Rusalka. Dirigida por Petr Weigl en 1978, es una adaptación cinematográfica de la famosa ópera homónima de Antonín Dvořák protagonizada por Magda Vásáryová y Milan Knazko.
Sinopsis. La ondina de los lagos le pide a una bruja que la transforme en mujer para vivir el amor con un joven príncipe; la bruja lo hará a cambio de su voz. Una trágica historia de amor ambientada en un entorno mágico.
En el municipio de Bergen y a unos minutos de la ciudad del mismo nombre se encuentra la casa museo de Edvard Grieg (1843-1907), un pequeño y delicioso universo en torno a la figura del compositor construido en un lugar de cuento.
Hoy visitamos Troldhaugen.
Los acordes iniciales de su Concierto para piano en La menor suenan anunciando la parada en el tren ligero que nos conduce desde Bergen hasta Hop. Allí, en lo alto de una colina sobre el lago Nordas se encuentra Troldhaugen, la casa en la que vivieron Edvard Grieg y su esposa Nina Hagerup.
Troldhaugen significa "colina del Troll" y a ella se llega subiendo una pequeña carretera jalonada por árboles inmensos (en Noruega todo es inmenso). Tras un agradable paseo llegamos al amplio recinto que alberga hoy todo un complejo constituido por la villa, el museo, la cabaña y el auditorio (Troldsalen). Es impresionante y conmovedora la devoción que muestran los noruegos por su compositor más universal.
La casa - en la imagen superior - fue su residencia en Noruega especialmente durante los veranos (Grieg alcanzó una gran fama durante su vida, pasaba largas temporadas viajando y ofreciendo conciertos por Europa, además su posición le permitía "emigrar" al sur en el invierno en busca de temperaturas menos severas). Construida en 1885, se conserva prácticamente como era entonces, con los muebles, los objetos, los recuerdos personales, los retratos diversos y el gran piano en el salón donde se siguen celebrando veladas musicales. Una joven guía va explicando mil anécdotas e historias de la vida del compositor y de su esposa (música también), de su relación con el dramaturgo Henrik Ibsen, con el compositor Rikard Nordraak o con la otra gran figura del romanticismo musical noruego e impulsor del nacionalismo, el famoso violinista Ole Bull.
Foto: Diariohispaniola.com
Más abajo, en la ladera que termina junto al lago, encontramos la pequeña cabaña que Grieg mandó construir también: un refugio en el que poder aislarse y dedicarse por entero a la composición lejos de cualquier posible distracción mundana. En su interior pueden verse su otro piano, alguna butaca y el escritorio bajo una ventana abierta a la espléndida naturaleza circundante; el sueño de cualquier artista.
Junto a la villa también se encuentra Troldsalen, el moderno y elegante auditorio construido sobre la inspiradora vista que tanto debió gustar al compositor e inaugurado en 1985, cien años después de la construcción de la casa; en él se celebran conciertos diarios durante el verano y es la sede del prestigioso Concurso internacional de piano Edvard Grieg.
Asistir a uno de esos conciertos resulta una experiencia inolvidable.
Otro edificio moderno acoge el museo en el que pueden verse sus partituras manuscritas, sus instrumentos musicales o sus objetos favoritos. Por último, en una pared de la montaña, frente al lago, se encuentra la tumba de ambos: Edvard y Nina.
Edvard Grieg legó sus notas manuscritas, artículos, cartas y libros a la Biblioteca Pública de Bergen; poniendo todo este material a disposición del público facilitó el conocimiento y el estudio de su vida, de su carácter, de su estilo y de su obra.
Su música, profundamente arraigada en las melodías y ritmos folclóricos de su tierra,se convirtió en un símbolo del orgullo cultural noruego. Fue un auténtico maestro de la melodía, sus temas líricos y evocadores sedujeron a los más destacados compositores del momento que lo admiraron y respetaron profundamente. Cultivó con especial mimo y extraordinaria destreza la pequeña forma. En en amplísimo catálogo de estas piezas encontramos sentimientos, intimidad, arraigo y amor patrio, es decir, romanticismo y nacionalismo.
Para hacernos una idea de la belleza, el carácter y la grandeza de su obra valgan los tres ejemplos que a continuación dejaré: como podrá comprobarse si se escucha atentamente, Edvard Grieg es mucho más que Peer Gynt.
En primer lugar el Concierto para piano en la menor, Op.16 cuyos famosísimos acordes citábamos al comienzo y que es célebre por su belleza lírica y su intensidad dramática.
El icónico tema de apertura se reconoce al instante y la interpretación, también.
Ahora, la profunda melancolía de La última primavera (Piezas líricas Op. 47) .
Y nos despedimos con una de sus numerosas Danzas Noruegas para piano, la segunda de su opus 35. Una delicia.
Como la ciudad de Los Ángeles, Bergen también tiene su particular paseo de la fama y entre las estrellas noruegas que allí se encuentran no podían faltar Edvard y Nina Grieg.
Algunas veces los viajes resultan experiencias decisivas, iniciáticas podríamos decir, bien por el descubrimiento de nuevos lugares y personas - incluso de quienes nos acompañan - , bien por las vivencias de nuevas situaciones, bien por el sentimiento de satisfacción de ilusiones hasta entonces incumplidas y quizás también por el reconocimiento de uno mismo.
Cualquiera de esas razones podría constituirse en tema de creación para un artista o incluso en tema para una entrada bloguera como esta. Pero ninguna de ellas será la que mueva al protagonista de nuestra historia de hoy a recorrer mundo.
Hoy hablamos de Ibsen, de Grieg y de Peer Gynt.
En 1876 el famoso escritor noruego Henrik Ibsen (gloria nacional de la literatura noruega) estrenó en Oslo una obra teatral titulada Peer Gynt en la que se cuentan las peripecias de un joven así llamado que emprende un largo viaje.
"¡Quiero ser rey, emperador!...Déjame tiempo, verás a lo que llego."
El ambicioso Peer Gynt saldrá de su tierra en busca de grandeza y reconocimiento; la necesidad de admiración y el deseo de sentirse importante serán el motor que lo impulse a viajar a otros lugares; ese egotismo al que tan acertadamente alude José Ángel de Benito en su programa Música y significado.
Ibsen encargó la música incidental para la representación a su compatriota Edvard Grieg. Estamos pues ante otra maravillosa colaboración entre dos grandes figuras de la literatura y de la música.
Grieg, máximo representante del nacionalismo musical noruego, creó para la ocasión la que después se convertiría en su obra más famosa. Aunque esta incluye gran variedad de números instrumentales y vocales, fueron las dos suites orquestales que el propio compositor publicó con posterioridad - habida cuenta del gran éxito obtenido - las que se hicieron extraordinariamente populares; en ellas reunió ocho de las veintitrés piezas que conformaban la obra original.
El compositor Edvard Grieg. Eilif Peterssen. 1891.
En Peer Gynt podemos encontrar todo aquello que caracteriza e identifica al romanticismo: lo exótico y lejano (recordemos el gran auge de los viajes en aquella época), la utilización de escalas y melodías tradicionales y folklóricas, sonoridades orientales, una brillante orquestación y un rico colorido instrumental.
Para hacerse una idea de la obra original nada mejor que ver esta preciosidad de vídeo de la orquesta sinfónica Ciudad de Zaragoza; es una joya.
Y nos despedimos, de momento, con esta litografía que hiciera Edvard Munch (otro gran genio noruego) para una representación de la obra en Francia en 1896.
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