Visitando el Museo del Prado este viernes pasado con un grupo de 3ºA, nos detuvimos largo rato en El jardín de las delicias, de El Bosco (Hieronymus Bosch) para comprobar una vez más cómo esta obra no deja nunca de ejercer su magnética atracción sobre todo aquel que se le acerca.
Arriba podemos ver con detalle la sección central del tríptico mientras escuchamos una preciosa Fantasía del vihuelista del Renacimiento Luis de Milán en un estupendo vídeo que nos ofrece Ottaviano Petrucci (recomiendo desde aquí a los melómanos una visita a su canal en youtube).
Comenzamos observando en ella la tradición moralizante medieval - pese a estar fechada en torno a 1505 - , la infinidad de motivos y detalles o el extraordinario colorido que predomina en las tablas hasta detenernos, por fin, en el infierno. (Pinchad en el enlace para verlo)
Allí descubrimos con asombro unos cuantos ejemplos de instrumentos medievales y renacentistas; de cuerda, de viento y de percusión; el laúd, el arpa, la zanfona o la flauta se nos presentan como terribles castigos, pulcramente representados, con el detallismo y la exactitud que caracteriza a los pintores flamencos. Todo apunta a la idea de una música instrumental al servicio del pecado, asociada al vicio y la depravación; los instrumentos que durante la vida procuraron felicidad y disfrute son ahora instrumentos de tortura ...
Fascinante.
Veamos y escuchemos para terminar, ese arpa terrible que aprisiona al condenado entre sus cuerdas y lo atrapa por los siglo de los siglos...
Como veis, un estupendo y macabro repaso de la organología en una mañana agotadora e inolvidable.