Ulises (Odiseo) atado al mástil escuchando a las Sirenas. Cerámica ática de figuras rojas. (Museo Británico) |
Homero. La Odisea. Canto XII
Continuamos seducidos por el canto de las Sirenas.
Aunque sabemos que la diosa siria Atargatis era mitad mujer, mitad pez, no parece constar en los escritos que se dedicase a atraer con fines perversos a los marinos intrépidos; sin embargo, como se aprecia en la imagen, aquellas de las que nos habla Homero y a las que Ulises quiso resistirse atándose al mástil de su nave para poder escucharlas sin sucumbir a su fatal canto, eran seres alados con cuerpo de ave y cabeza de mujer. No será hasta la Edad Media cuando encontremos la habitual representación de mujer con cola de pez.
A lo largo de la historia pintores y escultores las representaron en frescos, lienzos, esculturas y relieves en diversas actitudes y con objetos varios: instrumentos musicales, espejos, peines...
Ya en el siglo XX son famosas las de J.William Waterhouse, pintor británico vinculado al prerrafaelismo y al simbolismo, que las retrató de ambas formas (véanse la imagen superior y esta otra). Incluso aquellos revolucionarios movimientos de ruptura que buscaron y desarrollaron nuevos lenguajes, y que llamamos vanguardias artísticas, se acordaron de ellas mostrándonos, en ocasiones, una inesperada e inquietante visión. Tal es el caso del pintor surrealista René Magritte, cuya extraordinaria obra puede disfrutarse aún en la exposición "La máquina de Magritte" en el Museo Thyssen de Madrid.
Lógicamente la música tampoco se sustrajo a la fascinación de estos seres fantásticos y fatales. Vamos a ver algunos ejemplos de ello.
En primer lugar la preciosa canción anónima del siglo XVII titulada Tres sirenas, con texto en tres lenguas (napolitano, griego y castellano) interpretada por el conjunto L'Arpeggiata. Dejamos la traducción del texto (el original, AQUÍ )
Aquello que te dice el mar,
debes guardarlo en la memoria,
así algún día volverás a este puerto
Las olas del mar,
se suceden una a una,
como mis propias penas
Cuan grande es el mar y las arenas,
tan grandes son mis ansias y mis penas,
que no basta mi dicha a defenderlas
Ahora juegan los rayos del sol danzantes
Sobre el mar verde y vidrioso,
Ven y te guiaré por el camino
Donde están los tesoros nacarados.
Ven conmigo y nos iremos
Donde crecen las rocas de coral.
Sígueme, sígueme, sígueme.
Ven, mira los tesoros que yacen
Muy por debajo de las olas ondulantes
Riquezas, escondidas del ojo humano,
Brillan tenuemente en las cuevas del océano.
Las mareas menguantes no soportan demora,
Los vientos tormentosos están lejos.
El Romanticismo, tan proclive a lo fantástico y misterioso, nos dejó más de un ejemplo de obras relacionadas con las sirenas; prueba de ello son algunos valses y polkas - tan de moda en los salones - como estos que enlazamos de Johann Strauss, Joseph Strauss o Emile Waldteufel.
Pero es un Romance de 1847 compuesto para coro femenino por Robert Schumann el que vamos a destacar, tanto por su originalidad como por constituirse en un claro antecedente de la obra a la que nos referiremos después. El Romance de Schumann se titula Meerfey, Op.69 y forma parte de la colección 12 Romanzen für Frauenchor (Doce romances para coro femenino) editados por Clara Wiek, la compositora y pianista esposa del autor.
Llegamos a Claude Debussy que, entre 1897 y 1899 compuso tres famosos Nocturnos para orquesta: Nuages, Fêtes y Sirènes (Nubes, Fiestas y Sirenas). Sobre Sirènes el propio autor escribió:
"representa el mar y su inextinguible movimiento y entonces, entre las olas plateadas por la luz de la luna, se escucha el misterioso canto de las sirenas que ríen y pasan".
Sirènes está compuesta en un solo movimiento para coro femenino y orquesta y en ella Debussy hace un uso instrumental de las voces fundiéndolas con la masa orquestal en un extraordinario ejercicio de destreza compositiva y sugiriendo además, una atmósfera inestable de movimiento constante, como el del mar. Escuchemos ese fantástico canto.
Nocturno en azul y plata: La laguna, Venecia (1880) |
Terminamos este recorrido con La petite sirène, una serie de tres canciones que el compositor Arthur Honegger (Grupo de Los Seis) escribió en 1927 para voz y piano y cuyos títulos son: Chanson des sirènes, Berceuse de la sirène y Chanson de la poire.
Solo nos queda desear un muy feliz Año Nuevo a todos los que por aquí se asoman.
La Odisea. Homero
Nocturnos: Claude Debussy. La Phil. Gustavo Dudamel
Las Sirenas: génesis y evolución de su iconografía medieval. Rodríguez López, María Isabel. UCM. Revista de Arqueología 1998
Las Sirenas. Rodríguez Peinado, Laura. UCM. Dpto. Historia del Arte I (Medieval)
Sirenas griegas, los pájaros de la muerte. Mas, Laura. Historia. National Geographic
El origen de las sirenas: cómo ganaron su cola de pez. Escalante, Antonio .