La educación también es divertida


Este profesor de matemáticas de la Universidad de Biola da una divertidísima clase gastando una broma a sus alumnos en April Fools (el equivalente anglosajón a nuestro Día de Los Inocentes, 28 de diciembre).

Me encantaría hacer algo así en clase. La verdad es que falta tiempo.

La educación también es divertida


Este profesor de matemáticas de la Universidad de Biola da una divertidísima clase gastando una broma a sus alumnos en April Fools (el equivalente anglosajón a nuestro Día de Los Inocentes, 28 de diciembre).

Me encantaría hacer algo así en clase. La verdad es que falta tiempo.

Congreso Escuela 2.0 (III)

Logo Congreso Escuela 2.0Tal como anuncié en una entrada anterior, damos un paso atrás hasta el comienzo del segundo día del Congreso Escuela 2.0, para comentar la intervención de José Moyano, presidente de ANELE, la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza.

Aunque no utilice el libro de texto desde hace tiempo por considerarlo una herramienta demasiado limitada y limitadora, esa mañana madrugué para poder llegar a tiempo y escuchar esa intervención. La razón es que me interesa mucho el tema, justamente porque al no creer en el libro de texto, estoy convencido de que es necesario inventar una alternativa que pueda tener la misma utilidad que ese objeto tenía y ha perdido hace ya mucho tiempo. Por esta razón también me he ofrecido para participar en la experimentación de nuevos contenidos digitales, un proyecto que involucra a cierto número de centros educativos que estudiaremos la efectividad de los materiales propuestos por las editoriales, otro motivo más para no perder la oportunidad de escuchar la propuesta de ese sector.

También había una buena razón para no madrugar: el presidente de ANELE hace algo más de un año hizo unas declaraciones, a las que no me consta que siguieran rectificaciones, en las que acusaba a las diferentes Administraciones Educativas, tanto nacionales como autonómicas, de practicar una competencia desleal, y al profesorado que produce y comparte sus propios materiales educativos, de intrusismo profesional.

Entre las editoriales y el profesorado debería haber un clima de estima y confianza recíproca, pero me pregunto ¿qué confianza puedo tener en una persona, y en la asociación que representa, cuando ésta intenta limitar mis derechos constitucionales y obligaciones profesionales para defender sus intereses económicos personales?

Mi profesión me obliga a cierta apertura mental y al rechazo de los prejuicios, por lo que allí estaba, bien dispuesto a escuchar qué nos propone la industria editorial para que el Proyecto Escuela 2.0 sea un éxito.

Lamentablemente el presidente de ANELE no ha evolucionado para nada desde cuando lanzó ese anatema y sigue pensando que, por el sólo hecho de ser editores, él y los miembros de su asociación merecen vender sus productos, independientemente de su valor y utilidad. Dejó bien claro que las editoriales son empresas y, como tales, se basan en la rentabilidad económicas y no piensan hacer inversiones que no puedan recuperar con creces a corto plazo.

Desde luego eso es indudable y muy evidente: basta un simple vistazo a las propuestas editoriales para el proyecto de experimentación que estamos a punto de poner en marcha para notar que la casi totalidad de estos materiales no son otra cosa que los mismos libros de texto digitalizados, más o menos tuneados con alguna animación o soniquete, sin ningún planteamiento pedagógico innovador. Con este tipo de libro no vamos a ningún lado: la velocidad con que se abre un libro no es comparable con la de arrancar 30 ordenadores y abrir otros tantos archivos, esperando que ninguno se atasque o esté sin batería, y éso sólo merece la pena si es para que el alumnado trabaje de otra manera, más activa y participativa. Se trata de superar el concepto de libro de texto, no de perpetuarlo. Esto ocurre más de un año después de afirmar que ellos se dedican a crear “productos educativos de calidad”, nada que ver con los elaborados por el profesorado, contenidos digitales educativos “deslavazados, que no sirven prácticamente para ninguna finalidad útil”.

No quiero que se me malinterprete, no estoy en contra de la industria editorial: soy  plenamente consciente de que ésta crea numerosos puestos de trabajo y de que, con una política empresarial y un asesoramiento pedagógico adecuado, puede realmente llegar a crear unos contenidos de calidad que pueden ser aplicados en el aula con mucho provecho por parte del alumnado. Es más, me encantaría que la industria editorial de nuestro país realizara bien su trabajo y me ayudara en el mío: ya me gustaría disponer de materiales curriculares útiles y no tener que crearlos yo mismo, utilizando mis humildes conocimientos informáticos en mi tiempo libre, o pasar horas buscando en la Red para aprovechar los contenidos elaborados y compartidos por otros profesores y profesoras.

El señor Moyano, además de dejar bien claro que las editoriales integradas en la asociación que preside no van a realizar la inversión necesaria para ofrecer un producto de calidad, no demostró interés por conocer de primera mano qué hacemos los profesores y profesoras: mientras nosotros sí estábamos presentes para escucharle cuando era su turno, él no nos escuchó cuando era nuestro turno, y si no sabe por dónde vamos, muy difícilmente podrá ofrecernos lo que necesitamos.

La entrada Congreso Escuela 2.0 (III) ha sido publicada primero en educacionmusical.es.

Los acordes básicos. Los acordes mayores y menores. Su construcción y deducción.

Para comprender correctamente esta entrada es conveniente leer el artículo anterior dedicado a los intervalos.

Los acordes más sencillos que podemos utilizar sobre cualquier tema son los acordes mayores y menores. Con ellos podríamos acompañar prácticamente cualquier melodía tonal.

En teoría con solo tres acordes (I IV y V grados) podríamos acompañar cualquier melodía que no modulara, aunque evidentemente no siempre se obtiene el resultado deseado con esa simplicidad. A mucha gente que no dispone de conocimientos musicales le sorprendería observar la sencillez (armónicamente hablando) con la que están realizados muchos temas de éxito, pero todo esto es un tema para otros artículos...

Los acordes simples, mayores y menores, están compuestos de tres sonidos. El principal y que da nombre al acorde, llamado fundamental, y los otros dos que se encuentran a distancia de tercera y de quinta con respecto al primero. Por ejemplo, el acorde de Do lo componen la nota Do, su tercera (Mi) y su quinta (Sol).

Podríamos decir que estos acordes se construyen superponiendo terceras. Como se aprecia de Do a Mi hay una tercera de distancia y de Mi a Sol otra tercera.

Si la primera tercera es mayor el acorde se considera mayor, pero si la tercera es menor el acorde será un acorde menor.


Mediante este sistema, haciendo uso de las notas de la escala mayor, obtendremos tres acordes mayores y tres menores. Fijarse que los acordes mayores tienen la primera tercera mayor pero la segunda menor, a los acordes menores les ocurre exactamente lo contrario.
Esto hace que la distancia entre la primera nota del acorde llamada “fundamental” y la tercera nota de siempre un intervalo de quinta justa. (ver intervalos).
El acorde que se crea a partir del VII grado de la escala contienes dos terceras superpuestas menores por lo que la distancia de quinta que hay entre la nota fundamental y la tercera nota del acorde (de Si a Fa) es de quinta disminuida (tres tonos entre las cinco notas). Por ello el acorde de VII grado se clasifica como acorde disminuido.

Como se aprecia en la imagen de Si a Re existe una tercera menor y de Re a Fa otra tercera menor, en total tres tonos que generan un intervalo de quinta disminuida.

Esta es la raíz de la armonía tonal, por ello el comentario inicial que expresaba que con tan solo el uso de acordes mayores y menores se puede acompañar cualquier fragmento melódico. El resto de acordes que solemos utilizar (7ª, 9ª, alterados, etc…) surgen a partir de esta base y se usan para definir mejor, en sus respectivos contextos, el sentimiento armónico o justificar verticalmente un discurso melódico más rico. Es obvio que el uso de tensiones añadidas sopbre estos acordes es indispensable para entender gran parte de la música tonal que hoy conocemos, pero salvo excepciones podríamos afirmar que los acordes mayores y menores forman el esqueleto armónico de la música tonal, con todo lo que ello abarca.