En un reciente artículo de María Jesús Camino sobre la pieza Rhapsody in Blue publicado en la página
EducaconTIC, la autora nos plantea, entre otras, esta cuestión:
¿Es posible fusionar con notas y ritmos musicales dos culturas totalmente diferentes?. Como bien dice, la respuesta es sí, por supuesto, y una buena muestra es la Rapsodia en Azul, obra en la que el compositor norteamericano George Gershwin fusiona la música clásica occidental con el jazz. Este es sólo un ejemplo, porque en la Historia de la Música se dan numerosos casos: el
Capricho Español, de Rimsky Korsakov, o el
Cuarteto Americano, de Antonín Dvorak, dan buena fe de ello. Es un tema interesante y que espero poder trabajar con vosotros en clase antes de que termine el curso.
Casualmente, ayer encontré esta curiosa versión de la Fuga en do menor BWV 847, de J.S. Bach, y en ella apreciamos cómo pueden confluir varias culturas en una misma pieza. En este caso, el exotismo de la obra no viene por parte del compositor, el gran Bach, sino por el arreglo que de la fuga ha hecho el músico israelí Adam Ben Ezra. Utiliza tres instrumentos: el oud (laúd árabe que dio origen al europeo), el clarinete y el contrabajo. El resultado es, en mi opinión, fabuloso. Oriente y Occidente se dan la mano en esta interpretación, aderezada con un toque de swing y una pizca de humor. Y me parece también muy útil para comprender la esencia de la fuga, ya que a cada voz se le asigna un timbre diferente. Venga, ¡al vídeo!