Calentar la voz

Calentar la vozCalentar la voz es algo muy infravalorado, tanto por cantantes, como por estudiantes y profesores de canto. Sin embargo, cuando cantamos no estamos haciendo más que utilizar ciertos músculos de nuestro cuerpo, y cuando vamos a hacer un ejercicio físico, siempre debemos preparar a los músculos para lo que viene.

La analogía que se suele utilizar cuando se habla de calentar la voz suele ser la de los atletas. Los atletas siempre calientan sus músculos, los estiran y los preparan para una carrera, un levantamiento de pesas o cualquier otro tipo de esfuerzo físico prolongado o fuerte, pero normalmente no se hace referencia a lo que les pasa cuando no calientan.

Doy por sentado que los atletas profesionales siempre calientan, ya que si no no estarían ahí ( aunque estoy seguro de que habrán casos y casos ). Lo que sí conozco de primera mano es lo que le ha pasado a amigos míos que solían hacer mucho ejercicio físico de jóvenes. Como eran jóvenes, parecía que lo aguantaban todo. Se tiraban horas en el gimnasio y empezaban a entrenar duro nada más llegar, pero llegó un día en el que empezaban a tener dolencias sin un motivo aparente. Lo que consiguieron algunos de ellos fueron hernias discales, provocando dolores de espalda crónicos.

Igual de grave puede ser no calentar la voz antes de utilizarla de forma fuerte, tanto en intensidad como en duración. Una voz que está fría no tiene la misma flexibilidad que tendrá después de hacer ejercicios de calentamiento. Esto provocará muchos problemas, ya que tenderemos a forzar nuestra voz para llegar a las notas agudas, o ejerceremos demasiada presión incluso en la voz de pecho, en un rango cómodo, aunque lo contrario también puede pasar. Las personas que tengan demasiado aire y no se tomen su tiempo para calentar la voz, lo que conseguirán es que sus cuerdas vocales no trabajen eficientemente y su voz se canse muy rápido.

¿Cómo calentar la voz?

Para calentar la voz lo primero que tenemos que tener claro en nuestra cabeza es que no estamos cantando. Debemos quitarnos de encima toda la presión que supone cantar, principalmente la presión de que tenemos que sonar bien y con potencia. Al calentar la voz lo que estamos haciendo no es más que estirar los músculos encargados de manipular tus cuerdas vocales, pero de forma muy suave, por lo que el volumen que tenemos que utilizar debe ser más bien bajo.

Una vez tenemos claro todo esto, el próximo paso es saber en qué notas debemos trabajar para calentar la voz. De nuevo, no estamos poniendo a prueba nuestro aparato fonador, y tampoco es momento de ampliar tu rango vocal. Las notas en las que debemos trabajar son las notas donde más cómodos nos encontremos antes de empezar los ejercicios de calentamiento. Para saber qué notas son las apropiadas, debes centrarte al máximo en tu sensación y hacer una nota en voz de pecho y una nota en voz de cabeza. Insisto, ambas deben ser muy cómodas de hacer, no te debe costar nada, y recuerda que debes hacerlas a un volumen bajo. Una vez tengas esas notas tendrás una muy buena referencia para saber donde empezar y hasta donde llegar mientras haces los ejercicios de calentamiento.

Ahora tenemos el volumen al que debemos practicar y el rango de notas por el que debemos movernos al calentar la voz, pero ahora tenemos que saber qué ejercicios de calentamiento podemos utilizar.

En este punto es muy importante tener a un buen profesor de canto, ya que sabrá personalizar los ejercicios adecuados para tu caso en concreto, pero si estás intentando realizar la hazaña de aprender a cantar por ti solo, aquí te doy unos ejercicios de calentamiento que pueden serte útiles.

El primero es un clásico: el lip bubble. Este ejercicio es perfecto, ya que nos permite no intentar que suene bonito. Eso hace que no intentemos “mejorar” el sonido de ninguna forma. También nos ayuda mucho porque no estamos manipulando los articuladores para hacer ninguna vocal. La posición de todo nuestro aparato fonador es neutral.

Otras veces lo que queremos es calentar la voz en la voz mixta, para poder acceder a ella sin forzar. Para esto el ejercicio de calentamiento que mejor va es el de la voz de bruja, pero recuerda que debe ser a un volumen bajo. Me he encontrado muchos casos en los que el alumno tiende a perder esa voz de bruja al bajar el volumen, y a exagerarla más al incrementar el volumen. Es difícil, pero podemos conseguir que esos dos factores no dependan el uno del otro, con práctica. Es muy importante desasociarlos y ser capaz de hacerlos de forma independiente, ya que si no este ejercicio de calentamiento no será el más apropiado, y puede hacer que nos cansemos más al calentar la voz, lo cual no es el objetivo.

El tiempo a emplear en el calentamiento puede variar entre 5 y 15 minutos. De nuevo, aquí hay mucha diferencia entre tener a un profesor de canto y no tenerlo, ya que con un profesor puedes calentar la voz a medida que trabajas en ella, porque sabe cuándo estás preparado para hacer depende qué cosas. Es un entorno mucho más seguro para tu voz.

Por último, otro ejercicio de calentamiento que va muy bien para todos aquellos que tendemos a forzar nuestra voz de pecho es el soplar de la forma que soplas cuando inflas un globo, o cuando estás cansado y resoplas. Cuando soplas de esta forma, tus mejillas se inflan y tu boca está en una forma muy parecida a cuando dices la vocal “U”. Una vez hayas encontrado esa posición, añade la voz. Es como decir “mmmmmm” pero soplando. Este ejercicio también te ayudará a liberar muchas tensiones y a conectar.

Recuerda, no se trata de ser perfeccionista, se trata de calentar la voz. ¡Tómatelo con calma y con mucho cuidado!

La entrada Calentar la voz aparece primero en Vox Technologies Vocal Studio.

Canon de Pachelbel (flauta)

Aquí os dejo la nueva canción para flauta que estamos preparando estos días, el Canon de Pachelbel. 
Os dejo el wix de Adelaida Ibáñez con el que estamos trabajando. Ya sabéis que podéis imprimir la partitura en  PDF. Haced CLIC en la imagen del wix para llegar a él.

Os dejo también el vídeo de nuestro amigo Donlumusical, para que podáis escuchar el canon a tres voces. 

¡Ánimo! ya habéis visto que no es tan difícil como parece :)



Una docena de razones por las que los niños deberían estudiar música

Vale, lo admito, llevo una temporada escribiendo poco aquí. Será ese momento crítico que los entendidos en blogs dicen que llega, en el que da pereza escribir y supone el principio del abandono del blog o la carga de pilas necesaria para consolidarlo.

Sea como sea, no tengo la más mínima intención de dejar de mantener y ampliar este espacio (tendré que empezar actualizando los eventos y haciendo la sección más útil que informativa). De hecho, tengo una buena provisión de borradores que esperan a convertirse en artículos terminados y publicados, pero desde hace un par de meses mi carga de trabajo se ha multiplicado exponencialmente, dejándome poco tiempo para escribir estas reflexiones a las que os someto.

Aún así, en este tiempo todavia he encontrado algunos huecos para escribir el artículo que os traigo hoy y que publiqué en unadocenade.com, blog que por otro lado recomiendo encarecidamente visitar y seguir y a quienes agradezco la oportunidad que me han brindado de compartir con ellos este trabajo que, ya adelanto, no será el ultimo.  El artículo en cuestión ha recibido en una semana la friolera de 5000 visitas que vale, para los gurús del 2.0 será una birria pero para mi supone un éxito rotundo. Podéis acceder al artículo original clicando sobre el titulo o la imagen:

Una docena de razones por las que los niños deberían estudiar música

Puede parecer que el momento idóneo de plantearse las actividades extraescolares de los más pequeños sea poco antes del inicio de curso pero, aunque las comienzan a mediados de Septiembre, es por estas fechas que nos encontramos cuando suelen abrirse los períodos de matriculación para muchas de ellas.

Entre las actividades más clásicas destaca, además de los deportes, la música. Generaciones de niños han pasado por escuelas de música y conservatorios para ocupar sus tardes aprendiendo a tocar un instrumento. Se trata de una actividad que compagina su vertiente más lúdica con unos estudios paralelos a la tarea escolar, que generalmente se añaden a los deberes ordinarios, por lo que requiere de grandes dosis de motivación (de los niños que deben aplicarse a ello y de los padres y madres que han de apoyarles). Esta carga extra puede provocar reticencia y rechazo tanto de unos como de otros.

Pero las ventajas de emprender estudios musicales son muchas más que los inconvenientes. Aquí os dejamos una docena para aquellos que estéis indecisos o simplemente no os lo habiais planteado:

1. Desarrollo de la psicomotricidad

Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.

2. Competencias en idiomas

Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.

3. Pensamiento lógico

Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.

4. Pensamiento múltiple

Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.

5. Sensibilidad artística

Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.

6. Capacidad de autoescucha y reflexión

Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.

7. Empatía y habilidades sociales

Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.

8. Educación en valores

Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.

9. Autoestima

Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.

10. Serán más responsables y cuidadosos

A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.

11. La casa será más alegre

Vale, un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).

12. Queda muy bien en las celebraciones familiares

La escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores babeando de verlo. Entrañable.

En definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?

Fotografía destacada cortesía de Eddie Welker, con licencia Creative Commons.

Una docena de razones por las que los niños deberían estudiar música, publicado en el blog de Eduard Ruano. Blog sobre la tuba, la técnica en los instrumentos de viento metal y la interpretación musical.