Viene de: enlace a parte I
d) Teoría aerodinámica mioelástica completada, también denominada mioelástica-aerodinámica. Se trata de una serie de modificaciones hechas a la primitiva teoría mioelástica, que se han ido publicando progresivamente y que suponen importantes aportaciones.1
El comportamiento de las cuerdas vocales en un ciclo completo de vibración: en el momento de comenzar la fonación las cuerdas vocales se cierran impidiendo el paso de la corriente de aire que proviene de los pulmones. Esta interrupción produce un aumento de la presión por debajo de la glotis. Este exceso de presión subglótica fuerza la apertura de las cuerdas hasta la liberación completa del flujo de aire. El perfil de las cavidades laríngeas experimenta una disminución de su calibre a partir del tubo traqueal siendo mínimo a nivel del esfínter vocal, lo que hace que se semeje mucho a un tubo de Venturini. En el momento en que las cuerdas vocales se encuentran muy próximas se produce una aspiración de las mismas por efecto Bernouilli. Según este efecto, al aumentar el flujo aéreo a través de las cuerdas, éstas sufren un movimiento de aspiración hacia la línea media que provoca su cierre brusco al adosarse los labios mucosos. Así, se produce por un lado la disminución de la presión subglótica y un nuevo cierre de las cuerdas vocales motivado por la tensión de las mismas; por otro lado, y por la succión debida a la velocidad de la corriente de aire entre las cuerdas (efecto Bernoulli), se genera una fuerza que tiende a cerrarlas completamente.
Reiniciando el proceso nuevamente y repitiendo en forma periódica los ciclos de cierre y apertura se genera un tren de pulsos de presión cuya frecuencia coincide con la de vibración de las cuerdas vocales y es del orden de 120 Hz para los hombres, 250 Hz para las mujeres y 350 Hz para los niños.
Los patrones de actividad muscular han sido descritos por Minoru Hirano.3 Cuando el músculo cricotiroideo está activo, las cuerdas vocales se sitúan en la línea media, ligeramente alargadas y descendidas. La lámina propia del borde libre de la cuerda vocal se adelgaza y el cuerpo vibrante se hace más rápido.
El músculo interaritenoideo no modifica para nada el aspecto vibratorio de la cuerda vocal.
El músculo cricoaritenoideo posterior separa las cuerdas vocales, las alarga y las eleva. Entonces la lámina propia se adelgaza hacia el borde libre. Este músculo interviene en la fonación en el transcurso del paso de un registro agudo a grave, anclando el cartílago aritenoides contra el empuje anterior.
Según Hirano, los músculos tiroaritenoideos, cricoaritneoideo lateral y cricotiroideo bastan para producir sonido laríngeo en los registros graves y en los registros agudos. El aumento de la intensidad sonora en el registro grave es principalmente debido al músculo vocal, independientemente de la presión subglótica que haya y lo mismo ocurre en los cambios de registro.
El movimiento de las cuerdas no sería simplemente sinusoidal. La mucosa podría en cierto modo deslizarse sobre su plano adyacente y presentar en el transcurso de la fonación una ondulación que se superpondría al movimiento vibratorio del músculo y al del ligamento elástico.
Hirano ha demostrado que la cuerda vocal está compuesta de una doble capa vibratoria, la interna formada por el músculo vocal y otra externa formada por un epitelio escamoso y una lámina propia. Los movimientos vibratorios más importantes se efectúan en la parte de esta doble capa que recubre el borde libre de la CV. La presencia de un epitelio escamoso, y la dirección de las fibras colágenas y elásticas paralela al eje del borde libre de las cuerdas, así como los vasos situados bajo la cubierta epitelial, favorecerían las altas frecuencias de vibración. Se ha considera por esto a la cuerda vocal como un vibrador de doble estructura.
e) Teoría neuro-oscilatoria de Sylkvestre y Mac Léod (1968). Según esta teoría, las vibraciones vocales son consecuencia directa de la acción del músculo vocal. Mac Léod compara la actividad de este músculo a la de los músculos de las alas de los insectos denominados asincrónicos. Estos músculos responden sobre todo a estímulos nerviosos de baja frecuencia, aunque también pueden responder a vibraciones de frecuencia más elevada. Lo mismo ocurriría en el músculo tiroaritenoideo. Por tanto, según esta teoría, la vibración de las cuerdas es de carácter activo, siendo los fenómenos espiratorios y fonatorios independientes. Como la teoría neuro-cronáxica, esta teoría se sustenta en la concepción de la arquitectura del músculo vocal. Sin embargo, diversos experimentos realizados no están a favor de un origen miofibrilar de la energía necesaria para el movimiento cordal.
Mercedes Jorge, Doctora en Medicina, es Titulada Superior en Canto y Musicología. Miembro de Vocal Center
NOTAS
1 Entre los autores que han hecho aportaciones cabe destacar: Van den Berg (1953, 1957, 1958 y 1974), Smith (1954 y 1965), Lafon (1958), Perelló (1962 y 1966), Vallancien (1972), Hirano (1970 y 1974) y Wyke (1974 y 1976).
2 Velasco, Pedro Alfredo: “Sistema de producción del sonido” en El profesor de Ciencias, diciembre 2001, nº 15, Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales, Universidad Nacional de San Luís. Acceso el 4 de marzo de 2013 a las 19:08 h. Disponible en: http://biblioteca.unsl.edu.ar/website/baea/prof-cs/numero15/index.html
3 Citado por: Sataloff, Robert T.: Science and Assessment, volumen I de Vocal Health and Pedagogy, San Diego, Plural Publishings, 2 volúmenes, 2006, págs. 65 a 83.