¿Alguna vez has probado a cantar una canción que habitualmente resulta fácil para ti y has sentido que no eras capaz de cantarla o que era más complicado que otras veces? ¿Cuantas veces, cuando algo no te sale como esperabas, has pensado que no tienes un buen día?
Esta es una sensación muy habitual para los cantantes, ya que el instrumento que estamos utilizando forma parte de nuestro cuerpo, de nuestra fisiología. Es un instrumento susceptible a cambios según nuestro estado de ánimo, por eso es importante tener esto en cuenta y utilizarlo a nuestro favor.
Hace pocos días fui a ver el concierto de una de mis alumnas. Hablé con ella minutos antes de empezar y me comentó que estaba desanimada porque no tenía un buen día. Había pasado un día muy estresante y estaba tensa y sin energía. Lo primero que hice fue pedirle la lista de las canciones que iba a cantar y el orden de las mismas. Vi que iba a empezar por una serie de baladas para luego pasar a las canciones más movidas. Yo le sugerí que hiciera varios cambios, que empezara con un par de canciones movidas y fuera bajando la intensidad poco a poco. Cuando acabó el concierto me dijo que se había sentido muy bien!!
Lo que que hice fue ayudarla a acompasar su actuación con el estado de ánimo en el que se encontraba en ese momento. Ella estaba estresada y nerviosa, así que si empezaba por algo lento y suave no le iba a salir como esperaba y seguiría así hasta que se habituara o hasta que cambiara el ritmo de las canciones. De esta otra manera, empezó liberando el nervio que sentía y poco a poco pudo dar paso a un estado más tranquilo.
Es muy importante que antes de actuar tengamos muy presente cómo nos sentimos en esos momentos para poder hacer nuestra mejor actuación. En este caso, un estado de estrés y nerviosismo hace preferible empezar con un ritmo más rápido y por lo contrario, si nos sentimos chafados y sin energía, una canción lenta nos será más fácil de cantar.
También es verdad que a través de la música muchas personas son capaces de cambiar su estado de ánimo, pero esto tendría que hacerse antes de la actuación para que funcionara. Quizás no sea tu caso, pero hay muchas personas a las que escuchar una canción en concreto las pone tristes o las pone en un estado de euforia o simplemente las anima. Esto tiene que ver con cada persona en concreto y con su experiencia. A veces no nos damos cuenta pero asociamos la música que está sonando con lo que estamos haciendo o sintiendo en esos momentos. Por poner un ejemplo, recuerdo cuando murió mi abuelo que yo estaba escuchando la canción "Se le apagó la luz" de Alejandro Sanz y mi padre entró en mi habitación a darme la noticia con lágrimas en los ojos y totalmente hundido. Aquello me impactó mucho, ya que nunca antes había visto a mi padre en ese estado y sumado a la tristeza de saber de la muerte de mi abuelo, aquella canción se convirtió para mi en una de las que consiguen ponerme más triste.
Aquello pasó de manera automática para mi, pero también existe la opción de utilizar anclajes, de los que Carlos habló en sus artículos
¿Hipnosis aplicada al canto? y
PNL aplicada al canto. Sirven para poder entrar en el estado que quieras en un momento determinado. Te estarás preguntando ¿para qué querría alguien entrar en un estado de tristeza? Yo te pediría que pienses en un actor o actriz. Para los que no tenemos la habilidad de la interpretación, esta es una buena forma de inducirnos estados de ánimo y hacer una mejor actuación. ¿Cómo hacer sentir a los demás la tristeza de una canción si ni siquiera tú la estás sintiendo? Es por eso que los grandes cantantes logran emocionarte sin a veces siquiera entender la letra de sus canciones. También es por eso que a veces personas con una técnica vocal no muy consolidada tienen un enorme éxito de ventas.
Si tú consigues emocionar a un público pero quieres tener más control de tu instrumento o si consideras que te cuesta transmitir emociones mientras cantas y quieres empezar por establecer los cimientos, no te lo pienses más!!
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