Conoce lo que tocas, e interpretarás mejor

Cada vez que montamos una nueva pieza, ya sea en solitario, en música de cámara o en orquesta; hay todo un universo histórico y estilístico detrás que debemos conocer. Cada pieza pertenece a un momento dentro de la vida de su autor, a un momento dentro de su estilo musical y a un momento dentro de la historia. Entender y conocer estos datos nos dará una visión mucho más amplia de lo que la pieza significa.

¿Qué debemos tener en cuenta?

La partitura es la primera clave

En la partitura tenemos las primeras pistas sobre el contexto de nuestra pieza. No sólo nos ofrece los datos más obvios, como autor, fecha de composición, título…etc. Si manejamos la edición adecuada, y ésta es fiel a la grafía del compositor; los matices, las direcciones y las articulaciones que indica ya nos estarán ofreciendo una información amplia sobre el estilo en el que debemos movernos.

Crescendos y diminuendo, varias f o p, puntos o líneas, ligaduras… Cada figuración y cada indicativo que incluye la partitura pertenece a un momento musical en la historia, y nos pone enseguida en contexto.

Claves históricas para interpretar con estilo

En el mundo de la música, cada vez se es más fiel al gusto musical de cada época, a las ideas de cada compositor… en definitiva, al estilo. Y tocar dentro de estilo implica conocer el momento histórico en que la partitura fue escrita. Esto no sólo se refiere a conocer e interpretar según la etapa musical de la obra: clasicismo, romanticismo, barroco… Son términos muy amplios para hablar de interpretación. Aunque hablemos de clasicismo, no será lo mismo interpretar una obra de 1756 que una de 1783. Estudiar las características interpretativas que regían en los años de la obra que tenemos entre manos hará nuestro trabajo interpretativo mucho más fino, marcará la diferencia.

Autores distintos con distintas almas

Los compositores que escribían música dentro de un estilo y de una etapa musical también tenían su propia visión del mismo, su propio sonido. Para darle aún mayor profundidad a nuestra interpretación, debemos entender cómo es la música del autor en cuestión. El momento de su vida en que la escribió, qué situaciones pasaba, cuáles eran sus modelos a seguir… etc.

De esta forma, no es lo mismo el Beethoven de la Primera que de la Séptima Sinfonía. Cada autor vive una evolución que se refleja en su música. Todas estas características personales harán que veamos más allá del forte y el piano para dar una nueva calidad interpretativa.

Obras con historia propia

Muchas composiciones están inspiradas en historias literarias, fábulas, mitos, historias reales, poemas… Es un gran error desconocer la trama de estas historias que dan vida a la música que vas a interpretar. Al conocer la historia podremos descubrir qué motivos o temas musicales describen a qué personajes o situaciones: la muerte, el destino, la juventud, tragedia, amor… etc. También nos ayudará a crear el ambiente propicio: una historia inspiró la partitura, y nosotros debemos descodificar esa música para que al público le llegue la historia.

¿Por qué nos puede ayudar?

En general, cada pieza tiene su propia historia detrás, en la que confluyen situaciones políticas, económicas, sociales, culturales, detalles personales del compositor, inspiración, gusto musical de la época… Conocer todo el contexto nos dará una perspectiva más acertada, y unos argumentos más sólidos para defender nuestra interpretación.

Gracias al contexto, le estaremos dotando a nuestra interpretación de un punto de profesionalidad más allá del puro instinto y la estética que cualquier músico pueda tener.

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