El pasado 20 de Junio de 2012, la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana firmó un convenio de colaboración para cuatro años con Berklee Valencia, “a través del cual se llevarán a cabo actividades de formación del profesorado, de convivencia e intercambio entre el alumnado, y de promoción y fomento de la música moderna”.
Como principal objetivo manifiesto de la Conselleria de Educación, está la reducción de los elevados índices de fracaso escolar que tiene nuestra comunidad, y siendo la Consellera oboísta conoce perfectamente los beneficiosos efectos que la música puede tener para cumplir este objetivo.
Aquí un video del acuerdo firmado.
Y dentro de esas actividades propiciadas por el convenio, tuve el honor de ser seleccionado entre los docentes de conservatorios de toda la comunidad para participar becado en la primera experiencia de colaboración, pudiendo asistir como alumno al curso “Art of Improvisation: Blues and Jazz” dentro de los Summer Programs. Y si tuviera que valorar el resultado de mi participación en una palabra, esta sería:
estimulante
Mi formación es eminentemente en música práctica y teórica clásica y contemporánea aunque no obstante he aprovechado siempre la oferta formativa del CEFIRE para acercarme al mundo de la música moderna; mundo que no forma parte viva aun de los conservatorios profesionales españoles, ya que dicha especialidad no está contemplada en los currículums oficiales.
Así que oportunidades como la de asistir a este tipo de cursos del Berklee College of Music, una de las mecas americanas de la música moderna, aprovechando su sede valenciana, son trenes que los docentes de los conservatorios de la comunidad no debemos dejar pasar. Y una muestra de ello ha sido significativa participación de docentes de conservatorios de otras comunidades autónomas que se han matriculado (y pagado tasas) para asistir a este mismo curso, atraídos por la importancia tanto de los contenidos allí tratados, como por el prestigio de la institución que los oferta.
Asistir a este curso me ha ofrecido cosas muy interesantes desde diferentes perspectivas:
- Recibir clases de personalidades de reconocido prestigio en el ámbito de la música moderna y la improvisación.
- Poder observar las diferencias de metodología entre el mundo de la música clásica y la música moderna, y si se me apura, entre una aproximación europea de la pedagogía musical y una visión americana de la misma.
- Convivir con personas de diferentes partes del mundo y en diferentes estadios y caminos formativos que encontraban un punto común de aprendizaje con esta metodología. Habíamos profesores de música clásica, amateurs de la música moderna, grandes improvisadores (pero que no sabían leer partituras), profesionales de la música moderna de diferentes rincones del planeta (Finlandia, Brasil, India, …) etc.
- Intercambio de experiencias vitales y profesionales con otros músicos de otros ámbitos (por ejemplo estuve intercambiando usos pedagógicos del iPad con una profesora pianista acompañante de Granada, o bibliografía sobre el aprendizaje de ritmos hindúes con una alumna de la india).
- Conocer mejor el funcionamiento y filosofía de una institución exitosa en el campo de la formación musical de alto nivel como la Berklee.
- …
Y podría seguir con una extensa lista de “experiencias” muy diversas.
Mirando hacia el futuro, espero que este primer acercamiento sea el inicio de una larga y fructífera colaboración entre los Conservatorios y la Berklee; y tanto docentes como gestores de ambas entidades podamos beneficiarnos mutuamente de las experiencias acumuladas en nuestros diferentes ámbitos de actuación.