonas pautas suplicando a la Luna,
canción nocturna
que volaba y volaba
y nunca se posaba,
notas de amor doliente a los pies de mi cuna;
tierna música digna del más radiante Sol...

     Ya lo ves, no era sordo, cántame con tu voz,
solamente tu voz...




Ángeles en Off, José Anguita Cervera.
Este escritor dará una conferencia 
en nuestro centro, el IES Fuente Alta
para celebrar 
Muchísimas gracias.

De Nic Pizzolatto

“A veces mi madre se quedaba en casa y escuchaba discos de Hank Williams sentada en la mesa de la cocina, con una mano en la barbilla. Bebía ponche de ron hasta que su mirada se volvía dispersa y aturdida.  Entonces, a veces me pedía que bailase con ella. Yo siempre he sido alto y eso le permitía apoyar la cabeza en mi hombro, el ruidoso ventilador me traía elolor de su sudor y del jabón que utilizaba, y sus brazos se me pegaban al cuello.
            Algunas de esas noches me contaba alguna historia. Sus historias eran sobre la época anterior a mi nacimiento, cuando trabajaba en Beaumont para un hombre llamado Harper Robicheaux, propietario de un club nocturno. Le gustaba hablar de él. Era un tío poderoso que se había portado bien con ella, y en sus historias salía cantando para el público en el club, con vestidos largos de lentejuelas y fumando con boquilla de ébano. Al recordarlo, a veces se ponía a cantar, y la verdad es que tenía una voz potente y vibrante que era casi demasiado grave y oscura para una mujer. Cantaba temas de Patsy Cline o de Jean Shepard y su sonrisa cuando acababa la canción era tan forzada que casi me asustaba.”


de “Galveston”, Nic Pizzolatto

El tema "Lovesick Blues" por Hank Williams y por Patsy Cline:






De Richard Ford

"-¿Tenéis algo de música?- dijo Rudy, admirándose de su propio reflejo en el espejo velado por el humo que había encima del sofá y que estaba ya en la casa cuando nos mudamos a ella.
- Tiene algunos discos- dijo Berner, refiriéndose a nuestro padre.
- Me gustaría oír uno- dijo Rudy. Se puso las manos en las caderas, como en las fotografías del general Patton que yo había visto en World Book
Berner fue hasta el tocadiscos y sacó del armario de los discos de 78 rpm uno de los preferidos de nuestro padre: The little Brown Jug. Nuestro padre tenía un gran respeto  por Glenn Miller porque había muerto por su país."

Canadá, Ricard Ford


De Lorenzo Silva

          "Subí a la habitación, dejé las cosas del seminario y cogí mi gabardina. Si el día anterior había sido mitad veraniego  y mitad otoñal, en mi tierra este habría encajado sin dificultad en un enero cualquiera. Me dirigí hacia el centro con un propósito más o menos definido. Se me había antojado, a raíz de alguna de las evocaciones musicales con que había entretenido mi aburrimiento durante la última media hora, comprarme uno o dos discos compactos. La tarde anterior había localizado un par de tiendas de aspecto prometedor. Fui a la más cercana y recorrí las diversas secciones. Entre las novedades no había más que porquería, y toda a los mismos precios abusivos que hay que satisfacer en mi país. En la sección de música clásica me fallaron las dos posibilidades que llevaba pensadas. Al final recalé, como de costumbre, en la sección de jazz y blues. Por 10 marcos, una recopilación pasmosamente completa de The Ink Spots. la tomé sin titubeos. Rebuscando un poco más, me salió al paso una extraña mezcla de grabaciones de diversas épocas de Duke Ellington. Doce marcos cincuenta. No había por qué seguir escarbando. Me dirigí a la caja registradora y por veintidós marcos con cincuenta me llevé dos horas de artesana y duradera satisfacción. En los estantes quedaban, a treinta y cinco marcos la pieza, fugaces registros de vacío, impecablemente grabados con tecnología digital para que pudieran apreciarse todos los matices de la nada."

en El urinario, Lorenzo Silva.