Huí compartisc un canal de youtube que he trobat interessant. Es diu YOGIC i treballa la meditació d'una forma didàctica, a través de jocs i cançons.
Ací vos deixe un dels vídeos que més m'ha agradat: "La alfombra mágica de la meditación" .
Beatriz López es la protagonista de las “Conversaciones con…” del mes de febrero.
Aunque nos conocíamos desde nuestros estudios en Valencia, cuando realmente nos acercamos más fue a la vuelta de sus estudios en Austria, estando yo ya afincada en Madrid.
Su espléndida trayectoria, pero aún más su personalidad cercana y sencilla, me animaron a invitarla para estrenar el proyecto del “Curso de repertorio orquestal para clarinete”, del que hemos celebrado ya cuatro ediciones (este curso académico en descanso, pero ya ideando su continuación para 2018). Y no me equivoqué, puesto que además de ser clarinete solista de la Real Filharmonía de Galicia, Beatriz posee un talento especial para enseñar: ideas claras sobre cómo ha de sonar la música y con qué medios, e ideas aún más claras sobre cómo trabajar para conseguirlo.
Estoy muy contenta de que la podáis conocer un poco más a través de este medio. ¡Allá vamos!
Nombre completo: Beatriz López Ramírez
Lugar de nacimiento: Jérica (Castellón)
Fecha de nacimiento: 28-07-1982
¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?
Empecé a estudiar solfeo en la Sociedad Musical del Barrio de Malilla, con Daniel Belloví, y poco después empecé a estudiar clarinete también con él. Mi padre es músico aficionado, pero con mucha afición, y yo iba con él a los ensayos de la banda los viernes por la noche, antes de saber leer música. Él me iba marcando en la partitura por dónde iba y a mí me parecía todo fascinante. Luego, un día mientras él hablaba en el descanso de un pasacalle con un amigo suyo que tocaba el clarinete, yo empecé a fijarme en todas las llaves y mecanismos del instrumento y me atrapó. En principio, como sonido me gustaba más el de la flauta, pero en mi escuela de música lo que había en ese momento disponible eran clarinetes y me dieron uno. Aún así, en mis primeros años mi búsqueda se centró en conseguir con el clarinete un sonido lo más parecido a la flauta posible, como el que yo escuchaba de mi profe Dani (Daniel Belloví). Dani se implicó mucho en mi formación y me animó a hacer los primeros cursos y las pruebas de acceso al conservatorio, y me dio valiosos consejos que todavía a día de hoy resuenan en mis oídos.
¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?
Esto sucedió cuando conocí a José Vicente Herrera, mi siguiente profesor y probablemente el que más ha influido en mi carrera y en mi forma de tocar y de ver la música. Esa pasión por lo que hace, esa meticulosidad, el abrirme los ojos y los oídos a todo un mundo de música en el más artístico sentido de la palabra… Y después la orquesta. Cuando me dio la oportunidad de tocar la primera vez con la Orquesta de Valencia (con 16 años), tuve la absoluta certeza de que eso era lo que yo quería hacer. Pocas cosas he tenido tan claras en la vida.
¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?
Pues aparte de los mencionados, mi profesor en Salzburgo, donde realicé el máster una vez concluído el Grado Superior en el Conservatorio de Valencia: Alois Brandhofer. Él sacó de mí cosas que yo no sabía ni que existían y me ayudó mucho a confiar en que los imposibles son posibles. Después, debo a Gustavo Duarte gran parte del mérito de que yo hoy en día tenga un puesto en una orquesta. Su ayuda a la hora de preparar las audiciones fue providencial. Y recientemente, en un par de horas de una master class, Andrew Marriner me hizo vivir una especie de “renacimiento” en cuanto a la forma de soplar y de concebir el sonido y el manejo del aire.
¿Has estudiado fuera de España? ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?
Estudié cuatro años en el Mozarteum de Salzburg (Austria) con el mencionado Alois Brandhofer. Allí, no sólo tuve la experiencia de compartir sesiones de estudio y “Vorspiel” (tocar para alguien antes de un concierto o clase importante) con magníficos músicos (compañeros en ese entonces), sino que tuve la oportunidad de colaborar regularmente con la Mozarteum Orchester, donde aprendí el oficio del músico de orquesta, cantidades inmensas de música y formé mi repertorio orquestal para el futuro. Aparte de esto, el vivir en otro país, con otra cultura, costumbres, clima, y por supuesto idioma, es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, músicos y no músicos, por lo que tiene de enriquecedora y de apertura mental.
¿Cómo fue tu “profesionalización”? Creo que ya tenías pensado qué camino seguir…
Desde un poco antes de volver de Salzburgo a España, empecé a presentarme a audiciones, primero para ver cómo eran y cómo reaccionaba yo ante ellas, y después de una manera “profesional”, totalmente enfocada a conseguir una plaza. No valoraba otra opción. Siempre tuve muy claro que lo que me gusta es tocar en orquesta. El grupo, la creación en conjunto, la variedad por cambiar cada semana de repertorio, el reto humano que supone crear una obra junto con otras 50, 80 personas que cada día tienen un humor y predisposición diferentes… Me encanta la calidad humana de mi profesión.
Eres clarinete solista de la Real Filharmonia de Galicia, lo cual te ha dado la oportunidad de enseñar en la Escuela de Altos Estudos Musicais de Santiago de Compostela. Háblanos de tu trabajo allí y de las actividades que lleváis a cabo.
Actualmente me encuentro de excedencia indefinida en la Escuela de Altos Estudios, pero los años que estuve allí fueron geniales en el plano docente. Tener la oportunidad de dar clase a alumnos con este nivel, es un reto muy enriquecedor. Dar clase de clarinete a gente como ellos me encanta, pero lo que más disfruté sin duda fueron las clases de música de cámara. Tanto de unas clases como de las otras conservo buenísimos recuerdos, y también muy buenos amigos entre los ex-alumnos.
Además haces mucha música de cámara, actualmente con el Airas Ensemble. ¿Cómo se llega a un proyecto como este y qué lo mantiene vivo?
Pues el Airas nació por el deseo de juntarnos 5 amigos que nos habíamos ido cruzando en distintas orquestas jóvenes y profesionales, también previamente durante los estudios, y volver a hacer música juntos, esta vez desde la tranquilidad de que cada uno tenía su puesto de trabajo y podíamos hacer prácticamente lo que nos apeteciera. Así, cuando nos juntamos, creamos la música a nuestra manera, disfrutamos de tocar juntos y avanzar como ensemble, y seguimos siendo muy buenos amigos que lo pasan bien dentro y fuera de los ensayos. Supongo que ahí está el secreto. Nos entendemos genial y hacemos la música para nosotros, cosa que se transmite en nuestros conciertos y al parecer, por lo que nos dice todo el mundo, también en el disco que acabamos de lanzar. Este proyecto nos tiene muy ilusionados y ha sido un trabajo muy duro de varios años que nos tiene muy satisfechos.
¡Gracias Bea, y gracias a vosotros por leer!
¡Hasta la próxima!
Cecilia