El estrés está presente en la vida de la mayoría de nosotros. No sólo en lo cotidiano, el trabajo o los quehaceres diarios. También de forma puntual, cuando tenemos que actuar frente al público, competir o examinarnos. Como músicos, estamos sometidos a estrés más veces de las que pensamos.
El estrés tiene muchas consecuencias negativas:
- Debilita el sistema inmunológico
- Provoca alteraciones hormonales
- Produce trastornos gastrointestinales
- Etc.
El estrés justo
Sin embargo, el estrés no siempre tiene porqué ser nocivo. ¿Alguna vez has oído decir “si estás nervioso, eso es bueno” antes de un concierto? Los psicólogos relacionan un cierto nivel de estrés puntual con un estado de claridad mental. El estrés activa nuestra mente de tal forma que podemos concentrarnos más y pensar con mayor rapidez. Sin embargo, este estrés que nos ayuda a concentrarnos tiene algunas características:
- Es un estado de corta duración
- Debe ser moderado
¿Cuándo nos enfrentamos los músicos a este tipo de estrés? Ante la posibilidad de actuar en público. Sin embargo, es común que en estas ocasiones, el nivel de estrés se dispare y pase de ser moderado a alto.
Cuando estamos ante una situación estresante, el cuerpo comienza a producir noradrenalina. Esta hormona consigue que nos pongamos en estado de alerta y nos concentremos a altos niveles. Cuando el estrés llega a ser demasiado alto, se produce la hormona cortisol. El cortisol es el que nos provoca respuestas fisiológicas, y por tanto, es la hormona problemática del estrés.
¿Cómo nivelar el estrés?
Con las premisas que hemos dicho, sabemos que la mejor forma de aprovechar el estrés es conseguir mantenerlo en un nivel moderado. En la psicología deportiva, esto se conoce como “nivel de activación”. El nivel de activación es la situación en conjunto en la que se encuentra el deportista en cada momento, tanto física como psíquicamente. En general, podemos tener tres niveles de activación, que podemos relacionar con los distintos niveles de estrés:
- Bajo: cansado, desganado, desconcentrado.
- Óptimo: centrado, con fuerzas, positivo.
- Alto: demasiado tenso, con miedo, bloqueado.
Para poder manejar nuestro nivel de estrés, primero tendremos que identificar los diferentes estados. ¿En qué situaciones me siento excesivamente relajado, en cuáles me concentro mejor y en cuáles me siento demasiado nervioso?
Una vez conozcamos estas sensaciones, podemos usar distintos métodos para controlarlas:
- Respirar pausada y profundamente
- Pensar e imaginar que estamos en un lugar cómodo y agradable
- Exteriorizar seguridad mediante nuestra postura al entrar al escenario, con la cabeza alta y los hombros atrás.
- Comenzar un hilo de pensamiento positivo
- Visualizarse en el concierto antes de entrar
Por último, para conseguir ese nivel de estrés deseado, debemos someternos a la situación estresante siempre que podamos en lugar de huir. El estrés aparece cuando salimos de nuestra zona de confort. Es un instinto primario, que hace que nuestro cuerpo rechace una actividad o un lugar desconocido. Por tanto, cuanto más familiar sea la situación, el nivel de estrés será menor.
Ya sabes, practica modulando tu nivel de estrés ¡y saca provecho de ese estado que a veces resulta tan desagradable!
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