Los debates políticos se ganan con la voz

En el mundo de la oratoria hay dos componentes, el 20% es el mensaje y el 80% es cómo se transmite. Es mucho más importante, pues, cuidar aspectos como: el lenguaje corporal, la mirada, la postura, etc... Y sobre todo: la voz, ese elemento único, personal y que refleja la esencia de la persona.

Lo que distingue a un buen orador de uno malo es su técnica, pero sobre todo su sinceridad y honestidad con la que transmite el mensaje. Esa sinceridad no se puede transmitir sin un correcto uso de todo el potencial vocal, que de hecho, se puede y se debe trabajar para que el resultado final del acto comunicativo sea óptimo.

En nuestro país no existe ningún tipo de tradición ni formación en oratoria en las escuelas y esto hace que la mayor parte de las personas piensen que los grandes oradores nacen y no se hacen. Este error conduce a un acto de soberbia por ignorancia en el que la mayoría de nuestros políticos piensa que "con lo que tienen de natura es suficiente". El hecho de que, en este ámbito, ni imaginen que puede mejorarse, no significa que no pueda haber campo de mejora, y mucho, en la mayoría de casos!

Es un acto de humildad y de respeto al auditorio trabajar la voz con un buen coach hasta el punto de poder expresar siempre con pasión y sinceridad aquello que se desea comunicar. Os adjunto un post anterior en el que figura un decálogo que todo orador debería tener presente siempre.

Alguno de estos consejos tienen que ver con ser concisos, precisos, no leer, y sobre todo sentir aquello que se dice. Si no te crees tu mensaje, tu auditorio tampoco lo hará. 

Los silencios en música son tan importantes como las notas. Nos encontramos muchas veces una "verborrea" dificilmente de poder ser seguida mentalmente y "embutir" más palabras en menos tiempos, no es, ni mucho menos, comunicar más. Esto también es competencia de un buen coach vocal y se puede aprender: ritmo!

La diferencia entre ganar y perder unas elecciones tiene que ver con la técnica en la oratoria pero aún más con la honestidad en el acto comunicativo. 

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