La crisis de audiencia en la música clásica

El contenido de este post forma parte de un proyecto de investigación que yo misma estoy llevando a cabo como parte de el Máster de Investigación que curso y no está permitida su copia ni total ni parcial. 

Estamos ante una crisis de audiencia anunciada

El mundo de la música clásica se encuentra inmerso en una crisis de audiencia. No lo digo yo, así lo anuncian varios investigadores de los últimos años. El musicólogo Robert Freeman habla de la disminución del apetito del público por las actuaciones y las perspectivas cada vez más limitadas de empleo.

También habla sobre la crisis de la música clásica Bonita M. Kolb. Esta investigadora señala que la música clásica está en un grave proceso de crisis de audiencia. Además de la crisis discográfica, los problemas de audiencia en los conciertos en directo son cada vez más importantes. La media de edad de los asistentes se ha incrementado en la última década. Además de esto, el porcentaje de público con edades entre los 18 y los 34 años que acude a conciertos de clásica ha disminuido en casi un 22%.

En el artículo Juventud y Música Clásica de la revista Scherzo, Joan-Albert Serra nos habla del envejecimiento del público.  Señala cómo la edad media de los asistentes a conciertos de clásica es cada vez mayor, y no existe una incorporación de nueva audiencia. 

¿Por qué?

La cultura que los músicos y las orquestas producen actualmente está desconectada y alejada de la sociedad de hoy en día. Kolb señala como causa principal de este distanciamiento del público joven los “rituales” o protocolos de los conciertos de música clásica que provocan falta de emoción y una escucha pasiva. Según su estudio, los jóvenes encuestados encuentran la música clásica “propia de intelectuales de clase alta”. Es necesario “atraer, acoger y comunicarse con el público”. Existe la necesidad de romper con la barrera entre el high art y la cultura popular.

Como posible causa, Serra (revista Scherzo) señala la precariedad en la educación musical de las nuevas generaciones. Sin embargo, responsabiliza a los profesionales sinfónicos de la falta de compromiso por atraer a nuevas audiencias, remarcándolo con esta frase: ¿A quién hay que educar de otra manera, al público o a los músicos y programadores?”

Posibles soluciones a la crisis de la música clásica

La mayoría de los investigadores centrados en el problema de audiencia actual hacen hincapié en la necesidad de transformar el formato de concierto. Es el caso de Joan-Albert Serra, que remarca la necesidad de cambio en los programadores de conciertos de música clásica. Aunque ensalza la labor de las orquestas con los conciertos pedagógicos para niños, cada vez más comunes, señala que esta medida no es suficiente. El problema es que los conciertos habituales continúan teniendo el mismo formato y funcionamiento. La clave está en la interacción entre el público y la orquesta. Existe una necesidad de cambiar los espacios en los que se realizan los conciertos y los rígidos protocolos. Como segundo foco para el cambio, Serra también señala a los Conservatorios, en los que deja la responsabilidad de potenciar la creatividad y conectar la fase formativa con la profesional. 

Kolb también tiene clara la necesidad de desarrollar una audiencia joven mediante un cambio en los formatos de los conciertos. El mundo está cambiando su forma de comunicarse, todo es más accesible y cercano, y la cultura debe seguir este mismo camino. Las orquestas (y en general las instituciones culturales) no tienen conciencia de que deben desarrollar un plan de marketing y aprender a manejarse como un negocio que se dirige al gran público. Históricamente existe una brecha entre el arte con mayúsculas y la cultura popular, que las propias orquestas han propiciado.  La música clásica ha estratificado a su público según su estatus social, lo cual provoca grandes distancias entre el artista y el público del siglo XXI. La cultura debe tomar conciencia de que es un entretenimiento, romper las barreras y buscar las estrategias necesarias de marketing para llegar a nuevos targets. El problema de los conciertos de música clásica es que no están ideados para los jóvenes. Los conciertos de música en directo a los que ellos acostumbran a ir están pensados para emocionar y conectar, y ese es el camino que las orquestas deben tomar.

Los datos

Según datos de la encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2014-2015, cada año el 43,5% de la población acude a espectáculos culturales en directo. Los espectáculos preferidos son el teatro (23,2%), el circo (7,7%), la danza (7%) y muy alejadas la ópera (2,6%) y la zarzuela (1,8%).

Con respecto a los conciertos, hay una clara diferencia entre los de música actual (24,5%) y los de música clásica (8,6%). Las tasas de asistencia son superiores en las personas de 45 a 74 años.

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