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El último día del mes de febrero (o el penúltimo, si el año es bisiesto como este 2012) es el Día de Andalucía, ocasión que en los colegios e institutos solemos aprovechar para dedicar el mes más corto del año a profundizar en el patrimonio musical andaluz, tan amplio, variado y rico en personalidad.
Mi propuesta para este año es el Zorongo gitano, una de las piezas contenidas en la Colección de canciones populares antiguas que Federico García Lorca, profundamente convencido de la Importancia histórica y artística del primitivo canto andaluz llamado “cante jondo” y del folclore de su tierra en general, recopiló y arregló para voz y piano. Esta versión podemos escucharla en esta grabación de 1931 en la que el mismo poeta acompaña al piano la voz de la Argentinita que canta los siguientes versos:
Tengo los ojos azules,
Tengo los ojos azules,
y el corazoncito igual
que la cresta de la lumbre.De noche me salgo al patio
y me harto de llorar
de ver que te quiero tanto
y tú no me quieres ná.Esta gitana está loca,
loca que la van a atar;
que lo que sueña de noche
quiere que sea verdad.
Tanto en la refinada versión de Teresa Berganza, acompañada a la guitarra por Narciso Yepes, como en la de la húngara Orsika Tóth, que simultanea con gran energía y expresividad el cante y el toque, hay tres estrofas más.
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua.Cuando fuiste novio mío, por la primavera blanca, los cascos de tu caballo cuatro sollozos de plata. |
La luna es un pozo chico, las flores no valen nada, lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazas, lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazan. |
La versión de Paco de Lucía, por el contrario, no tiene ninguna letra. Las notas de su guitarra no precisan versos para entrelazar un diálogo en clave de flamenco-jazz con el saxo de Pedro Iturralde.
Tampoco he escrito ningún texto en la partitura del arreglo para flauta y piano que he hecho del Zorongo: quien quiera cantarla podrá elegir qué versos utilizar entre los de arriba.
Como siempre, este trabajo lo he realizado pensando en mis alumnos y alumnas, aunque este año no podremos tocarla juntos. Justamente por eso, chicos y chicas, si decidís estudiarla por vuestra cuenta (lo que me daría mucha alegría), os recomiendo que tengáis en cuenta los siguientes consejos:
- La primera parte no os creará ningún problema, ya que procede exclusivamente por grados conjuntos. Cuando os salga bien, lo que ocurrirá muy pronto, apartadla y dedicaos sólo a la parte siguiente.
- A partir de la última nota del compás 9 (la que precede al signo de repetición) utilizad la digitación alternativa para el si, es decir, ejecutar esa nota tapando sólo pulgar, medio y anular de la mano izquierda. Comenzad esa parte con sólo tres notas (si, re y do), luego sólo las tres siguientes (si, do y re) y finalmente todo ese fragmento, dos compases en total.
- Los siguientes dos compases son una repetición: no perdáis tiempo estudiándolos, que ya os los sabéis.
- Los compases 13 y 15 tienen el sol sostenido, el 14 y el 16 el sol natural. Estudiad sólo los primeros dos de esos cuatro compases, ya que los otros dos son una repetición.
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La historia de la música está llena de errores de todo tipo: desde la atribución de una obra a una persona diferente del verdadero autor (como es el caso de la Sinfonía de los juguetes de Edmund Angerer, erróneamente atribuida a Haydn o a Leopold Mozart, o la famosa bagatela Para Elisa, cuyo autor probablemente no sea Beethoven, sino otro Ludwig que se apellidaba Nohl) o errores de catalogación, consistentes en opus o hasta en títulos equivocados.
Aunque estos malentendidos se dan con más frecuencia en las obras más antiguas -como es el caso de las dos citadas, ambas de más de 200 años- no faltan ejemplos bastante más recientes. La pieza que veremos hoy es de Dmitri Shostakovich, un compositor ruso cuya vida transcurrió enteramente en el siglo XX.
Su abundante producción musical incluye todo tipo de composiciones clásicas: sinfonías, óperas, sonatas, cuartetos, suites, ballets, etc. Además, Shostakovich también se dedicó a la música para el cine, escribiendo las bandas sonoras de más de 30 películas.
Justamente gracias al cine, a la película Eyes Wide Shut, obra póstuma de Stanley Kubrik, se ha hecho famosa una pieza a la que Shostakovich no dio mucha importancia en su momento, tanto es así que no conocemos la fecha exacta de su composición, seguramente posterior a 1956. Se trata de un vals de una obra identificada durante años como la Suite para orquesta de jazz nº2, hasta que en 1999 el descubrimiento de una partitura para piano de esta última volvió a cuestionar la identidad de la obra que contiene nuestro vals, a continuación en la versión de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam dirigida por Riccardo Chailly, la misma que acompaña las imágenes de la película de Kubrik.
Aunque tanto en los créditos de la película y en la carátula del disco de la banda sonora como en la gran mayoría de las demás grabaciones y partituras aparezca el título equivocado, ahora sabemos que se trata del Vals nº2 de la Suite para orquesta de variedades, cuyo primer tema he arreglado para flauta dulce. No es muy sencillo de tocar debido a que sus compases más rápidos están justo en el cambio de octava, pero puede ser útil justamente para ensayar esa dificultad a la vez que se disfruta de una pieza muy sugestiva.
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Gracias a un tweet de mi amiga Mª Ángeles y al blog Cuaderno Intercultural, anoche pude disfrutar de un estupendo corto de animación titulado Swing of Change. Su protagonista es un barbero racista (en el escaparate de su negocio luce un inequívoco White only). Le gusta la música, pero sus prejuicios le obligan a limitarse a las marchas militares hasta que aparece una trompeta mágica que lo cambia todo…
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