La vida de Robert Schumann estuvo marcada por varios problemas de salud: uno de ellos le alejó del concertismo con sólo 21 años; otro le llevó a abandonar toda su actividad musical, dos años antes de su muerte, que ocurrió el 29 de julio de 1856. En el día de su aniversario, vamos a recordar a este brillante músico y crítico musical, que tanto aportó al romanticismo, el período histórico-artístico en el que el arte de los sonidos alcanzó la máxima consideración.
En la foto lo podemos ver al lado de su mujer, Clara Wieck, quien también fue una excelente pianista y compositora. Por ser mujer del siglo XIX no tuvo las oportunidades que su talento merecía, aunque ya se le reconoce unánimemente como uno de los personajes principales de la historia de la música decimonónica.
Por su parte, Robert, prometedor pianista, con sólo 21 años tuvo que renunciar a los escenarios debido a una grave lesión que él mismo se provocó, involuntaria pero temerariamente, en el anular de su mano derecha, en el intento de aumentar la fuerza y la independencia de ese dedo mediante un artilugio que, lejos de mejorar su potencia y movilidad, se lo dañó de manera irreversible.
La razón de tanta obsesión con ese dedo, y no, por ejemplo, con el meñique, tan pequeño como para parecer el más frágil de los cinco, es bien conocida no sólo por los pianistas, sino también por muchos otros instrumentistas. Los que no lo tienen tan claro que intenten hacer esta prueba: con el puño cerrado, extended el pulgar todo lo que podáis y volved a la posición inicial, luego haced lo mismo con el índice, el medio (procurando que no os vea nadie, para evitar problemas), el anular y, finalmente, el meñique. Ahora contestad a esta pregunta: ¿cuál de los 5 dedos se ha resistido más?
Afortunadamente Schumann no era sólo un pianista habilidoso sino también un excelente compositor, así que nos ha dejando un catálogo de obras de altísima calidad, aunque algo limitado en cantidad por su trágica y prematura muerte. Prematura porque apenas tenía 46 años y trágica porque ocurrió en el manicomio donde pasó los últimos dos años de su vida, internado tras un intento de suicidio que culminó una existencia atormentada por una inestabilidad emocional que lo acompañó desde su juventud.
En el siguiente vídeo, Martha Argerich interpreta el primer movimiento de su Concierto para piano y orquesta en la menor.
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