Monthly Archives: marzo 2017
Hola, Donlunático.
Quedan 2 días para el día del padre, que se celebra el 19 de marzo en algunos países como España.
Si no te ha dado tiempo a comprar un regalo, te propongo estas 4 ideas, perfectas para sorprender a tu padre y seguro que le encantan porque estarán hechas a mano y con mucho cariño.
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Los materiales que necesitas son:
- Goma eva de colores
- Tijeras
- Pegamento
- Rotuladores permanentes
- Perforadoras de goma eva
- Porcelana fría o pasta flexible
- Un cd
- Tapones de plástico
- Cortadores de galletas
- Cartón
- Cinta aislante y decorada
- Cartulina y papel decorado
- Regla y lápiz
Ahora te voy a explicar el paso a paso de cada idea:
MATRÍCULAS DE COCHE
Con estas matrículas tendrás un detalle original para la oficina de tu padre o para la mesa, son geniales y puedes personalizarlas como quieras. En este vídeo puedes ver todos los detalles.
FUNDA DE MÓVIL DE GOMA EVA
Con estas fundas tu papá será el más “chic” de la oficina. Puedes hacerlas con un estilo más informal o más elegante, dependiendo del estilo de tu padre. Te propongo 3 modelos distintos para que elijas el que más te guste.
TARJETA DE EMOJIS
Con esta tarjeta seguro que le arrancas una sonrisa a tu padre. Los emojis están muy de moda y esta tarjeta mola mucho. Puedes utilizar las caras que más te gusten.
TINTERO Y PLUMA DE GOMA EVA
Este detalle decorará el escritorio de tu padre para que pueda escribir o firmar sus documentos al estilo más vintage. Parece una pluma de verdad y puedes jugar con las formas para crear diferentes modelos.
Y hasta aquí las ideas de hoy, espero que te hayan gustado. Si haces alguna, me encantaría verla, así que envíame una foto por cualquiera de mis redes sociales.
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Archivado en: MANUALIDADES Tagged: 19 de marzo dia del padre, detalles dia del padre, DIA DEL PADRE, diy dia del padre, ideas dia del padre, ideas originales dia del padre, manualidades dia del padre, regalos para el dia del padre, tarjeta dia del padre
¿Alguna vez has cometido errores de enseñanza? Si es así, ¿cómo te recuperaste? ¿Siguen agazapados en tu conciencia, como una mancha, o los has asimilado? ¿Aprendiste algo? ¿Seguiste adelante? ¿Y tus alumnos? ¿Alguna vez te han mal interpretado, o simplemente no te han entendido?
La importancia del error
Todos aprendemos mejor de nuestros errores. Aunque pueda ser doloroso y duro reflexionar sobre ellos, estos son los momentos en que crecemos más. De igual modo, la actitud que tomemos con los errores que cometen nuestros alumnos dirá mucho sobre nosotros como maestros. ¿Nos reímos, o lo alentamos de alguna otra manera? ¿Nos estremecemos visiblemente, haciendo gestos de incomodidad cada vez que una nota no está perfectamente ejecutada? O, como observé una vez en una clase muy eminente, ¿dejamos caer nuestra cabeza entre nuestras manos, colapsamos sobre el escritorio y murmuramos, apenas audiblemente: “¡Oh Dios mío, qué horrible – no puedo escuchar una nota más.”?
¿Debe ser todo perfecto?
Solemos decir a nuestros alumnos que preferimos que toquen de manera comprometida y comunicativa a pesar de los errores antes de que lo hagan de forma robótica, técnicamente perfecta. Y rara vez nos creen. ¿Hay algo en la cultura que están recogiendo que podríamos trabajar para eliminar? Dado que los alumnos están tomando ejemplo de cada detalle nuestros como personas y como músicos, ¿estamos mostrando que el error puede ser provechoso?. ¿O permitiendo que salga el perfeccionista que llevamos dentro?
Por supuesto, los estándares y la calidad son la clave de toda nuestra enseñanza. Y están ahí todo el tiempo, en el aire, donde la perfección clínica del estudio de grabación es la regla con la que se miden nuestros jóvenes estudiantes. Pero, ¿es la forma más saludable de guardar esos estándares? ¿Siempre luchando por, y sólo tolerando, la perfección? ¿Son los mejores músicos necesariamente los que cometen menos errores?
Profesor amable o crítico implacable
Recientemente, se ha planteado la cuestión de si los profesores son demasiado amables. Frente a ello, también se cuestiona si la crítica da lugar automáticamente a mejores intérpretes. Para mí, estos argumentos parecen sugerir que sólo hay un tipo de profesor que se adapte a todos los alumnos, y sólo un tipo de profesor es mejor en todas las etapas del desarrollo. Ambas ideas son sin duda absurdas. Aunque la alabanza inmerecida es por supuesto fatua, su opuesto puede dejar cicatrices.
Señalar el error como un problema
Hay una escuela particularmente estéril de enseñanza, que funciona así. El alumno empieza a tocar una pieza preparada en casa, y toca hasta el punto en que el maestro identifica un error. El maestro advierte al alumno: “No. Eso está mal. Debe ser X. Vuelve a intentarlo.” El alumno suspira, vuelve al principio y hace un segundo intento, esta vez consciente de la equivocación potencial y anticipándose. Entonces ocurre una de estas dos cosas:
- El alumno pasa el punto de manera segura y continúa hasta que el siguiente problema
- El alumno, sumido en la ansiedad, comete el error de nuevo.
Toda la energía de la lección se centra en ese punto de negatividad, y todo el fraseo se pierde. La interacción entre maestro y estudiante se deriva totalmente de esta causa central, una especie de punto de cadencia deprimente y demasiado frecuente.
El “problema” se convierte en la lección. Y a menudo no sólo está el problema en su totalidad, sino localizado en un punto en particular y en una pieza particular de repertorio. Se necesitan años de experiencia para poder aplicar una solución a este problema, y la experiencia es exactamente de lo que nuestros alumnos (en la mayoría de los casos no han vivido tanto tiempo como nosotros) carecen.
Lógicamente hablando, el fin de esta dinámica de trabajo es que el alumno toque todo el repertorio delante del profesor hasta que lo haga perfectamente, el profesor ya no sea necesario, y el alumno sea por fin libre. Eso implica un montón de tiempo de aprendizaje – largos años de hecho, y potencialmente bastante tediosos.
Reflexiona sobre tu actitud ante el error
“El ochenta por ciento de lo que enseñamos es quiénes somos”, dice Eric Booth, autor de The Music Teaching Artist’s Bible. La forma en que manejamos los errores, los nuestros y los de nuestros alumnos, es una parte importante de ese 80 por ciento. ¿Nos enfocamos en ser bueno, o en mejorar? Al luchar por la perfección, ¿estamos garantizando el fracaso? Al intentar evitar errores, ¿estamos perdiendo un montón de cosas maravillosas en el camino?”
Como músicos, somos seres humanos hablando entre nosotros a través del arte, y parte de eso, sin duda, está permitiendo que nuestra vulnerabilidad se muestre.
Traducido de la publicación The Strad
Enlace al original: http://www.thestrad.com/the-secrets-of-violinist-dorothy-delays-teaching-methods/
Fecha: 14 Noviembre 2016
Título original: Music teachers must learn to correctly respond to student mistakes
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La entrada Cómo actuar frente a los errores del alumno aparece primero en Gran Pausa.