Eso era: un hombre sin más. Pero un hombre de verdad. Como decía la cita: el hombre debe ser, antes que nada, de oficio hombre, y luego lo demás. En este caso Labordeta era de oficio hombre, y eso imprimía carácter en todas sus otras facetas: político, cantautor, viajero incansable y reportero de vida.
Vía Bibloranca