Maurice André y la trompeta piccolo

Maurice AndréPara ampliar cada vez más su extensión, los instrumentos de viento-madera han tenido que aumentar el número de agujeros, hasta el punto de que la mayoría de ellos ya precisan llaves porque los dedos del ejecutante no bastan para cubrirlos todos.

Por el contrario, los instrumentos de viento-metal no han superado un número muy escaso de válvulas, aunque no por eso tienen menos notas que los otros. De hecho, en el caso de la trompeta, con sólo tres dedos cualquier trompetista es capaz de tocar todas las notas incluidas en un ámbito de dos octavas y media, y los mejores alcanzan y hasta superan las tres.

Debido al mecanismo de producción del sonido propio de la trompeta y su familia -basado en la vibración no ya de una lengüeta, como en la mayor parte de las maderas, sino de los labios del músico- cuanto más aguda es la nota que se quiere tocar, tanto más se deberán tensar los labios.

Diafragma

Diafragma

El trompetista necesita sensibilidad y control no sólo en los labios, sino también en el diafragma, pues cuanto más cerrada esté la boca por la tensión de los labios, tanto más se necesitará que el aire expulsado salga con mucha presión para que pueda producir la vibración.

Todos estos requisitos son aún más importantes para destacar en la trompeta piccolo, instrumento utilizado sobre todo en la interpretación de la música barroca, cuyo tubo mide la mitad y cuyo sonido es una octava más agudo con respecto a la trompeta común.

Hasta ahora sólo hemos hablado del aspecto técnico, imprescindible pero no suficiente para diferenciar a un buen trompetista de uno excelente, ya que este último, además, debe poseer unos conocimientos y una sensibilidad musicales sobresalientes. Este era el caso de Maurice André, tal vez el mejor trompetista clásico y sin duda el mejor intérprete de trompeta piccolo de todos los tiempos, que ayer nos dejó a los 78 años en Urrugne, en el sur de Francia.

Queremos recordarle con una grabación de 1989 en la que interpreta el último movimiento del Concierto de Brandeburgo nº2 de Johann Sebastian Bach. En esta obra, de la misma manera que en el concerto grosso propiamente dicho -forma musical a la que Bach se inspiró para componer este y otros conciertos de esta colección de 6 escrita para el margrave de Brandeburgo-, la orquesta (el ripieno) acompaña a un grupo de solistas (el concertino) compuesto en este caso por flauta, oboe, violín y trompeta piccolo.

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Zorongo gitano

El último día del mes de febrero (o el penúltimo, si el año es bisiesto como este 2012) es el Día de Andalucía, ocasión que en los colegios e institutos solemos aprovechar para dedicar el mes más corto del año a profundizar en el patrimonio musical andaluz, tan amplio, variado y rico en personalidad.

Mi propuesta para este año es el Zorongo gitano, una de las piezas contenidas en la Colección de canciones populares antiguas que Federico García Lorca, profundamente convencido de la Importancia histórica y artística del primitivo canto andaluz llamado “cante jondo” y del folclore de su tierra en general,  recopiló y arregló para voz y piano. Esta versión podemos escucharla en esta grabación de 1931 en la que el mismo poeta acompaña al piano la voz de la Argentinita que canta los siguientes versos:

Monumento a García Lorca en la plaza Santa Ana de MadridTengo los ojos azules,
Tengo los ojos azules,
y el corazoncito igual
que la cresta de la lumbre.

De noche me salgo al patio
y me harto de llorar
de ver que te quiero tanto
y tú no me quieres ná.

Esta gitana está loca,
loca que la van a atar;
que lo que sueña de noche
quiere que sea verdad.

Tanto en la refinada versión de Teresa Berganza, acompañada a la guitarra por Narciso Yepes, como en la de la húngara Orsika Tóth, que simultanea con gran energía y expresividad el cante y el toque, hay tres estrofas más.

Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.Cuando fuiste novio mío,
por la primavera blanca,
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.
La luna es un pozo chico,
las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazas,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.

La versión de Paco de Lucía, por el contrario, no tiene ninguna letra. Las notas de su guitarra no precisan versos para entrelazar un diálogo en clave de flamenco-jazz con el saxo de Pedro Iturralde.

Tampoco he escrito ningún texto en la partitura del arreglo para flauta y piano que he hecho del Zorongo: quien quiera cantarla podrá elegir qué versos utilizar entre los de arriba.

Como siempre, este trabajo lo he realizado pensando en mis alumnos y alumnas, aunque este año no podremos tocarla juntos. Justamente por eso, chicos y chicas, si decidís estudiarla por vuestra cuenta (lo que me daría mucha alegría), os recomiendo que tengáis en cuenta los siguientes consejos:

  1. La primera parte no os creará ningún problema, ya que procede exclusivamente por grados conjuntos. Cuando os salga bien, lo que ocurrirá muy pronto, apartadla y dedicaos sólo a la parte siguiente.
  2. A partir de la última nota del compás 9 (la que precede al signo de repetición) utilizad la digitación alternativa para el si, es decir, ejecutar esa nota tapando sólo pulgar, medio y anular de la mano izquierda. Comenzad esa parte con sólo tres notas (si, re y do), luego sólo las tres siguientes (si, do y re) y finalmente todo ese fragmento, dos compases en total.
  3. Los siguientes dos compases son una repetición: no perdáis tiempo estudiándolos, que ya os los sabéis.
  4. Los compases 13 y 15 tienen el sol sostenido, el 14 y el 16 el sol natural. Estudiad sólo los primeros dos de esos cuatro compases, ya que los otros dos son una repetición.

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Día Mundial de los y las Docentes 2011

Día Mundial de los y las Docentes

El Día Mundial de los Docentes se conmemora cada año el 5 de octubre, para celebrar la función esencial del profesorado en la prestación de una enseñanza de calidad en todos los niveles. En la efeméride se conmemora también el aniversario de la firma, en 1966, de la Recomendación conjunta de la UNESCO y la OIT relativa a la condición del personal docente.

Los actos conmemorativos de 2011 se centrarán en el tema ”Docentes para la igualdad de género”. (UNESCO)

Además de aprovechar la ocasión para reafirmar mi compromiso diario con este tema central, dentro y fuera de mi labor diaria, en este día quisiera recordar la necesidad de profundizar también en la búsqueda de otra igualdad, la igualdad de oportunidades, uno de los principales objetivos del sistema educativo público que está peligrando, por el momento en algunas comunidades autónomas más que en otras. Es por eso que envío un caluroso abrazo a todos/as y cada uno/a de los compañeros/as madrileños/as que forman la #mareaverde, agradeciéndoles desde lo más profundo de mi corazón su compromiso con la educación pública y el gran esfuerzo que están realizando por la justicia social y el futuro de nuestros/as jóvenes.

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El otro Haydn

Michael HaydnCuando oímos o leemos el apellido Haydn, pensamos inmediatamente en el compositor que mereció el apodo de “padre de la sinfonía” y que fue maestro de composición de Beethoven: Joseph Haydn. Sin embargo hay otro Haydn en la Historia de la Música: su hermano menor Michael, nacido hoy hace exactamente 274 años.

Sus biografías coinciden en varios aspectos: iniciados en la música por su padre, músico aficionado, ambos fueron cantores en la escolanía de la catedral de San Esteban en Viena y trabajaron como maestros de capilla al servicio de diferentes aristócratas de Austria y Hungría.

Michael, que desde 1762 trabajó en Salzburgo, fue muy amigo de Leopold Mozart y, más adelante, de su hijo Wolfgang. Por su parte, también Joseph estrechó una gran amistad con este último a partir de 1782, el año siguiente al traslado de Mozart a Viena.

La última parte de sus vidas fue bastante diferente: mientras Joseph viajó primero a Hungría, para trabajar en la corte de la familia Esterházy, y luego a Londres, donde ofreció varios conciertos con grandes orquestas, para los que escribió nuevas sinfonías, Michael rechazó todas las ofertas que recibió, por ejemplo de los Esterházy, decidiendo quedarse en Salzburgo.

Dentro del amplio catálogo de las obras de Michael Haydn, que contiene composiciones de prácticamente todos los géneros en uso en esa época, destacan las obras de música sacra, muy apreciadas por su hermano, que las consideraba superiores a las suyas[1], y por Mozart, quien indudablemente fue inspirado por ellas. Un ejemplo evidente de la gran influencia que Michael ejerció sobre Wolfgang es el réquiem Missa pro Defuncto Archiepiscopo Sigismundo c- minor MH 155[2], composición que un Mozart quinceañero escuchó en su estreno y en las dos ejecuciones siguientes, quedando fuertemente impresionado. Veinte años después, el compositor de Salzburgo componía su Requiem K. 626, cuyo Introitus tiene muchas similitudes con éste, que escuchamos en la interpretación de The King’s Consort.

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Scherzo de una sonatina americana

Estatua de Antonín Dvořák en PragaEn su origen, la palabra sonata definía genéricamente una obra musical para ser ejecutada con instrumentos (del italiano suonare=tocar) en oposición a la cantata, término que define una obra vocal.

En el barroco, la sonata empezó a desarrollarse como una obra formada por un número variable de movimientos, número que se fue fijando en tres (rápido, lento, rápido) hacia la mitad del siglo XVIII, al comienzo del período clásico.

Pero no todas las sonatas clásicas tienen 3 movimientos porque, conforme se acercaba el siglo XIX, se fue consolidando la costumbre de insertar un movimiento de danza, generalmente un minueto, en segundo o tercer lugar. Finalmente esta última opción fue la que predominó de manera que la estructura definitiva de la sonata en cuatro movimientos es: rápido, lento, minueto y rápido.

Sin embargo el minueto, danza de salón muy de moda entre la aristocracia del ancien régime, fue perdiendo su interés, lo que causó un proceso de estilización de esta danza dentro de la sonata, consistente sobre todo en un progresivo aumento del tempo, es decir de la velocidad de la pieza, manteniendo el compás ternario y la estructura interna de las varias partes que lo componen. Ya que se había vuelto imposible de bailar debido a su aceleración, ese movimiento ya no podía llamarse minueto; así con Beethoven y Schubert (el último de los grandes clásicos y el primero de los grandes románticos respectivamente) se impuso el nuevo nombre de scherzo (en italiano broma).

Esta misma estructura de la sonata en 4 movimientos sirvió, tanto en el clasicismo como en el romanticismo, no sólo para componer obras para piano o para instrumento solista y piano, sino también para grupos de cámara u orquesta, en cuyo caso no se utiliza la palabra sonata, sino trío, cuarteto, quinteto, etc. (dependiendo obviamente del número de componentes del grupo de cámara) o, si la “sonata” es para orquesta, sinfonía.

Un caso especial es la sonatina, literalmente pequeña sonata. Pequeña en el sentido de que los temas musicales utilizados para construir los varios movimientos no están tan desarrollados como en la sonata. Tenemos entonces los mismos movimientos de ésta, pero más cortos y menos elaborados.

Volvamos al scherzo, que es lo que vamos a ver un poco más en profundidad. Ya hemos dicho que mantiene la forma del minueto, que es una forma tripartita (ABA, en la que A es el minueto propiamente dicho -o el scherzo- y B es el trío, una sección contrastante realizada originariamente por tres instrumentos solistas, de ahí el nombre). A su vez, ambas secciones están divididas en dos partes, cada una de las cuales se repite dos veces, con la excepción de la segunda vez que aparece A, en la que no hay repeticiones, según el esquema siguiente:

  • A: minueto I (dos veces), minueto II (dos veces);
  • B: trío I (dos veces), trío II (dos veces);
  • A: minueto I y minueto II (sin repeticiones).

Como ejemplo práctico vamos a escuchar la Sonatina en sol mayor, Op. 100 de Antonín Dvořák, compositor checo que nació hoy hace exactamente 170 años. Máximo representante del nacionalismo musical de su país, Dvořák estaba dotado de una especial sensibilidad hacia la música popular que le permitió absorber muy rápidamente las características propias del folklore norteamericano durante su estancia en Estados Unidos. Fueron tres años en los que dirigió el Conservatorio de Nueva York. El ejemplo más evidente de esa capacidad de captar la esencia más profunda de la música popular es su obra más conocida, la Sinfonía del Nuevo Mundo, en la que enriquece la tradición romántica europea con melodías, armonías y ritmos estadounidenses, sobre todo de espirituales negros.

El tercer movimiento de la sonatina (partitura), compuesta en esa misma época, es un scherzo (Molto vivace). Escuchémolos interpretado por Václav Hudeček al violin y Petr Adamec al piano y comprobemos cómo está construido en el esquema anterior:

  • A: scherzo I (0:01 y 0:12), scherzo II (0:22 y 0:47);
  • B: trío I (1:12 y 1:18), trío II (1:24 y 1:41);
  • A: scherzo I (1:59) y scherzo II (2:09).

Lo que sigue en el vídeo a partir de 2:35 es el 4º movimiento (Finale: Allegro).

Habréis notado que tanto el scherzo II como el trío II concluyen respectivamente con el scherzo I y el trío I ligeramente modificados: ésta también es una característica presente en todos los minuetos y scherzi.

 Si os animáis a escuchar la sonatina completa, seguid este enlace.

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