Estamos acostumbrados a practicar en casa, rodeados de un ambiente tranquilo y silencioso que estimule nuestra concentración. Sin embargo, a la hora de la verdad, ya sea en clase, en un concierto o en un examen, las condiciones no siempre van a ser las idóneas.
Concentrarse en la música y no pensar en nada más ya es difícil en situaciones agradables y cotidianas, como ya hablamos en este post. Sin embargo, no podemos prever qué va a ocurrir el día D, delante del público o del tribunal. Muchas cosas pueden desconcentrarnos a nuestro alrededor: una acústica desconocida, toses, movimientos, conversaciones susurradas o cualquier otro ruido.
Debemos estar preparados para cualquier imprevisto y ser capaces de enfrentar todo tipo de situaciones mientras tocamos sin perder calidad en nuestra interpretación. ¿De qué manera puedes trabajar esto? Es muy sencillo, yo te propongo algunos ejercicios de distracción, que te aconsejo que practiques una vez tengas dominado el repertorio que estés preparando en ese momento:
- Pasa todo el programa con la televisión encendida de fondo. No hace falta que pongas el volumen muy alto, porque tienes que poder escucharte. ¡No dejes que tu mente se disperse y concéntrate en lo que estás haciendo!
- Si estás con alguien más en casa o en el aula, ponte a tocar todo el repertorio y pídele que de vez en cuando entre en la habitación y se mueva de aquí para allá a tu alrededor. Tú, más de lo mismo, mantente concentrado e ignóralo.
- Ponte a tocar y camina al mismo tiempo.
- Toca el repertorio delante de tus amigos o familia y pídeles que hablen entre sí y hagan comentarios libremente.
- Deja tu teléfono móvil cerca de ti y con el volumen al máximo mientras pasas el repertorio entero. Si alguien te llama o te llegan mensajes, ignóralo y sigue a lo tuyo.
Practicar estos ejercicios es como realizar una terapia de choque. Al principio te sentirás agobiado por la situación y te costará centrarte, pero verás como si lo practicas de vez en cuando estarás preparado para cualquier situación que pueda darse en el concierto-examen-audición.
No confíes en que el tribunal o el público siempre va a respetarte. Por experiencia propia, a veces el público no apaga los móviles y comienzan a sonar en plena actuación, a veces te hacen una foto con flash que te saca de tu música. Con los tribunales es todavía peor, imagina que llevan todo el día oyendo los mismos pasajes y conciertos una y otra vez. A veces no paran de hablar, ponen caras, se abanican sonoramente o simplemente no paran quietos en la silla. En una situación de estrés estas pequeñas cosas pueden descentrarte más de lo que piensas, así que no te vendrá nada mal estar un poco más preparado para ello.
Lecturas recomendadas: