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Como ya sabéis, llevábamos varios días anunciando un estreno muy especial. La colaboración con María Jesús Camino, nuestra gran amiga. Pues… ¡¡¡Ese día ha llegado!!!! Aquí os dejo el vídeo que hice con ella. Espero que os guste, al menos nos lo pasamos muy bien, aunque se nos hizo bastante tarde al grabar… jajajaja.
En la Edad Media se creía que la diosa Venus vivía con su corte en una caverna de una montaña, Venusberg, cuya localización era mantenida en secreto para que los humanos no se acercaran, ya que el acceder a ella supondría su perdición. Hoy en día se identifica esa montaña con el Hörselberg, en Turingia, muy cerca de Eisenach, la ciudad alemana en la que nació Johann Sebastian Bach.
Cuenta la leyenda que Tannhäuser, un poeta que vivió realmente en el siglo XIII y de cuya biografía se conocen muy pocos detalles, entró en esa montaña y pasó allí un año de lujuria desenfrenada con la diosa, contraviniendo sus votos caballerescos. Arrepentido de su comportamiento, fue en peregrinación a Roma para pedirle la absolución al papa Urbano IV, quien se la denegó diciéndole que sólo podría perdonarle si ocurría un milagro: que de su férula brotaran hojas verdes. El milagro ocurrió, pero demasiado tarde: Tannhäuser había emprendido el camino de vuelta a Venusberg y nadie más le volvió a ver.
La triste situación de Tannhäuser durante ese regreso, en desgracia a los ojos de los dioses y de los humanos, es muy similar a la de Roy Batty, el replicante de Blade Runner que, en su monólogo final evoca las cosas más sorprendentes que vio en su breve vida, entre las cuales cita una ficticia Puerta de Tannhäuser.
Richard Wagner, del que hoy conmemoramos los 130 años de su muerte (y dentro de unos meses los 200 del nacimiento), compuso una ópera sobre Tannhäuser, en cuyo final añadió la intervención de una mujer, Elizabeth, que salva al poeta de la condenación eterna sacrificando su propia vida.
La obertura de esta ópera, compuesta entre 1843 y 1845, se ejecuta frecuentemente en concierto, de manera independiente. Empieza con el Leitmotiv de los peregrinos, solemne y majestuoso, que se alterna al del perdón, caracterizado por saltos de octava ascendentes seguidos de cromatismos descendentes, en una estructura ABABA. Sigue una sección central totalmente contrastante, el tema de Venusberg, que contiene la representación musical de los personajes mitológicos que habitan esa montaña. Finalmente, de nuevo los motivos de la primera sección vienen a decir que el amor puro prevalece sobre el amor sensual.
La siguiente grabación corresponde a la puesta en escena del verano pasado en el Festival de Bayreuth, bajo de dirección de Christian Thielemann.
Arreglando para la flauta dulce la primera sección de esta obertura, la he transportado a una tonalidad más adecuada a este instrumento (do mayor) renunciando a los saltos de octava del tema del perdón ―de todas formas presentes en el piano― para facilitar al alumnado de la ESO, y a todas las personas aficionadas a la flauta dulce, la posibilidad de tocar una de las piezas más famosas de Richard Wagner.
Ha llegado el momento de despedir este 2012. Esta noche en muchos lugares del mundo, sobre todo en países angloparlantes y progresivamente del este hacia el oeste, la gente irá entonando Auld Lang Syne, una antigua melodía tradicional escocesa sobre un poema que en 1788 el poeta Robert Burns dijo haber transcrito de la memoria de un anciano y que empieza con una pregunta: ¿es justo olvidar a las personas conocidas en el pasado?
Es obvio que se trata de una pregunta retórica: somos lo que somos gracias a las personas con las que hemos compartido parte de nuestras vidas, que han estado cerca de nosotros en cualquier circunstancia, ayudándonos, apoyándonos y animándonos, haciendo más llevaderos los momentos malos y más felices los buenos. En pocas palabras: las personas que nos han querido y que siguen queriéndonos a pesar del tiempo o del espacio que nos separan.
Entre estas personas tengo la suerte de contar con una pareja de amigos, Benjamín y Piluca, que en este momento están justamente en Escocia, así que estoy seguro de que cuando lleguen las 12 de la noche de allí cantarán Auld Lang Syne junto con su hijo, su nuera y la familia de ésta. En ellos estaré pensando una hora después de comer las uvas. Happy Hogmanay, my friends!
Hay infinidad de versiones de esta canción, tantas que es difícil elegir una: sólo para hacernos una idea, entre los que han grabado su interpretación, casi siempre en directo, están Jimi Hendrix, Rod Stewart, Aretha Franklin y Billy Preston, Frank Sinatra y Dean Martin.
También hubiera podido poner la versión tradicional para gaita escocesa, pero finalmente he preferido una escena de la película de Frank Capra ¡Qué bello es vivir!, porque a pesar de sus 66 años es de tremenda actualidad. Desafortunadamente, la analogía de este filme con la vida real no siempre incluye el final feliz -que más bien es algo excepcional- pero sí podemos mantener viva la esperanza al ver que hoy en día hay cada vez más demostraciones de solidaridad entre la gente humilde que intenta contrarrestar la maldad de los ricos abusones como el Mr. Potter de la película, quien no deja de ser un ingenuo diletante comparado con ciertas especies de especuladores codiciosos y de políticos corruptos que tanto abundan en este país.
He preparado un arreglo para flauta dulce pensando en mis alumnos y alumnas: quizás sea un poco precipitado para que la aprendan, aunque estoy seguro de que si le dedican un ratito conseguirán tocarla esta noche, pues es relativamente sencilla ya que utiliza la escala pentatónica (fa, sol, la, do, re) en un ámbito limitado a la primera octava más el re agudo.
Con estas pocas pero sinceras notas, os deseo un muy feliz 2013.