El concepto impresionista nace en Francia en las últimas décadas del siglo XIX abarcando pintores como Manet, Monet, Degas o Renoir, que se unen en búsqueda de una ruptura con la tradición pictórica “naturalista” reinante hasta el momento, intentando plasmar en el cuadro la “impresión” que tienen de aquello que van a dibujar.
El propio término “impresionista” se debe al título que Monet fijó en uno de sus cuadros “Impresión. Sol naciente” que presentó en una exposición de su grupo en el año 1874. Este título fue aprovechado por la crítica y el público para mostrar irónicamente su rechazo frontal a este nuevo movimiento que estaba surgiendo. Aún así el movimiento cobró fuerza y se convirtió en uno de los estilos pictóricos más importantes de todos los tiempos.
La pintura impresionista se distingue por tener unas características muy determinadas: · Prevalece la pintura de la naturaleza frente a la pintura de taller. · No se pretende dibujar exactamente un objeto, si no la impresión que le causa al propio pintor, en detrimento de la figura o la forma, evitando las líneas muy marcadas, por lo que desaparecen los contornos de las cosas. · Gran protagonismo a la luz y el color. (Monet tiene una serie de cuadros sobre la catedral de Rouen dibujados en diferentes momentos del día y en diferentes estaciones del año- http://www.theartwolf.com/monet_cathedral_es.htm -)
Paralelamente al impresionismo pictórico surge en Francia una forma diferente de entender y crear música con grandes contrastes frente al estilo romántico que todavía perduraba por aquel entonces. Este nuevo estilo de composición se denominó Impresionismo musical, y su más grande representante es el compositor francés Claude Debussy (1862-1918).
La música de Debussy, rebelde e inconformista desde sus comienzos en el conservatorio, se percibe como una música diferente a la música romántica. Es una música para los sentidos, huyendo de las reglas preestablecidas. Sus principales características son:
· Utiliza escalas modales, pentatónicas, de modos enteros o cromáticas, escalas en definitiva exóticas y con una libre disposición de los acordes que las sustentan, que a su vez se amplían buscando nuevas sonoridades. Los acordes se forman por su sonoridad, no por su función tonal.
· Suele ser una música descriptiva, que cuida las combinaciones tímbricas de cara a poner en primer plano la “impresión” de aquello que están describiendo. Se tiene en cuenta el timbre individual de cada instrumento en vez de la sonoridad del conjunto instrumental.
Destacan sus composiciones para piano entre las que se encuentran los “Preludios”, la “Suite Bergamasque” o los “Children ́s corner” obra dedicada a los niños. Para orquesta destacamos la obra “Preludio a la siesta de un fauno” y el “El mar” junto con su ópera “Pelleas y Melisande”
Otros dos compositores destacados dentro del impresionismo son Maurice Ravel y Eric Satie.
Ravel (1875-1937), de madre vasca, recibe en su música influencias muy diversas. Desde el impresionismo de Debussy, a la ironía de Satie, junto con las mezclas del Jazz, músicas populares o folclóricas, que le dan a su música una personalidad muy marcada, siempre con un carácter antirromántico como la música de Debussy. Dominó la orquestación hasta el punto de componer obras como “El bolero”, donde un ritmo y una melodía constantes nos llevan a lo largo más de catorce minutos de música. Otras obras importantes dentro de su catálogo compositivo son “Rapsodia española”, también para orquesta; “El niño y los sortilegios” para grupo instrumental, voz y danza; y “Ma mere l ́oye” obra compuesta expresamente para que dos de sus sobrinos pudiesen interpretarla para piano a cuatro manos y donde diferentes personajes de cuentos son descritos musicalmente.
Eric Satie (1866-1925) no es un músico impresionista hablando con cierto rigor, aunque anecdóticamente algunas de sus obras tempranas como “Gimnonpedias” influenciaron en gran medida en la música Debussy por la distancia que tomaban con la música Wagneriana, lo que hacen preludiar la música impresionista, música que posteriormente Satie rechazaría. Satie es lo que hoy en día llamaríamos un “personaje”. Un personaje que destaca por su carácter burlón e irónico que se refleja en los títulos de algunas de sus obras como “Tres piezas en forma de pera”, “Verdaderos preludios flácidos (para un perro)” y “Piezas frías”, etc.; un personaje que se ganó la vida de músico de café; y un personaje, que ha influenciado la estética compositiva de muchos de los compositores del siglo XX.