Ha llegado el momento de despedir este 2012. Esta noche en muchos lugares del mundo, sobre todo en países angloparlantes y progresivamente del este hacia el oeste, la gente irá entonando Auld Lang Syne, una antigua melodía tradicional escocesa sobre un poema que en 1788 el poeta Robert Burns dijo haber transcrito de la memoria de un anciano y que empieza con una pregunta: ¿es justo olvidar a las personas conocidas en el pasado?
Es obvio que se trata de una pregunta retórica: somos lo que somos gracias a las personas con las que hemos compartido parte de nuestras vidas, que han estado cerca de nosotros en cualquier circunstancia, ayudándonos, apoyándonos y animándonos, haciendo más llevaderos los momentos malos y más felices los buenos. En pocas palabras: las personas que nos han querido y que siguen queriéndonos a pesar del tiempo o del espacio que nos separan.
Entre estas personas tengo la suerte de contar con una pareja de amigos, Benjamín y Piluca, que en este momento están justamente en Escocia, así que estoy seguro de que cuando lleguen las 12 de la noche de allí cantarán Auld Lang Syne junto con su hijo, su nuera y la familia de ésta. En ellos estaré pensando una hora después de comer las uvas. Happy Hogmanay, my friends!
Hay infinidad de versiones de esta canción, tantas que es difícil elegir una: sólo para hacernos una idea, entre los que han grabado su interpretación, casi siempre en directo, están Jimi Hendrix, Rod Stewart, Aretha Franklin y Billy Preston, Frank Sinatra y Dean Martin.
También hubiera podido poner la versión tradicional para gaita escocesa, pero finalmente he preferido una escena de la película de Frank Capra ¡Qué bello es vivir!, porque a pesar de sus 66 años es de tremenda actualidad. Desafortunadamente, la analogía de este filme con la vida real no siempre incluye el final feliz -que más bien es algo excepcional- pero sí podemos mantener viva la esperanza al ver que hoy en día hay cada vez más demostraciones de solidaridad entre la gente humilde que intenta contrarrestar la maldad de los ricos abusones como el Mr. Potter de la película, quien no deja de ser un ingenuo diletante comparado con ciertas especies de especuladores codiciosos y de políticos corruptos que tanto abundan en este país.
He preparado un arreglo para flauta dulce pensando en mis alumnos y alumnas: quizás sea un poco precipitado para que la aprendan, aunque estoy seguro de que si le dedican un ratito conseguirán tocarla esta noche, pues es relativamente sencilla ya que utiliza la escala pentatónica (fa, sol, la, do, re) en un ámbito limitado a la primera octava más el re agudo.
Con estas pocas pero sinceras notas, os deseo un muy feliz 2013.