Lo que aprendo (de hacer música) bailando

Lo admito: soy un curioso sin remedio y no puedo evitar querer aprender cosas nuevas. Si el año pasado me dio por la fotografía (afición que llegó para quedarse, y que ha ido in crescendo alcanzando altas cotas de frikismo), este curso me decidí a aprender a bailar lindy hop, no solo para aprender algo nuevo sino como reto conmigo mismo para quitarme de encima prejuicios y miedos que había identificado en determinadas situaciones. Así pues, después de algo más de tres meses desde de mi primera clase puedo decir que sí, que literalmente bailo, aunque sea con unos pocos pasos y sin estilo ninguno.

Además del hecho de poder bailar (algo que me resulta inverosímil per se), me estoy dando cuenta de que muchas de las cosas que me están pasando como principiante se pueden extrapolar al aprendizaje/estudio/práctica de la música en general y de un instrumento en particular. Ahí van algunas:

Lindy hop en Las Armas 1
Foto de Zaraswing

Aceptarte y desterrar miedos y prejuicios

Prejuicios, sobre todo, sobre uno mismo: Sentencias del tipo “yo no valgo para eso”, “no se me da bien”, “es que yo no tengo sentido del ritmo”, “mi cuerpo no está preparado para esto” y cualquier otra por el estilo que os pase por la mente son las que nos sirven de excusa para no intentarlo, porque es más cómodo quedarnos como estamos que comprobar que podemos acabar haciendo el ridículo.

Y remarco el podemos porque en realidad no son los demás quienes nos juzgan, sino nosotros mismos quienes alimentamos esos miedos. Miedos que nos paralizan y nos impiden hacer aquello que nos gustaría. En mi caso particular, el mayor de ellos era que los demás me vieran ridículo moviéndome arrítmicamente y con poca gracia, mucho más cuando el lindy hop es un baile de pareja y -glups- vas a bailar con alguien a escasos centímetros de tí. Bueno, y si te mueves así, ¿qué pasa? Absolutamente nada.

Como reza el eslógan de esa conocida marca de ropa deportiva: “Simplemente hazlo”. Hazlo y disfruta con ello, lanzate sin pensar o de lo contrario nunca estarás suficientemente preparado, siempre tendrás esa inseguridad que te paraliza y tendrás a punto una excusa para justificarla. Pero sobre todo recuerda: disfruta con ello.

Prohibido tener prisa

Sí, a la tercera clase ya me habría gustado poder bailar como Frankie Manning, pero la realidad es que “solo” me habían enseñado cómo hay que llevar el ritmo con el cuerpo y el paso básico. Esa situación me produjo una frustración que pronto me recordó mucho a la que tienen los niños en sus primeras clases, cuando cogen un instrumento y ya querrían saber tocar todas las canciones del mundo pero se dan de bruces con la realidad de no tener aún habilidades suficientes para hacerlo.

Hay que dar tiempo al tiempo; nuestra mente y nuestro cuerpo necesitan un periodo de adaptación a los nuevos hábitos que queremos imponerles, y esto sirve tanto para interiorizar un paso de baile o como para tocar esas escalas que hoy no nos salen.

Los progresos llegan poco a poco y no tiene sentido (e incluso es contraproducente) pretender avanzar a marchas forzadas o ir por delante de nosotros mismos. Perseverar es la clave para que, el día menos pensado, te des cuenta de que todo eso que querías conseguir (y que has estado practicando) “te sale”.

Las clases, la punta del iceberg

Ir a clase es importante. Cuando no tienes ni idea de hacer algo, lo más fácil es que alguien que sí sabe te enseñe las pautas básicas de una manera progresiva y eficaz , y así poder aprender -siempre paulatinamente- esa nueva habilidad que te habías propuesto.

Pero la clase es solamente eso: una explicación más o menos práctica de lo que debes hacer. El verdadero aprendizaje vendrá con tu práctica personal (aunque en el baile esta práctica sea “compartida”) así que, de nuevo, “simplemente hazlo”. Y hazlo tanto como te sea posible, sin perder una ocasión de ponerte a prueba, de practicar lo último que has aprendido, de probar eso que todavía no te ha enseñado pero te apetece mucho saber hacer o de perfeccionar lo que ya sabes. Practica mucho y disfruta practicando.

Pinche aquí para ver el vídeo

Escuchar música es fundamental. Escuchar LA música, imprescindible

Ya lo he comentado en más de una ocasión: hay que escuchar todo tipo de música, cuanta más y más variada mejor. Esto puede aplicarse en términos generales (escuchar clásica, jazz, rock, latin, flamenco, pop y cuantas taxonomías se te pongan por delante) o en un ámbito concreto (por ejemplo escuchar clásica, jazz, rock, latin, flamenco, pop… con metales, o escuchar diversos subgéneros dentro de una categoría). Expandir los horizontes musicales y aprehender un/os lenguaje/s nuevo/s da perspectiva y enriquece nuestro bagaje y nuestra capacidad de escucha.

Por otro lado, hay que sentir la música cuando estamos immersos en ella: ir a tempo, respetar la musicalidad de las frases, sentir lo que nos transmiten (el resto de) los instrumentos… Ya sea bailando o tocando, la música siempre manda.

La técnica es un medio, no un fin

Que sí, que los aspectos técnicos son importantes, que las herramientas/habilidades nos facilitan desenvolvernos en situaciones “adversas”  y nos dan seguridad. Pero más importante que saber todas las escalas/pasos es dejarse llevar, atreverse y lanzarse

Foto de Zaraswing
Foto de Zaraswing

Así que en definitiva, ya sea bailando o tocando un instrumento, lo más importante, lo fundamental, lo ÚNICO que de verdad cuenta es disfrutar expresándote y siento tú mismo.

Lo que aprendo (de hacer música) bailando, publicado en el blog de Eduard Ruano. Blog sobre la tuba, la técnica en los instrumentos de viento metal y la interpretación musical.

Día de la música y los músicos

Esta no es una entrada al uso en este blog, pero siento la necesidad imperiosa de escribir.
Hace algún tiempo, la Delegación Territorial de educación de Málaga, nos instaba a redactar un texto “Docentes que dejan huella”.
 Pues bien, de los muchos maestros y maestras, profesores y profesoras que he tenido a lo largo de mi formación académica, Leli, fue una de ellas.Por ello, no dudé en formar parte de este evento que se aproxima. La propuesta de la directiva del CPM Manuel Carra, era abierta a alumnos, ex alumnos, padres/madres…Obvio es decir que actualmente se me podría encuadrar en éste último grupo, pero no, yo me siento más antigua alumna, aunque no de este centro, con esta denominación, aunque historicamente, tuviera su germen en el lugar donde comencé mis estudios musicales en lo que por aquel entonces casi ni era aula de extensión (yo comencé mis estudios antes de lo que marca la breve historia que colocan en su web, jeje) sino de ella.
Ya  en el Conservatorio Superior, conocí a Leli quien no sólo me impartió docencia de estética musical, sino sobre todo nos hizo apreciar, disfrutar, gozar con lo que podría ser nuestro futuro profesional. Leli se convirtió no solo en una MAESTRA, si, MAESTRA, porque para mi esta palabra tiene mucho más significado del estrictamente lingüistico, sino en una amiga. Leli siempre fue una apasionada de su trabajo, transmitía su entusiasmo a sus alumnos, se implicaba al 200% con ellos.
Injustamente, algunos, los que no la conocieron nunca, la denominaban “la hermana de…”, pero para mí, como para los que tuvimos la suerte de conocerla, ella brillaba con luz propia, era muy especial. Hoy, sin ir más lejos, alguien comentaba mientras ensayábamos una de las piezas y nos decían la actitud a tener en el momento …”Leli nos decía, se nota que no habéis pasado dificultades”, recordando cómo lo hizo ella al montar el mismo número. 
Por ello, al ver hoy el cartel anunciador, no puedo reprimir ese nudo que de repente se me hace en la garganta desde este verano. Mejor no han podido buscar le titulo. HA PASADO UN ÁNGEL.
Gracias por permitir formar parte de esto. 
Gracias Leli, allá donde estés por haber formado parte de mi vida.

Día de la música y los músicos

Esta no es una entrada al uso en este blog, pero siento la necesidad imperiosa de escribir.
Hace algún tiempo, la Delegación Territorial de educación de Málaga, nos instaba a redactar un texto “Docentes que dejan huella”.
 Pues bien, de los muchos maestros y maestras, profesores y profesoras que he tenido a lo largo de mi formación académica, Leli, fue una de ellas.Por ello, no dudé en formar parte de este evento que se aproxima. La propuesta de la directiva del CPM Manuel Carra, era abierta a alumnos, ex alumnos, padres/madres…Obvio es decir que actualmente se me podría encuadrar en éste último grupo, pero no, yo me siento más antigua alumna, aunque no de este centro, con esta denominación, aunque historicamente, tuviera su germen en el lugar donde comencé mis estudios musicales en lo que por aquel entonces casi ni era aula de extensión (yo comencé mis estudios antes de lo que marca la breve historia que colocan en su web, jeje) sino de ella.
Ya  en el Conservatorio Superior, conocí a Leli quien no sólo me impartió docencia de estética musical, sino sobre todo nos hizo apreciar, disfrutar, gozar con lo que podría ser nuestro futuro profesional. Leli se convirtió no solo en una MAESTRA, si, MAESTRA, porque para mi esta palabra tiene mucho más significado del estrictamente lingüistico, sino en una amiga. Leli siempre fue una apasionada de su trabajo, transmitía su entusiasmo a sus alumnos, se implicaba al 200% con ellos.
Injustamente, algunos, los que no la conocieron nunca, la denominaban “la hermana de…”, pero para mí, como para los que tuvimos la suerte de conocerla, ella brillaba con luz propia, era muy especial. Hoy, sin ir más lejos, alguien comentaba mientras ensayábamos una de las piezas y nos decían la actitud a tener en el momento …”Leli nos decía, se nota que no habéis pasado dificultades”, recordando cómo lo hizo ella al montar el mismo número. 
Por ello, al ver hoy el cartel anunciador, no puedo reprimir ese nudo que de repente se me hace en la garganta desde este verano. Mejor no han podido buscar le titulo. HA PASADO UN ÁNGEL.
Gracias por permitir formar parte de esto. 
Gracias Leli, allá donde estés por haber formado parte de mi vida.

REFLEXIONES SOBRE LA RESPIRACIÓN EN LA ENSEÑANZA DEL CLARINETE. Parte 1.

Hablar de la respiración en la clase de instrumento puede ser una tarea muy fácil… o muy difícil… ¿De qué depende?

En mi experiencia, he tenido alumnos para los cuales el tema de la respiración ha sido algo espontáneo y natural, mientras que para otros, por distintos motivos, ha sido un tema en el que hemos tenido que trabajar profundamente.

En términos generales creo que el trabajo respiratorio varía enormemente dependiendo del momento de los estudios en los que se encuentra el alumno. La importancia es la misma, la manera de profundizar es otra.

En los alumnos principiantes trabajo la respiración sobre todo fuera del instrumento mediante juegos, ejercicios y actividades de carácter totalmente lúdico, que relaciono con términos que se trabajarán más adelante. Este trabajo es muy útil de cara al profesor, ya que es una herramienta extraordinaria de observación del alumno para una posterior orientación y evaluación de su desarrollo.

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Con el instrumento, con los principiantes hablo de la respiración con un vocabulario muy básico y “poco técnico”: “sopla más, sopla menos, sopla más rápido, más lento, imagina que…”, introduciendo el vocabulario más específico de la respiración poco a poco para centrarnos en este estadio en el manejo elemental del clarinete.

Los “problemas” con la respiración empiezan por lo general algo más tarde, sobre todo si van acompañados de desmotivación y poca dedicación. Aun así hay que decir que también se encuentran con problemas de respiración alumnos excelentes, siendo su dificultad fruto un exceso de responsabilidad y una mala gestión del estrés por los resultados deseados.

Las dificultados con la respiración siempre van ligados a otros problemas: embocadura, articulación, sujeción del instrumento, postura, tensiones en cuello, hombros, brazos y manos, exceso o falta de tono en la musculatura respiratoria, etc. Y todos estos problemas pueden tener una base simplemente física o también psicológica.

Muchas veces es bien difícil saber dónde empieza y dónde termina una dificultad derivada de la respiración, ya que el problema es de coordinación de dos o más elementos y nunca de uno solo.

Poco a poco, a medida que el alumno avanza, trato de relacionar la respiración con acciones comunes. Continúo con un vocabulario no técnico, siendo el punto de interés el resultado sonoro y el darse cuenta de reacciones y sensaciones del propio cuerpo y su influencia en la sonoridad del clarinete.

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De este modo sigo realmente la evolución individual de cada alumno, llegando al vocabulario básico referente al aparato respiratorio, la musculatura y su localización a partir de su propia experiencia.

El nivel va subiendo y necesito encarar el trabajo respiratorio desde dos extremos: la introspección y la acción.

La introspección trata de observar la propia respiración, aceptarla y dejarla fluir libremente. El objetivo de este autoconocimiento es tener una base fiable a la que acudir ante cualquier duda. A esta auto-observación le añado el descubrimiento de las zonas elásticas del cuerpo implicadas en la respiración natural  mediante estiramientos, posturas concretas y otros ejercicios. “Reconocerse” en la propia respiración ayuda a la parte psicológica del aprendizaje instrumental.

La acción trata de conseguir efectos concretos mediante ejercicios de soplo. El objetivo es entrenar la musculatura respiratoria (inspiratoria y espiratoria) de una manera “deportiva”, atendiendo a la parte más física del trabajo instrumental.

Si queréis saber más sobre mi trabajo específico sobre la respiración, podéis echar un vistazo a http://ceciliarespira.wordpress.com

¡Gracias por leer!

Cecilia


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