En el aula de música no es raro que, de vez en cuando, se nos rompa el parche de piel o plástico de un pandero, que es un elemento delicado: años de uso, accidentes o un intérprete excesivamente entusiasta pueden producir la tan temida rotura que deja el pandero o pandereta totalmente inservible.
Una vez llegado el caso lo ideal es, si el presupuesto lo permite, comprar un parche de repuesto y sustituir el viejo. Pero los bricomúsicos tenemos una alternativa sencilla, económica y musicalmente efectiva: con un trozo de tela de paraguas podemos recuperar un pandero roto para volver a usarlo en clase.