Muchos alumnos/as me explican que no estudian más en casa porque sienten vergüenza, a que sus familiares o vecinos les oigan, especialmente. Sinceramente, a mí me suena a excusa pobre, porque siempre hay algo que se puede hacer, siempre se puede encontrar una solución.
Reflexionando sobre la cuestión me he dado cuenta de que cuando una persona comienza a cantar tiene mucho miedo a ser juzgada por la gente que le rodea y los alumnos a sí mismos se ponen las limitaciones. A mí se me ocurre, en el caso de que esto suceda, varias opciones:
1. Explicar a los familiares que se necesita un tiempo de estudio sin interrupciones y sin que se le haga ningún comentario negativo. Es su momento de explorar.
2. Buscar un
momento en el que no haya nadie en casa.
3. Insonorizar una habitación.
4. Pedir en la escuela de música si tienen un rato para poder ir a estudiar.
5. Acudir a un local de ensayo.
Finalmente, entender que aprender a cantar es un proceso que requiere una exploración, un ensayo-error y que cuanto más lo intentemos más cerca estaremos de nuestro objetivo de cantar bien y sobre todo hay que obviar todos los comentarios de índole peyorativa de todos los que no entiendan este proceso.