Seguro que son muchos los que se han sorprendido al comparar el listado de especialidades que se pueden cursar en los conservatorios españoles en las Enseñanzas Elementales y Profesionales, ya que la especialidad de Canto no existe en Enseñanzas Elementales y se pide una edad mínima para iniciar los estudios profesionales. Esto se ha justificado tradicionalmente por la conveniencia de esperar a que las voces se desarrollen y dejen atrás esa incómoda fase de la muda vocal, en la que muchos desaconsejan cantar. Pero, ¿qué hay de verdad y de mito en estas creencias? ¿Deben dejar de cantar los jóvenes durante la muda vocal? ¿No es aconsejable que los niños reciban clases individuales de canto? ¿Acaso no reciben clases de técnica vocal en coros, escolanías y escuelas de música? ¿Son éticas las exigencias vocales a las que se enfrentan algunos niños y jóvenes en programas de talento de las televisiones?
Si alguna vez os habéis hecho estas preguntas, os recomiendo que leáis a la excelente profesora de canto Isabel Villagar, autora del blog
La brújula del canto y de exitosos libros como
Guía práctica para cantar, Guía práctica para cantar en un coro o el más reciente
Cómo enseñar a cantar a niños y adolescentes. En este nuevo libro realiza un minucioso análisis de la voz cantada en tres etapas diferenciadas: primera infancia, segunda infancia (desde los 6 años) y adolescencia, describiendo también las distintas etapas del proceso de muda de la voz. También derriba algunos mitos sobre el aprendizaje del canto y advierte de posibles errores pedagógicos: por ejemplo, me parece muy interesante que señale el peligro de fijar ciertas posiciones (velo del paladar alto, laringe baja...), que hay que saber utilizar, pero que pueden llevar a bloqueos y posiciones forzadas si no se comprenden bien o no se utilizan con cierta flexibilidad. De ahí la importancia de seguir los consejos de un buen profesor de canto que nos ayude a encontrar el perfecto equilibrio y a saber controlar nuestro cuerpo para una mejor emisión vocal.
Al igual que en otros de sus libros, pero siempre con información nueva, organiza los consejos vocales y las numerosas actividades en torno a los siguientes ejes: postura, respiración, emisión y resonancia / articulación.
En este libro también se aprecia gran influencia de la metodología de educación musical de Edwin E. Gordon (Music Learning Theory), que siempre me ha parecido de especial interés, sobre todo en lo relativo a su concepto de Audiation. A la definición que da Isabel Villagar, me gustaría añadir un ejemplo muy ilustrativo que escuché en una conferencia de Jean-Sébastien Vallée: "Audiation es a sonido lo que imaginación a imagen. Si podemos imaginar cosas que nunca hemos visto, como un perro rosa con lunares, también deberíamos poder hacer lo mismo con el sonido". La audiation supone un concepto de oído interno que va mucho más allá de la memoria auditiva. En algunas de mis clases hago ejemplos de audiation dirigida, en los que manipulamos el sonido en nuestra mente de múltiples formas.
Para quien quiera conocer más sobre el método Gordon, recomiendo el fantástico blog de Katherine Raymond:
oidomusical.comMe imagino que tras leer este pequeño artículo ya os imagináis lo que opino: es muy beneficioso que los niños y adolescentes reciban clases de canto, siempre que sus profesores conozcan las peculiaridades de la voz en cada etapa y que no les exijan cantar como adultos ni salir de su tesitura. Tampoco hay que dejar de cantar durante la muda vocal, aunque hay que tener especial cuidado en esta etapa. Os recomiendo en este sentido que os acerquéis a los trabajos de otro excelente profesor a quien tuve el honor de conocer, Alan McClung, director del
Cambiata Institute y de
Cambiata Press, desde donde se publican muchas obras vocales para adolescentes, especialmente de coro. Otras editoriales de música coral tienen también sus colecciones para esta etapa, con tesituras limitadas. Suelen aparecer como obras para voces cambiantes o
Changing Voices. Así no privamos a nadie de la maravillosa experiencia que supone cantar y de lo mucho que se aprende, especialmente en coro. Todos somos un poquito más felices cuando cantamos.