Por: Redacción
Isabel Pantoja es una artista muy popular no sólo en su natal España, ya que sus canciones han llegado a públicos de Suramérica, México y Estados Unidos; la familia de Isabel está ligada a la música pues su padre fue un compositor de letras para fandangos y además tiene un hermano cantante que alcanzó el éxito en la década de los 80`s.
Por: Redacción
Nace una nueva estrella en la lista de la nueva generación de cantantes: Camila Cabello una joven que decidió desde niña que quería cantar para el mundo. Una vez que logró salir de Cuba con sus padres, esta chica pudo encaminarse a lo que ella soñaba; cantar profesionalmente, esta fue una ilusión muy arraigada en Camila que desde los 5 años ya demostraba todo ese talento que se puede ahora disfrutar a través de sus canciones.
Y es que Camila Cabello ha sabido conquistar a ese público juvenil y contemporáneo que la ha visto crecer en los escenarios y desenvolverse muy bien, en su etapa de solista Camila se ha educado y lo sigue haciendo para dar todo eso que interiormente ella posee: encanto, sensualidad y carisma sin igual.
En 1960 nacieron muchas estrellas de la canción, tomando auge a partir de 1970 que fue una década dorada para la música romántica, dentro de estas figuras se encuentra el gran Raphael; a quien también se le conoce como “El Niño de Linares” y “El torbellino de la Alameda”, entre algunos otros seudónimos con los que han bautizado a este cantante.
Y es que Raphael es un cantante que le gusta renovarse y es algo que viene haciendo a lo largo de su carrera, este cantante ha probado muchos géneros y ritmos musicales que van desde baladas pop hasta flamenco; y es que Raphael no le teme a los experimentos es por eso que se ha mantenido vigente, no quedándose encasillado en un mismo género o ritmo musical.
¿En qué momento decidiste que querías cantar?
He cantado desde que tengo memoria, pero fue hace muy poco tiempo realmente en el que decidí que más personas me escucharan y grabar mi primera canción en la plataforma de YouTube. No por fama, ni dinero. Solo para dejar constancia en este mundo de que viví en él.