Juego musical con sol mi en Chrome Store

Un poco por ver las funcionalidades que ofrece  Chrome Web Store  he probado a insertar un juego musical en este espacio. En principio el procedimiento de colgar una actividad es bastante simple y parece que puede ser bastante útil.
La principal ventaja es la de disponer de la actividad en modo offline, lo cual, teniendo en cuenta las misérrimas velocidades de las ADSL de los centros, es una ventaja impagable.
Desde el punto de vista del potencial usuario, simplemente hay que entrar en la Chrome Web Store. El juego puedes encontrarlo aquí, aunque el procedimiento de búsqueda es muy eficaz, escribiendo por ejemplo 'lectura musical' en el buscador. A continuación, si optas por instalarlo, se creará una extensión en el buscador (ha de ser Chrome, claro), que permitirá utilizarlo incluso sin conexión a Internet.
Desde el punto de vista del autor el procedimiento también es muy simple. Una vez realizado el pago ( 5 € por una sola vez) que te permite acceder como desarrollador, basta subir los archivos, descripciones, iconos, etc. junto a un archivo de declaración en javascript muy simple. El entorno es asequible y sus posibilidades muy grandes, a pesar de que no haya por el momento muchas aplicaciones educativas.

Pasqual Pastor

Hay una categoría de personas a las que nunca puedes imaginarte inactivas, y a las que la palabra jubilación, con su inevitable matiz de retirada de la circulación, no es aplicable sin que te se te produzca una intensa sensación mental de irrealidad. Y si una persona puede ser el paradigma de esta categoría, ese es Pasqual Pastor. Así que si voy a decir que Pasqual Pastor se jubila, lo que quiero decir es que con toda probabilidad pasa a otro nivel de actividad en tiempo y lugar, y que esa será  con seguridad tan intensa y fructífera como ha sido la que, al menos,  conozco yo y como yo varios cientos de maestros de música en los últimos veinte años.
Porque, haciendo ahora ese siempre desconcertante recuento de los años, hace más de veinte que conocí a Pasqual. En aquellos tiempos, finales de los ochenta y primeros años de los noventa, se iniciaba uno de esos capítulos que marcan los cambios importantes en la educación: la normalización de la Educación Musical en la escuela pública. Por primera vez, esta posibilidad, reservada a la educación ‘bien’ de algunos colegios selectos se colaba, para instalarse ya sin retroceso posible, en el curriculum educativo del sistema escolar. Pasqual tenía a su cargo esta responsabilidad en el País Valencià, y la cosa no podía estar en mejores manos. Para poner en marcha el programa Música a l'Escola  contaba no solo con ideas claras, una considerable experiencia y un apabullante equipamiento conceptual sino, sobre todo, con esa capacidad de liderazgo capaz de convertir hasta a un grupo de modestos maestros funcionarios en  un colectivo de juramentados  entregados a una misión. Los que tuvimos la suerte de participar en esos primeros años, cuando las cosas arrancan con la frescura y la fuerza de aquello que está por construir, llenábamos el depósito con la poderosa convicción  que desplegaba Pasqual en sus charlas, y sobre todo, con el contagioso entusiasmo de su acción.
El sábado pasado nos reunimos casi dos centenares  de amigos para celebrar la jubilación de su puesto en el servicio de formación del profesorado, en el que en esta época difícil resistía desde hace años con su tenacidad característica. Fue en una fiesta inolvidable en la que, como no podía ser menos, la música fue junto a él la protagonista y el afecto el material esencial. En estos tiempos de resistencia, en los que hemos de sufrir los huecos discursos políticos sobre la importancia de la educación de aquellos que la desmantelan con ignorancia y mala fe a partes iguales, es reconfortante un encuentro como este,  en el que en pie saludas y brindas, con Mozart presente, por supuesto, una ejecutoria educativa honesta, clara, limpia y brillante como la de Pasqual. Y no digo jubilación, porque no me creo tal cosa. Gràcies, mestre!

Pasqual Pastor

Hay una categoría de personas a las que nunca puedes imaginarte inactivas, y a las que la palabra jubilación, con su inevitable matiz de retirada de la circulación, no es aplicable sin que te se te produzca una intensa sensación mental de irrealidad. Y si una persona puede ser el paradigma de esta categoría, ese es Pasqual Pastor. Así que si voy a decir que Pasqual Pastor se jubila, lo que quiero decir es que con toda probabilidad pasa a otro nivel de actividad en tiempo y lugar, y que esa será  con seguridad tan intensa y fructífera como ha sido la que, al menos,  conozco yo y como yo varios cientos de maestros de música en los últimos veinte años.
Porque, haciendo ahora ese siempre desconcertante recuento de los años, hace más de veinte que conocí a Pasqual. En aquellos tiempos, finales de los ochenta y primeros años de los noventa, se iniciaba uno de esos capítulos que marcan los cambios importantes en la educación: la normalización de la Educación Musical en la escuela pública. Por primera vez, esta posibilidad, reservada a la educación ‘bien’ de algunos colegios selectos se colaba, para instalarse ya sin retroceso posible, en el curriculum educativo del sistema escolar. Pasqual tenía a su cargo esta responsabilidad en el País Valencià, y la cosa no podía estar en mejores manos. Para poner en marcha el programa Música a l'Escola  contaba no solo con ideas claras, una considerable experiencia y un apabullante equipamiento conceptual sino, sobre todo, con esa capacidad de liderazgo capaz de convertir hasta a un grupo de modestos maestros funcionarios en  un colectivo de juramentados  entregados a una misión. Los que tuvimos la suerte de participar en esos primeros años, cuando las cosas arrancan con la frescura y la fuerza de aquello que está por construir, llenábamos el depósito con la poderosa convicción  que desplegaba Pasqual en sus charlas, y sobre todo, con el contagioso entusiasmo de su acción.
El sábado pasado nos reunimos casi dos centenares  de amigos para celebrar la jubilación de su puesto en el servicio de formación del profesorado, en el que en esta época difícil resistía desde hace años con su tenacidad característica. Fue en una fiesta inolvidable en la que, como no podía ser menos, la música fue junto a él la protagonista y el afecto el material esencial. En estos tiempos de resistencia, en los que hemos de sufrir los huecos discursos políticos sobre la importancia de la educación de aquellos que la desmantelan con ignorancia y mala fe a partes iguales, es reconfortante un encuentro como este,  en el que en pie saludas y brindas, con Mozart presente, por supuesto, una ejecutoria educativa honesta, clara, limpia y brillante como la de Pasqual. Y no digo jubilación, porque no me creo tal cosa. Gràcies, mestre!

Marcha Turca: Musicograma

Beethoven compuso en 1811 esta marcha como música incidental para la obra teatral "Las Ruinas de Atenas", de August von Kotzebue. Este musicograma en flash da animación a uno propuesto por la profesora Batia Strauss en un curso de audición activa hace ya varios años.
Los niños siguen el musicograma con onomatopeyas (chassss! en los signos verticales, brrrrr en los ondulados y clac-clac-clac en los punteados) . En una segunda audición sobreinstrumentando con instrumentos de pequeña percusión (triángulos y crótalos, sonajas y cascabeles y cajas chinas y claves, respectivamente).
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Marcha Turca: Musicograma

Beethoven compuso en 1811 esta marcha como música incidental para la obra teatral "Las Ruinas de Atenas", de August von Kotzebue. Este musicograma en flash da animación a uno propuesto por la profesora Batia Strauss en un curso de audición activa hace ya varios años.
Los niños siguen el musicograma con onomatopeyas (chassss! en los signos verticales, brrrrr en los ondulados y clac-clac-clac en los punteados) . En una segunda audición sobreinstrumentando con instrumentos de pequeña percusión (triángulos y crótalos, sonajas y cascabeles y cajas chinas y claves, respectivamente).
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