«Si no tienes oído, olvídate de cantar»

Es muy cansino cuando recibimos ESE correo/WhatsApp/etc: no todo el mundo puede cantar. El que no tiene oído no vale.

Esta gente que se cree que tienen un don especial me da vomitera. Son esas personas las que tienen que pisar a los demás para progresar en sus vidas.

Esas que si se hunden, tú te vas a hundir con ellas.

Hace años me ponía de los nervios cada vez que alguien me decía tonterías como esa.

Hoy en día lo que leo en sus mensajes es: tengo un miedo terrible de que lo que dices es verdad porque, si es verdad, significa que esta facilidad para el canto que tengo desde nacimiento no es algo único, algo que me hace especial.

La verdad es que cuando utilizo mi parte del cerebro que es más humana (no mucho más), me da un poco de pena (en el buen sentido). Me sigue encabronando, porque hunden a los demás, pero también me da pena.

Estas personas, cuando ven cantar a alguien que desafina, inmediatamente recurren al “no tiene oído para cantar”.

La realidad es que el oído de estas personas suele funcionar bien, como mucho necesitan acostumbrarse a la música (especialmente si son personas adultas que no han tenido mucho contacto con la música).

El problema no es el camino que va del oído al cerebro.

El problema es el camino que va del cerebro a la voz.

La gente que desafina al cantar, tiene el problema de que no sabe con su voz reproducir la música que tiene en la cabeza.

Es como ese capítulo de Futurama en el que Fry quiere tocar el Holofonor. Tiene una música increíble en su cabeza, pero sus manos son tan torpes que no pueden reproducirla. Es mi capítulo favorito.

Y creo firmemente que este es el principal motivo por el que la gente no canta, ya que para mejorar el camino del cerebro a la voz hay que cagarla mucho.

Hay que desafinar mucho, escuchar lo mal que suena tu voz una y otra vez, mientras intentas entender qué tienes que hacer para que tu voz suene bien.

Es un camino jodido. Lo conozco muy muy bien.

Aunque es perfectamente lógico, no ayuda que sólo se oiga cantar a gente que ya lo hace bien (si cantan mal no se suben a un escenario ni suben vídeos a Internet), porque nos hace pensar en binario: o lo haces bien o lo haces mal.

Y si eres cantante profesional, esto también te lo vas a encontrar cuando quieras entrenar zonas de tu voz que no hayas entrenado nunca.

El camino del cerebro a la voz para esa zona no está construido. La vas a cagar, vas a desafinar, y vas a sonar mal.

Pero al final, vale la pena.

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El camino del trol cantante y boyante

¿Quieres mejorar tu voz? Prepárate para currar de lo lindo. Y tu mentalidad tiene que acompañar.

Con la mentalidad incorrecta, da igual que trabajes con el mejor vocal coach del mundo. No vas a mejorar.

La mentalidad correcta es: primero funcionalidad, luego sonido.

Como sé que muchos leen en diagonal, lo repito: primero funcionalidad, luego sonido.

Me explico.

Que tu voz suene igual que un trol en celo es una parte normal del proceso. Sí, es habitual, es normal. Es de esperar que pase.

Que sí, que es de esperar que pase. No, de hecho, tiene que pasar.

Pero nuestros cerebros son unos miedicas que están programados para evitar la vergüenza, incluso de nosotros mismos.

Si quieres mejorar tu voz, al principio olvídate de generar sonidos angelicales con tu voz. Que no, que la cosa no va así.

Primero tienes que hacer que la voz funcione libre, sin manipulaciones de tu ego para intentar sacar un sonido bonito. Deja a tu cuerpo que se adapte a los cambios, sin meter la mano.

Primero funcionalidad, luego sonido, porque una vez la funcionalidad empieza a ser la correcta, el sonido resultante es mejor.

No sólo es mejor, si no que tienes la libertad y la precisión para moldearlo y conseguir que suene como quieres en cada momento.

Pero si piensas en el sonido antes que en la funcionalidad, lo pasarás mal. Estás sobre aviso.

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¿Ya has fracasado y sólo estamos en febrero?

Qué lejos queda ya el 1 de enero, ¿verdad?

Ese día tan mágico en el que piensas todo lo que harás este nuevo año. En el que harás todo lo que llevas años retrasando por causas perfectamente justificadas.

Además de cumplir tus sueños, serás una persona mejor, caerás mejor a la gente y harás el bien.

¿Qué tiene de mágico ese día en el que todo es alegría, esperanza y prosperidad?

El alcohol y a veces otras sustancias son grandes disparadores de estos sentimientos (me han dicho).

Pero curiosamente, los que no consumen este tipo de cosas también sienten esa sensación de “todo es posible” en ese día tan especial.

Yo mismo tengo mi propia lista (he tachado lo que no he conseguido hacer):

  • Hacer cómo mínimo una rutina de ejercicios de guitarra cada día
  • Dejar de comer hasta que sienta que no puedo comer más
  • Dedicarle un mínimo de 5 minutos al día al videojuego que estoy desarrollando como hobby
  • Ser una persona mejor, caer mejor a la gente y hacer el bien

No es una lista larga, pero es así a propósito. Las listas largas nunca se acaban cumpliendo.

Creo que lo de los propósitos de Año Nuevo lo hago desde pequeño, pero recuerdo muy vivamente la primera vez que le dediqué un esfuerzo mental a pensar lo que quería de verdad.

Fue el año 2004, 2 meses después de recibir mi primera clase de canto. Pensé: este año deseo cantar mejor.

Fíjate que dije “deseo”. Menudo error de novato.

El primer consejo (no solicitado) que te doy es que NUNCA pidas deseos.

Los deseos son para los vagos y los débiles.

Un deseo implica que otro va a hacer el trabajo por ti, y eso no pasa. Ojalá pasase, pero no pasa.

Tú no vas a la panadería y deseas una barra de pan. Vas a la panadería y pagas la barra de pan con dinero, dinero que habrás ganado de una u otra forma (si lo has ganado ilegalmente, cuéntamelo por privado).

El segundo consejo (no solicitado) que te doy es que ensalces la concreción.

De nada sirve ponerte el propósito de ser una persona mejor, caer mejor a la gente y hacer el bien. Eso sólo lo hacen los que en realidad no quieren eso. En absoluto. De hecho, seguramente quieran lo contrario.

¿Qué quieres hacer para ser mejor persona? ¿Qué hace una buena persona? ¿Por qué caes mal a la gente y cómo podrías cambiarlo? ¿Hacer el bien?

No puedes tomar acción con descripciones vagas, porque no sabrás por dónde empezar.

¿Quieres hacer más ejercicio este año? Fija una frecuencia mínima (X días a la semana) y un tiempo mínimo (X minutos) y respétalo, llueve o truene, te toque la lotería o pierdas al strip póker.

El tercer y último consejo (no solicitado) que tengo para ti es una regla: haz algo cada día.

Hay un efecto maravilloso que tenemos las personas que hace de contrapunto a la vagancia: la inercia.

¿Has llegado a casa después de 10 horas de trabajo, es de noche y sólo quieres irte a dormir o a ver Netflix? Evita la tentación, sobreponte y haz aunque sean 5 minutos de uno de tus propósitos.

Haz 5 minutos de sentadillas, de canto, de escritura, de dibujo, … da igual lo que sea.

Si después de los 5 minutos lo dejas para irte a dormir, habrás avanzado 5 minutos.

Pero lo que suele pasar es que esos 5 minutos se acaban convirtiendo en 20 o 60, y te acabas demostrando que puedes con tu cansancio. ESTO es luchar es por lo que quieres.

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Tienes a un ser viviendo en tu interior

Llámalo duende, Pepito Grillo o demonio.

Todos tenemos esa voz interior con la que hablamos a lo largo del día.

El psicólogo Russell Hulburt dice que, de media, hablamos con nosotros mismos una cuarta parte del tiempo que estamos despiertos.

No sé si es verdad o no. Lo que sí sé es que soy la persona con la que más he hablado.

Con los años he ido aprendiendo a dejar de escuchar a ese pequeño mamoncete, porque la mayor parte de las veces me engaña.

A veces me ha engañado cuando me decía que todo iba bien, y no era así.

O como aquella vez que me dijo que un sandwich de cacao en polvo con cereales de chocolate era una buena idea (hecho verídico).

Pero mayormente me intenta engañar diciéndome que no puedo hacer lo que quiero hacer.

Cosas tan estúpidas como levantarme de la cama en invierno nada más sonar el despertador.

Ahí está siempre para decirme “no puedes”.

¡¡Y sí puedo, hostias!!

Le grito, le insulto, le hago la pregunta retórica de si Luke Skywalker alguna vez lloriqueó pensando “no puedo”. Y el colega reventó una estación espacial con millones de tripulantes que tenían familias.

Pero míralo ahí… un puñetero heroe.

A veces, esa voz interior es tan convincente y persuasiva que consigue que se te peguen las sábanas 10 minutos más… 20… 30…

O puede que te convenza de que no pasa nada porque dejes pasar un día más.

Hay más días que longanizas, ¿verdad?

Hasta que no los hay (últimamente pienso bastante en los días que me quedan en este mundo).

Así que es mejor que empieces a reventar a patadas a ese duendecillo.

Tiene más miedo que Espinete en una tienda de globos y quiere arrastrarte al fango con él.

Si le dejas, lo hará.

Te dejo ya, que me tengo que levantar de la cama.

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Los que “cantan sólo por hobby” van a dejar de leernos después de esto

A veces nos contactan personas que están interesadas en mejorar sus voces, y lo primero que dicen es “yo sólo quiero cantar por hobby, no busco nada profesional”.

Sólo al escuchar esta frase ya sé que no son personas comprometidas, personas con las que no quiero trabajar.

No es que yo tenga un problema con la gente que quiere cantar en karaokes o para su familia. Al revés, soy muy amigo de esa mentalidad.

Creo que más personas deberían animarse a cantar, porque alegra la vida.

Pero esas personas… las que dicen “no busco nada profesional” deberían pensar por qué dicen eso.

Si vas a un restaurante de lujo, no vas a “sólo alimentarte”, no vas a comerte un plato de patatas fritas.

Cuando alguien me dice “no busco nada profesional”, ¿cómo se supone que tengo que hacer mi trabajo con esa persona?

¿Bajo la calidad de mi formación para ponerme al nivel de sus expectativas?

¿Le exijo menos de lo que podría dar?

¿Llamo por teléfono a mi madre para que me cuente cuántos pasos ha hecho hoy en su caminata diaria?

Ya he explicado algunas veces aquella clase de canto con mi primer profesor en la que se pasó 60 minutos hablándome de lo que había hecho ese fin de semana con su mujer y su hija pequeña.

Después de eso dejé de ir con él.

Era profesor de canto en el Liceo de Barcelona, pero también hacía clases particulares en su casa para “sacarse un dinero extra”.

Es como tantos otros cantantes que dan clases también para “sacarse un dinero extra”. No es algo importante.

Y eso se refleja en la formación que dan, en la que no reciben. Porque, por si no lo sabías, que alguien cante bien no implica que sepa enseñar a hacerlo.

Yo no hago esto para “sacarme un dinero extra”. Esto es mi vida. Lo hago porque me llena de alegría cuando un alumno me dice lo bien que se siente ahora cantando.

Cuando me dicen que viendo lo que han avanzado están ansiosos de ver hasta dónde pueden llegar, estoy una semana por las nubes.

Con estas personas sí quiero trabajar.

Y algunos de ellos “sólo cantan por hobby”… 🙄

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Si no quieres empezar aún, está bien también, pero que sea por las razones correctas.

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