Tomarte un descanso de la música puede hacerte un mejor músico a largo plazo

Traducido de la publicación The Strad

Enlace al original: http://www.thestrad.com/taking-a-break-from-music-might-just-make-you-a-better-player-in-the-long-run/

Fecha: 25 Enero 2016

Título original: Taking a break from music might just make you a better player in the long run

Pauline Harding considers why having a break from music might be the healthiest thing you can do

 

Existe un argumento persistente que impregna el mundo de la música clásica: para aprender a tocar un instrumento correctamente, debes empezar cuanto antes y trabajar duro, porque es la única manera de desarrollar tu oído, tu mente y tus músculos de forma rápida, eficaz y de una manera que te servirá durante toda tu vida musical. Tanto si un niño está destinado a convertirse en solista o no, tiene que trabajar como un esclavo desde el elemental hasta el superior, de lo contrario, cuando llegue el momento de elegir su profesión, no va a ser lo suficientemente bueno para continuar, si así lo desea. Si empieza cuando es mayor o no avanza lo suficientemente rápido, nunca será capaz de tocar esos grandes conciertos románticos o construir una carrera decente en la música. Incluso entonces va a tener que trabajar, trabajar y trabajar, a través de su sangre, sudor y lágrimas (a veces literalmente), para lograr sus objetivos.

Pero ¿por qué el desarrollo musical tiene que ser así? Un estudiante que no está disfrutando de la música es poco probable que le saque el máximo partido a su estudio. Para aquellos que están empezando a cansarse de su instrumento, quizás la persistencia no sea la clave – en su lugar lo más inteligente que se puede hacer es tomar un descanso, obtener una nueva perspectiva y volver a la música más tarde con un enfoque renovado.

Es cierto, sí, muchos de nosotros estamos satisfechos de que nuestros padres nos hicieran estudiar cuando estábamos creciendo – abre todo un mundo de amigos, trabajo y diversión en la vida adulta. Pero el final de la adolescencia e incluso la veintena traen momentos de gran incertidumbre; y forzarse a través de horas de práctica cuando no estás seguro de lo que quieres hacer con tu vida puede hacerte más daño que bien. Muchos estudiantes pasan por el conservatorio sin querer estar allí. Estudian de mala gana con el fin de aprobar los exámenes. No siempre progresan tan rápidamente como deberían, porque han ido al superior como un producto del sistema educativo: tenían que estudiar algo, y han acabado estudiando esto como podían haber elegido otra cosa. En algunos casos; la competitividad, la mala leche y los desafíos aparentemente insuperables les han convertidos en amargados y han embotado su voluntad de aprender – incluso si cuando empezaron eran más entusiastas.

Algunos adolescentes no quieren pasar sus vidas encerrados en salas de ensayo. Si se ven obligados a permanecer allí durante años, cuando emergen a “la luz” después de la universidad, su mentalidad musical no puede estar en un estado saludable. Si, por el contrario, aquellos que están luchando para mantener su entusiasmo dan un paso fuera de la música por un tiempo para dedicarse a otros intereses, podrían encontrar una nueva determinación. Si no, quizás tomar esa decisión de alejarse de la música será lo mejor a largo plazo.

Para aquellos que deciden volver a la música, la sensación de una juventud malgastada musicalmente podría dar un nivel de impulso que se traduciría en una mayor tasa de progreso. ¿Por qué las instituciones como el Conservatorio de París se niegan a admitir a nadie mayor de veinte años? Seguramente alguien un poco mayor con más entusiasmo y determinación, y una perspectiva más amplia de la vida, será capaz de alcanzar mayores alturas musicales que un adolescente sin inspiración. Del mismo modo, ¿por qué no más cursos de verano dedicados a ayudar a los adultos serios, desde los aficionados avanzados a los profesionales oxidados, aprovechando sus habilidades existentes? Puede ser difícil encontrar cursos orientados a ese nivel: la mayoría parecen estar dirigidos a jubilados que tocan por diversión o a adolescentes virtuosos.

Sé de algunos músicos que han empezado con nuevos instrumentos cuando eran mayores de 50 y, a través del trabajo duro, consiguen alcanzar estándares admirables. Vale, nunca serán solistas de prestigio, pero siempre van a ser músicos genuinamente entusiastas que aman la música hasta el final.

Al tomar un descanso de la música por un par de años,  algunos jóvenes o adultos – aún más experimentados – podrían “coger carrerilla” antes de correr hacia su instrumento con los brazos abiertos, y con fuerzas renovadas. Quién sabe: más tarde, su recién descubierto entusiasmo podría impulsarlos a un futuro musical que es más sano y más logrado que el de sus compañeros desilusionados.

 
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