Las dos caras de Layla – Eric Clapton – (Primera parte)

La mayoría de veces que he escuchado la versión de un buen tema a cargo de su propio autor, años más tarde de su primer estreno, suelo sentirme decepcionado. Bien porque no aporta nada al original en el mejor de los casos o bien porque pierde frescura y “feelling”. Desgraciadamente, para mi percepción, esto último suele ser los más habitual. Supongo que en la mayoría de casos estas versiones persiguen una motivación económica (en muchos casos debido a una presión de la industria sobre el autor) unido a que el artista probablemente ya no siente ese “feelling” que mencionaba y que le acompañaba al principio por su tema (quizá por haberlo interpretado tantas veces o porque él ya no es el mismo que cuando lo escribió) provocan que se den en ocasiones casos lamentables (no dire nombres… :) ).

Jim Gordon
Sin lugar a dudas no es el caso de Eric Clapton y el tema Layla (que comparte autoría con el malogrado Jim Gordon). La versión que realizo Clapton para el concierto de la MTV, que fue editado en CD y Video en los noventa, aporta tanto por si misma que casi podría considerarse un tema independiente. Y es que Clapton no solo reinterpreto el tema en su versión acústica si no que reescribió el tema de arriba abajo dotándolo de personalidad propia logrando, al menos para mis oídos, que sonara a nuevo.

Las modificaciones que realizó fueron muchas, algunas como la instrumentación resultan bastante obvias. Nosotros nos centraremos en la armonia y la melodia tanto de la guitarra como de la voz .

Progresión armonica:

La introducción contiene los mismos acordes que aparecerán en el estribillo y en las dos versiones el patrón es el mismo: Dm Bb y C . Nos encontraríamos por tanto, en esta parte del tema, en el modo de Dm.

En la estrofa la versión original comienza con un C#m G#m C#m, acordes que sugieren la tonalidad de C#m natural (o modo eolio) pero que no terminaran de establecerse siendo, como veremos, la tonalidad de la estrofa E mayor.

Eric Clapton
En la versión acústica la estrofa si comienza afirmando la tonalidad de C# menor al sustituir el G#m por el G#7. Esta tonalidad desaparece con el acorde siguiente C mayor que bien podemos justificarlo como acorde préstamo de la tonalidad relativa mayor de C o como acorde préstamo de la tonalidad de Em, ya que la tonalidad en la que se desarrollará el resto de la estrofa se encuentra en E mayor. Personalmente me quedo con la segunda opción ya que el C formara parte de una cadencia que reposará sobre el acorde de E.

A partir de ahí seguimos encontrando diferencias entre la versión original y la versión acústica. En la primera nos encontramos con la progresión: A/F# (debería escribirse como un F#m7 siendo rigurosos pero al realizar la guitarra un A mayor y el bajo la nota F#, los autores prefirieron cifrarla en su momento de esta manera) B – E – A - A/F# B -  E (fijarse en la progresión de quintas que realiza el bajo durante todo el patrón) y el acorde de Am que sirve de impulso modal para entrar en el estribillo que usará los mismos acordes de la introducción en Dm. El Am por lo tanto será un V del modo menor natural de Dm.

En la versión acústica transformará el acorde A/F# en el acorde F#m (esto refuerza la idea de que la funcionalidad real del A/F# en realidad simplemente fue la de un F#m7 pero con un cifrado que distinguiera la interpretación de la guitarra y la del bajo) y antes de entrar en este acorde convertirá al E en E7,convirtiéndolo en un V del IV (dominante secundaria) que resolverá en realidad en un II (aunque también subdominante como el IV). La final de la progresión terminará en un A mayor en lugar de un Am como ocurría en el Layla original por lo que la entrada al estribillo tendrá una mayor potencia tonal ya que aparece el V de Dm como acorde mayor, es decir con toda su potencia de dominante.

En definitiva comprobamos como en la versión acústica, donde era imposible incluir la fuerza de la versión eléctrica por razones obvias, Clapton equilibra la balanza añadiendo cierta “contundencia” tonal, generando dominantes donde antes habían V menores y añadiendo algún Dominante secundario, a parte de un ritmo mucho más marcado y blusero.

Diferencias entre ambas progresiones:

Versión en "eléctrico":

Estrofa: C#m G#m C#m C D E A/F# B E A A/F# B E Am
Estribillo (introducción): Dm Bb C

Versión en acústico: 

Estrofa: C#m G#7 C#m C D E E7 F#m B E A F#m B E A
Estribillo (introducción): Dm Bb C (igual en ambas versiones)



Reconocimiento auditivo con flash

La mayor parte de las metodologías de educación musical arrancan de la tercera menor 'sol mi' para iniciar el aprendizaje de la lectoescritura musical. Este intervalo está presente en infinidad de canciones y retahilas infantiles de las más diversas culturas, por lo que es natural que su entonación se preste a ser el punto de partida en las primeras prácticas con la notación musical.
Entre la infinidad de juegos vocales, instrumentales y de movimiento que podemos plantear,  quiero añadir este recurso, desarrollado en flash, y que propone el reconocimiento auditivo de cortas secuencias sonoras compuestas por estas dos notas. El juego presenta cada vez que se inicia una secuencia aleatoria. Puede ser utilizado en pizarra digital de forma colectiva o individualmente en casa, con lo que puede compensarse la magra dedicación horaria que nuestros responsables educativos han asignado a la educación musical.

All’alba vincerò!

Poster del estreno de Turandot (PD)El sangriento juego de Turandot ha llegado a su fin: un joven misterioso ha resuelto los tres enigmas que le costaron la muerte a los que antes de él se atrevieron a darle respuesta. Es el castigo que, como venganza por la violencia sufrida por una antepasada suya por parte de un extranjero, reciben los príncipes que llegan desde otros reinos para pedir la mano de la peligrosamente atractiva princesa.

Pero Calaf ha respondido correctamente a las preguntas con la ayuda involuntaria de la misma Turandot: al último enigma, ¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío es, más quema?, inspirado por la deslumbrante belleza y la despiadada crueldad de Turandot, pronuncia su nombre, ganando así el derecho a casarse con la princesa.

Turandot no reacciona como él esperaba y, tras suplicar en vano a su padre el emperador que no autorice la boda, le dice al extranjero que casándose con ella sólo conseguirá tener a su lado a una mujer que le seguirá odiando toda su vida.

Para intentar vencer su hostilidad, Calaf le propone un nuevo enigma: si ella descubre su nombre antes del amanecer, podrá ordenar al verdugo que le ejecute. Ella sin dudarlo acepta e inmediatamente ordena que nadie duerma en Pekín hasta que no se haya conseguido descubrir el nombre del atrevido forastero. Al mismo tiempo Calaf vive con impaciencia las horas que faltan para que llegue la luz del día, convencido de que entonces Turandot será nuevamente derrotada y deberá renunciar a su coraza de hielo y amarle. Así anima a las tinieblas a disiparse y a las estrellas a ponerse para que llegue el alba y, junto con ella, la victoria.

Una de las más evidentes reacciones del organismo humano ante las emociones es la irregularidad del ritmo cardíaco. De la misma manera, la enorme carga emotiva de la música de Giacomo Puccini conlleva una continua inestabilidad rítmica, un pulso muy variable que he intentado recrear (sin querer tampoco exagerar) en el siguiente arreglo para flauta dulce. Las indicaciones metronómicas que aparecen encima de la partitura son el rastro que ha dejado el truco que he tenido que emplear para que la reproducción incluyera esas inflexiones del ánimo.

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