Tatarachín
Pocas veces en la historia se ha dado el caso de que una melodía sea reconocída en cualquier parte del mundo y encarne tantos valores e ideales como el Himno a la alegría.
El Himno a la alegría nace en 1785 como poema de la mano del alemán Friedrich Von Schiller, hombre de letras (poeta, historiador, filósofo y dramaturgo) encuadrado dentro del Clasicismo de Weimar junto con Ghoete. Su nombre original fué el de Oda a la Libertad pero fué censurado y cambiado por el de Oda a la alegría (An die Freude).
El espíritu del poema, inspiró a un joven Beethoven tan solo 39 años después el cual presentó en el teatro de la Corte Imperial de Viena su famosa Novena Sinfonía, en cuyo movimiento final incluyó la Oda a la Alegría para coro y solitas. El músico compartía los ideales del poeta asi que inspirado por él incluyó un fragmento del poema en la Novena.
El genio de Beethoven terminó eclipsando la figura de Friedrich Von Schiller y su Novena Sinfonía terminó convirtiendose en algo que atravesó las fronteras y el tiempo hasta nuestros días.
La Novena y la Oda resurgieron con fuerza durante los años 70. El testigo lo tomó primero un granadino, el rockero Miguel Rios, que hizo en 1969, la que quizás sea la mejor versión de la Novena, reescribiendo la letra.
Unos pocos años después, en 1972, el Consejo de Europa, organismo internacional bajo el que se agrupan casi todos los estados europeos, pide al famoso director austriaco Herbert Von Karajan, unos arreglos para piano, viento y orquesta sinfónica y el 19 de Mayo de 1985, la Unión Europea (no confundir con el Consejo de Europa), adopta la versión de Karajan como Himno Europeo.
Los ideales de Friederich Von Schiller de libertad y hermandad, son adoptados como el ideal al que aspira Europa; "no pretende reemplazar los himnos nacionales de los Estados miembros sino celebrar los valores que todos ellos comparten y su unidad en la diversidad." (Portal web de la UE)
El papel de interpretar oficialmente la obra fue acordado a Herbert von Karajan. El director escribió sus decisiones acerca de la interpretación en la partitura, especialmente aquellas concerniendo el tempo. Karajan se decidió por un tempo de corchea = 120 mientras Beethoven había escrito mínimo = 80.
El texto de Friedrich von Shiller no fue mantenido para el Himno por obvias rezones de traducción, pero la música ES universal…El Himno dura 2 minutos.
El tema no quedará, ahí. Este relanzamiento de la obra de Schiller y Beethoven en los 70 y 80 dará lugar a nuevas versiones que han llevado al Himno a la alegría a categorías como el pop, el heavy o incluso el rap.