María vivía en una casa que se caía a trozos. Cada día, cuando volvía del colegio, tenía que tener cuidado para no tropezar en el segundo escalón, que llevaba ya roto un año. Su padre quería arreglarlo pero, desde que había perdido su trabajo de toda la vida, no paraba de hacer chapuzas en cualquier sitio y apenas lo veía. Su madre hacía malabares para que pudieran comer tres veces al día (lo que no siempre conseguía) y su hermano Pedro le decía que todo eso pasaba por un monstruo llamado "Crisis". Qué listo era Pedro. Le explicaba todo con palabras que ella entendía. Sin embargo, a pesar de su situación, María era feliz cuando se encerraba en su cuarto, encendía la radio y, al ritmo de la música del aparato que tenían sus padres desde hace 20 años, cogía el pincel y, moviéndolo al ritmo de la melodía, dibujaba líneas, puntos y trazos que, conforme avanzaba la canción, se convertían en mundos propios, mucho más hermosos que aquél en el que vivía. En el colegio le gustaban todas las asignaturas, pero las artísticas eran las que la hacían ser feliz y entender muchas cosas. "Así", pensaba, "cambiaré el mundo. Pintaré por los que no tienen voz y haré cuadros tan bonitos que, por triste que se sienta alguien, tendrá que sonreir". Tenía un profesor de música muy creativo y original y se había dado cuenta de que la creatividad servía para resolver problemas, para inventar, para encontrar soluciones... Se preguntaba por qué los adultos no lo veían claro. ¡Si era muy sencillo!.
Unai tocaba el saxofón desde los 7 años. Ahora que tenía 16, su padre, Tomás, había empezado a decir que quería que lo dejara porque podía distraerlo en sus estudios. Unai no comprendía nada. ¡Si las horas que dedicaba a tocar eran las que le daban la fuerza para afrontar los estudios, la vida y los problemas de su vida!. Su padre no lo comprendía porque nunca había tenido una relación con la música. Así que esa tarde, el chico lo llevó a su primer concierto. Su padre no sabía qué ponerse. Tras 30 años trabajando en la fábrica, lo único que sabía era trabajar duro y sus pocos ratos de descanso eran para agarrarse al mando y ver programas en la tele. Sí, le gustaba Manolo Escobar y la Pantoja, pero poco más. Pero ese día, la vida de Tomás cambió. En el silencio oscuro que precedía al comienzo, cuando los instrumentos empezaron a afinar, notó un estremecimiento que le recorría la columna y pensó que, a lo mejor, estaba enfermando. Sin embargo, no era eso. Era algo que le nacía de dentro y le apresaba el corazón y la garganta. Sentía que era enorme y, a la vez, muy pequeño. Pensó que la grandeza debía ser eso. Sin casi notarlo, cuando la orquesta llegó al clímax del concierto, lágrimas rodaban por sus mejillas. Unai lo miraba de reojo complacido y esperaba en silencio a que acabase para ver qué diría su padre. Cuando las luces se encendieron, tras los aplausos, Tomás abrazó a su hijo y le dijo: "Perdóname. No quiero quitarte algo tan hermoso. Sólo te pido una cosa: ¿podrías tocar de vez en cuando para mí?"
Hay mil historias como esas, pero yo ahora voy a contar la mía. Soy licenciada en CC. Económicas y adoro las matemáticas. También me encanta leer y los idiomas extranjeros. Pasé un mal rato cuando tuve que elegir entre Ciencias o Letras en el instituto, porque todo me gustaba. Y, desde los 5 años, he estudiado Música en el Conservatorio (aunque las monjas de mi cole me enseñaron a tocar la flauta con 4 años y, desde entonces, ha sido mi compañera). La Música me lo ha dado todo y no ha pedido nada a cambio. Mis amigos dicen que soy muy creativa y que siempre encuentro soluciones a todo y os aseguro que eso no me lo han dado las Matemáticas ni la Lengua. Tampoco las Ciencias, aunque siempre me han apasionado gracias a mis profesores (magníficos, todo sea dicho). Han sido la Música y las Artes, en general. Cuando tengo un mal día y tengo que relajarme, es dibujando un mandala que lo logro, o bailando cualquier música que me agrade.
Si me preguntáis, diría que es una aberración que en el nuevo Anteproyecto de Ley Orgánica para la mejora de la Calidad Educativa se diga que unas asignaturas son más importantes que otras. ¿Importantes para qué?. ¿Para quedar bien en el informe PISA, ideado no sé muy bien para qué?. Además, ¿qué es lo que persigue la gente en la vida: aprobar un informe o ser feliz?.
Ser feliz implica encontrarse bien con uno mismo y, desde mi punto de vista, ser buena persona, compartir tus momentos y disfrutar del ocio. Y el ocio está hecho de música, pintura, teatro, cine, conciertos, exposiciones... Que yo sepa, por saber más Matemáticas no se es más feliz. Tampoco por saber sintaxis, aunque un buen libro te puede transportar a un lugar maravilloso y evadirte de una realidad gris. Para formarse como persona, es importante desarrollar todas las capacidades del ser humano y, entre ellas, están las capacidades artísticas. ¡Pero si hasta para medir la inteligencia de una persona, especialistas como Howard Gardner hablan de la inteligencia musical y la espacial entre los 8 tipos que existen (para saber más, visitad http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_inteligencias_m%C3%BAltiples) ! Entonces, ¿por qué hay quien se atreve a decir que hay asignaturas de primera y de segunda?
Lo que quiero decir es que si formo parte de @masartísticas es porque creo que sin las artes, sin la música y la pintura no hay futuro. Porque un futuro de borregos manipulados por los medios, sin espíritu crítico y sin alternativas de ocio es una sociedad abocada a las drogas, el alcohol y la desesperación. Es una vida gris, donde sólo se puede trabajar (con suerte) y poco más. Necesitamos tanto a las artes como ellas a nosotros para existir. Dentro de cada uno de nosotros hay un artista. Muchos que nos precedieron, como Tomás, nunca lo supieron. ¿Vamos a dejar que en el futuro esto también pase?. Por favor, decid que no. Luchemos porque no nos pongan oficialmente el apodo de "marías" (tanto tiempo acarreado) y, ya que tanto nos comparan con los países nórdicos, que vean el peso que nuestras áreas tienen en esos lugares.
Os animo a firmar la petición para que en la nueva Ley Educativa se mantenga la importancia y el peso de las artísticas, porque todos sabemos que más horas de ciertas materias, no van a hacer que se aprenda más, mientras que la desaparición de otras, puede hacer que el fracaso escolar aumente. ¿Cuántas veces no nos han dicho nuestros alumnos: "Qué alegría que llegue tu hora porque es la clase en la que más aprendo y me divierto"?.
Por último, os dejo un vídeo que hice sin preparación previa pero, eso sí, con todo el corazón. Vuelvo a repetir que creo que las Matemáticas, Lengua, Inglés, Ciencias y demás materias son importantes. Pero no más que la mía. No. Por ahí no paso.
P.d. Se puede seguir a @masartísticas en Twitter, Facebook y el blog que os he puesto arriba. Cualquier colaboración (ya sea de profesorado o alumnado) será bien recibida.
Hago un llamamiento a mis alumnos para que se graben en vídeo (si queréis lo cuelgo en mi cuenta de youtube o en la de másartísticas) diciendo por qué les gusta la Música o las Artes Plásticas, por qué son importantes, en qué les ha cambiado la vida haber trabajado esas materias, etc. Si vuestros padres quieren hacerlo también, tanto mejor. :)