La evolución de la voz de Luis Miguel

He disfrutado siempre con la calidad vocal de Luis Miguel, de técnica y expresividad supremas y únicas. Por mi trabajo, he escuchado, y sigo escuchando a diario, muchos tipos de voces de todas las edades y estilos. Me encantaría compartir con vosotros un pequeño análisis de la evolución de la voz de Luis Miguel desde su infancia hasta la voz adulta. Es un claro ejemplo de que es posible trabajar las voces de una manera segura y que los niños pueden tener un desarrollo musical y profesional a largo plazo siempre que se tenga una buena guía y se respeten las características vocales de la persona en cada una de estas etapas.

El primer vídeo que comentaré es el de su debut en 1981 cantando La Malagueña. Está claro que la música estuvo presente en su entorno desde su más tierna infancia y recibió los estímulos del entorno que le permitieron desarrollar una imaginación sonora interna rica. A la par, potenció sus ganas por cantar. En la segunda infancia, que es el vídeo que vamos a ver:
desarrolló plenamente su "voz blanca". En esta canción está claro que se respetó la tesitura aguda que le era cómoda y que es lo conveniente en esta fase vocal que le permitió cantar con gran soltura y expresividad.

Destacable que hay zonas en las que las partes con más texto rondan la zona de mi a la 3 (índice acústico franco-belga), que le permite una dicción natural y eficiente. Se alcanza en arpegio lento ascendente un re 5, un re sobreagudo con total solvencia y, como voz blanca que es, es normal que los niños puedan alcanzar las tesituras de una soprano si se trabajan correctamente. 

Me llama especialmente la atención lo interiozada que tiene la posición de la boca, (observen la apertura clara y sin titubear en la nota aludida anteriormente), configuración tanto para hacer las notas agudas y sobreagudas, como para mantener las notas largas, lo cual evindencia un correctísimo control de la columna de aire. 

Está claro que ya se vislumbraba una calidad vocal excepcional, de naturaleza ha sido dotado de un instrumento privilegiado, aunque sin el trabajo que ha realizado a lo largo de toda su trayectoria con respecto a la adquisición de una adecuada técnica vocal, no se hubiera podido materializar con tanta excelencia.

En el siguiente vídeo escuchamos a un Luis Miguel adolescente cantando Cucurrucucú Paloma. 
Este vídeo es un claro ejemplo de lo que les sucede a las voces masculinas durante la adolescencia, época en la que la voz muda o cambia como consecuencia del desarrollo físico de los niños, vinculado al desarrollado hormonal. Está estudiado y comprobado científicamente que la muda vocal masculina se produce en seis fases consecutivas en las que la tesitura vocal va descendiendo progresivamente. 

En el vídeo se observa que está casi acabando su muda. La tesitura del inicio de la canción está entre el sol 2 y el do 3. Lo que es sorprendente es que mantenga la tesitura aguda hasta un la 3 con perfecta soltura. Las pequeñas inflexiones que se observan en la voz son fruto de que la misma no está totalmente madura por razones físicas y que la técnica que adquirió en su segunda infancia le permitió poder cantar en este periodo de "inestabilidad vocal" por definición. Hecho que demuestra que la adquisición de una buena técnica en la segunda infancia, que es periodo, por contra, de estabilidad de la voz, favorece una transición vocal mucho más fluida en los cantores. Ya se aprecia que se convertirá en una voz aguda de hombre, lo que en clasificación de tipologías vocales se conoce como "de tenor", tal cual lo es.

En el clip oficial de la canción "La incondicional":
Luis Miguel ya ha culminado su cambio de voz y tiene toda las cualidades de una voz adulta, tanto en cuestión de timbre como de tesitura y extesión vocal. En esta canción alcanza un do 4 "de pecho" tenido y un re 4 como adorno al final de la canción. Su voz posee un empaque y una firmeza que sin el trabajo de los años previos sería impensable en un joven de su edad. Su color es luminoso, claro, de "lírico ligero", porque en la parte centro-grave de su voz tiene mucho cuerpo (mucha riqueza armónica). 

No ha perdido, por tanto, la técnica vocal adquirida durante su muda vocal, sino que la ha potenciado y le ha permitido desarrorla. Como profesora de canto siempre destaco la importancia de trabajar la "voz mixta" que es la configuración del esquema corporal vocal que permite cantar con soltura toda la extensión la extensión vocal con un timbre homogéneo, como es el caso de Luis Miguel, muy afianzado, muy equilibrado.

En el siguiente vídeo, en 2012, en Viña del Mar:
Luis Miguel muestra una madurez técnica que le permite estar cantando cerca de dos horas sin muestra de fatiga vocal. Con los años se gana en potencia, en proyección y esto lo podemos observar porque cuando canta las notas más agudas se aleja sobremanera el micrófono para no saturarlo. Seguramente cantará con la ganancia muy baja siempre. Cuando las voces llegan a este nivel la proyección, que no tiene nada que ver con "gritar", sino con potenciar unos armónicos específicos para que la voz "corra" a través del escenario, tenga el máximo de volumen -si así se desea- con el mínimo esfuerzo, sin dañar el instrumento. Es una voz madura porque es mucho más rica en resonancias pectorales y al mismo tiempo conserva su agilidad, su extensión... Su amplísimo dominio escénico, por la acumulación reflexiva de horas sobre las tablas, es patente en este vídeo, ejemplo de gran "presencia y carisma" como pocos artistas tienen.

Personalmente, me maravilla su trayectoria, siempre ascendente, siempre escalonada, sin prisa, interpretando en cada momento aquello que podía hacer con profesionalidad máxima, respetando su voz de manera que el repertorio siempre se adaptó a él y no a la inversa, hecho esencial para desarrollar una carrera musical larga y que preserve la voz, como es el caso. Luis Miguel ya apuntaba maneras en su infancia por calidad vocal de natura, por capacidad de transmitir emociones con la voz y su evolución ha potenciado su personalidad vocal y artística al máximo posible. Esto debería hacer reflexionar al universo de la pedagogía vocal sobre la necesidad de respetar, y, por ende, nunca inhibir, aquello que es propio en cada intérprete.



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