Los segundos de ESO están trabajando ya en la segunda entrada de sus blogs (2ºA, 2ºB, 2ºC y 2ºD), que tratará del sonido (bien como fenómeno físico, bien como materia prima de la música) y de sus efectos en el ser humano (anatomía y fisiología de la audición, higiene del oído, la contaminación acústica y sus efectos negativos en la salud, etc.).
Este mapa conceptual que acaba de publicar la incansable María Jesús Camino nos viene de maravilla para seguir profundizando en este tema antes de redactar la tarea.
“Mozart vivía en la miseria por no tener derechos de autor. Si los hubiera tenido él y su familia hubieran vivido mejor y él hubiera sido más libre para crear.” (Ángeles González-Sinde, Ministra de Cultura).
Analicemos la cantidad de tonterías que esta señora ha sido capaz de pronunciar sin respirar entre medias:
1) Mozart vivía en la miseria...: A pesar de las dificultades económicas que pasó durante largos períodos de su vida, Mozart no vivía en la miseria: él y su familia habitaban en una buena vivienda, comían bien, vestían bien y hasta se permitían lujos que no eran muy comunes en esa época. El hecho de gastar tanto fue la única causa de dichas dificultades económicas, ya que sus entradas nunca fueron escasas. El entierro en una fosa común, que se cita con frecuencia para intentar demostrar la tan romántica como infundada miseria de Mozart, era habitual en la época para la gente de la posición social de Mozart.
2) … por no tener derechos de autor. Salieri tampoco tenía, ni Haydn, ni ningún otro de sus contemporáneos y antecesores, tanto músicos como escritores, pintores, escultores, etc. ¿Vivieron todos en la miseria?
3) Si los hubiera tenido él y su familia hubieran vivido mejor…: No sé de qué manera… ¿quizás con la venta de CD o con los derechos de retransmisión televisiva? Desde luego no vendiendo partituras: el músico aficionado, objetivo principal del mercado editorial musical, aparece después de la muerte del compositor de Salzburgo.
4) … y él hubiera sido más libre para crear. Mozart componía incansablemente, lo demuestra su catálogo, más de 600 obras. Si no escribió más fue porque murió con sólo 35 años, y no de hambre, sino por enfermedad. Es más, yo diría lo contrario: en aquella época para ganar había que componer o ejecutar música, y no sólo tender la mano para recibir cánones digitales (auténticas extorsiones a los que utilizamos nuestros aparatos electrónicos para nuestras propias creaciones) o ayudas gubernamentales repartidas entre amigos. Quizás, con lo mucho que le gustaba la juerga, si también Mozart hubiera podido ganar dinero sin trabajar no nos hubiera legado tantas obras maravillosas.
En fin, menos mal que sí había ya derechos de autor cuando Ramoncín, Bautista y la misma Sinde empezaron a crear, que si hubiera sido por el tal Mozart a ver que les enseñabamos ahora a nuestros alumnos y alumnas.
Mis alumnos y alumnas de 1º y 2º de ESO han puesto tanto interés que para leer y entender el villancico Gatatumba sólo hemos necesitado un día de clase. Ahora, mientras nos dedicamos al repaso diario de ese primer villancico, añadimos un segundo, también de la tradición popular andaluza: La marimorena.
Como todos los años, para que las fiestas no nos pillen de sorpresa, a mediados del otoño empezamos a refrescar las canciones navideñas que ya conocemos (por ejemplo Noche de paz) y aprender otras nuevas.
La primera de este curso es un villancico popular andaluz, Gatatumba. Aprender las notas no os costará mucho esfuerzo, ya que es en do mayor, sin alteraciones y todas las notas están en la octava grave. Al comienzo lo estudiaremos despacio: ya sabemos que podemos ralentizar la velocidad del acompañamiento yendo a la correspondiente página de Noteflight, haciendo clic en el botón abajo a la derecha de la partitura. En esa misma página podemos imprimir la partitura en papel, si queremos, mediante el menú File -> Print.
La letra de este villancico cita muchos instrumentos musicales que no están en nuestra wiki: investigad sobre ellos para descubrir sus características, por ejemplo leyendo textos que los describan y viendo vídeos para observarlos y escuchar su sonido directamente, y cuando tengáis las ideas bien claras, poned remedio a esta laguna realizando original y colaborativamente esas entradas en nuestra minienciclopedia de los instrumentos musicales.
Mientras, yo voy preparando el arreglo del próximo villancico…
El año 1685 fue muy pródigo con la música: en ese año vinieron al mundo tres compositores de primera magnitud: Johann Sebastian Bach, Georg Friedrich Händel y Domenico Scarlatti. Este último lo hizo el 26 de octubre, en la Nápoles española, mientras los dos alemanes tartamudeaban sus primeras palabras y seguramente canturreaban sus primeras melodías.
Scarlatti pasó buena parte de su vida en España, al servicio de la reina María Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI. En la capital de este país murió, en 1757. Sin embargo, su carrera musical en la península ibérica empezó en Lisboa, al servicio de la misma alumna, por aquel entonces princesa de Portugal.
Su estancia en la capital lusa es aprovechada por el sublime José Saramago, que en su novela Memorial del Convento hace una maravillosa descripción de los efectos de la música del italiano:
… y Domenico Scarlatti habiendo cerrado puertas y ventanas, se sienta al clavicordio, qué sutil música es esta que sale hacia la noche de Lisboa por rendijas y chimeneas, la oyen los soldados de la guardia portuguesa y de la guardia alemana, y la entienden unos y otros, la oyen soñando los marineros que duermen a la fresca en los conveses y despertando, la reconocen, la oyen los vagabundos que reposan en la Ribeira, en las lanchas varadas en tierra, la oyen los frailes y las monjas de mil conventos, y dicen, Son los ángeles del Señor, tierra esta, para milagros, ubérrima, la oyen los embozados que van a matar y los apuñalados que, oyéndola, ya no piden confesión y mueren absueltos, …
Los cuatro años pasados en Sevilla hicieron de Scarlatti un gran conocedor de la música popular andaluza, cuyos ritmos y armonías están presentes en muchas de sus obras, sobre todo en las que compuso para su instrumento preferido, el clavecín, como este Fandango, opus póstuma.
Se cuenta que Scarlatti tenía un gato al que, como buen napolitano, había llamado Pulcinella. El gracioso felino amaba pasearse por el teclado del clave, disfrutando de los sonidos que producía. Muchos años tras la muerte del compositor surgió la leyenda que cuenta cómo Pulcinella compuso los tres primeros compases de la Fuga en sol menor K.30, un motivo que efectivamente suena un poco extraño, como si las notas fuesen elegidas al azar:
Cierta o no la colaboración de la mascota, la Fuga del gato (de la que se puede descargar la partitura aquí) es una pequeña joya: aquí la tenéis, interpretada por Elaine Comparone.
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