VIOLÍN, VIOLA, CONTRABAJO, OBOE, CLARINETE Y PIANO
Fecha de plazo para enviar solicitudes: Hasta el 9 de Febrero de 2016.
Fecha de las audiciones: Del 1 al 11 de Marzo de 2016.
Toda la información pinchando en este enlace.
VIOLÍN, VIOLA, CONTRABAJO, OBOE, CLARINETE Y PIANO
Fecha de plazo para enviar solicitudes: Hasta el 9 de Febrero de 2016.
Fecha de las audiciones: Del 1 al 11 de Marzo de 2016.
Toda la información pinchando en este enlace.
Podrán inscribirse para audicionar todos los músicos de hasta 27 años de edad inclusive (excepciones quedan sujetas a criterio del jurado), que interpreten los siguientes instrumentos orquestales: violín, viola, violoncello, contrabajo, flauta traversa, clarinete, oboe, fagot, trompeta, corno, trombón, tuba, piano, arpa y percusión.
Fecha límite para inscribirse: Hasta el 17 de Febrero de 2016.
Fecha de las audiciones: 25 y 26 de Febrero de 2016.
Toda la información en este enlace.
Para participar debes ser músico entre 18 a 30 años cumplidos al 1 de septiembre de 2016 y ser natural o residente legal de los siguientes países: Alemania, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico o República Dominicana. También pueden participar músicos de México, entre 18 a 30 años cumplidos al 1 de septiembre de 2016, que formen parte del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura o integrantes de las orquestas de la Fundación Azteca. España y los países de América del Sur miembros del programa Iberorquestas Juveniles, inscribirán a sus dos músicos invitados especiales en forma directa en el sistema de audiciones.
Fecha de plazo para inscribirse: Hasta el 11 de Marzo de 2016.
La audición se realizará mediante el envío de un vídeo.
Para obtener toda la información, pinchar este enlace.
A priori, la música es algo fácilmente perceptible para cualquier ser humano, independientemente de sus conocimientos musicales previos o de su lugar de origen. Ya estés acostumbrado a la música occidental como a la oriental, seas un niño de un año o un músico experimentado, la mayoría de las personas reconocen la música y la perciben con ritmos y melodías. Sin embargo, no todos pueden. Estas personas padecen un trastorno llamado amusia: una alteración en la percepción auditiva, lectura, escritura o ejecución musical.
La amusia puede ser heredada o adquirida. Cuando se adquiere, se debe a que la persona sufre un daño cerebral en algún momento de su vida y pierde alguna de sus capacidades musicales.
Hay muchos tipos de amusia, dependiendo del aspecto musical al que afecte:
El tipo de amusia más reconocible en cualquier persona es la perceptiva, ya que cualquiera puede sufrirla y darse cuenta de ello sin tener conocimientos musicales previos. Sin embargo, para saber si se sufre incapacidad para tocar un instrumento, leer o escribir música, hay que conocer el lenguaje musical previamente. Es por eso que se cree que hay más gente que sufre amusia de la que se conoce, y que es posible que sea un trastorno más usual de lo que en principio parece.
La amusia no es un trastorno relacionado con daños en el oído y problemas en la percepción auditiva. Sólo afecta a la zona neuronal de nuestro cerebro que procesa y se encarga de la música o del lenguaje (en el caso de la agrafia o alexia musical). Por tanto, es un problema neuronal, no físico ni provocado por problemas en los oídos. Se puede sufrir debido a un fuerte golpe en la cabeza, a algún accidente, tumor, enfermedad neurodegenerativa… etc.
Quizás lo más sorprendente de la amusia es la sordera al tono o la sordera rítmica: la incapacidad de entender la música como tal y de disfrutar de ella. Para las personas amúsicas, escuchar música puede ser incluso una experiencia desagradable. Según Neurowikia:
“Un paciente con amusia congénita, describió el segundo concierto de Rachmaninov para piano y orquesta como “estrepitoso y ruidoso”. Otros calificativos recogidos en historias de amúsicos describiendo una percepción musical han sido: estridente, chirriante, explosivo, similar al ruido producido al caerse al suelo ollas y cacerolas…etc. Se piensa que los pacientes que presentan este grado extremo de amusia, además de sordera al tono, probablemente también tienen añadida una alteración del procesamiento del timbre. No necesariamente hay que ser un músico profesional para padecer amusia. Sin embargo, no suele ser motivo de consulta médica ni de queja porque el amúsico no se siente paciente a no ser que se presente llamativamente de forma adquirida en un músico profesional o en un melómano.”
El famoso compositor Ravel podía reconocer sonidos, entender la música, recordar melodías y crear otras nuevas. Podía cantar y tocar. Sin embargo, fue perdiendo paulatinamente la capacidad de leer y escribir música. Él mismo lo describía de esta forma: “Tengo la cabeza llena de música pero no soy capaz de escribirla”.
Las teorías sobre la causa de esta agrafia y alexia musical son muchas. Por un lado, Ravel sufrió un accidente de coche que, aunque en principio no fue grave, le dejó secuelas neurológicas. Por otro lado, también existen informes médicos de la época que indican que Ravel padecía una enfermedad del sistema nervioso, llamado atrofia de Pick. Fuera lo que fuese, el problema se le hizo un mundo en un momento muy exitoso de su carrera como compositor. Cuando tenía 62 años, sus médicos decidieron operarle, y no sobrevivió a dicha operación.
Si sois seguidores de la serie Mozart in the jungle……
*SPOILER SEGUNDA TEMPORADA*
…..sabréis que en el episodio 9 de la segunda temporada, su protagonista (Rodrigo) sufre una caída desde lo alto de una pared de escalada y comienza a tener problemas para reconocer tonos y cantar. Veamos, ¿cuánto de ficción tiene el caso de Rodrigo?
La serie Rainsing Hope no va de música ni de músicos. Sin embargo, el primer episodio de su segunda temporada trata de la amusia instrumental. El protagonista, Jimmy, descubre mediante un vídeo casero que a los trece años sabía tocar el piano y cantar. Sus padres le cuentan que sufrió un fuerte golpe en la cabeza, y que por ello dejó de tener talento musical y sufrió amnesia durante un tiempo. Veamos, ¿cuánto de ficción tiene el caso de Jimmy?